Gourlay: «En la música somos protectores con nuestro espacio»

Su presentación fue en español y Gourlay sigue aprendiendo cada día. Su método, «el de Michel Thomas, un preso polaco de campos de concentración que lo aplicó a varios idiomas». Andrew Gourlay afronta su primer Homenaje al abonado, esa «forma de conectar con el público, de que sientan que son partícipes activos». Y es que el programa lo han elegido por votación. «Las más votadas son algunas de mis favoritas. Se suele elegir entre lo que se conoce. Hacer solo obras que les son familiares o hacer solo obras nuevas sería una locura, lo ideal es mezclar. Tanhäuser es una obra que nunca ha hecho la orquesta y que el público demanda. En el caso de Stravinksy y El pájaro de fuego, es una obra que destaca por los colores de la orquestación», afirma el director titular de la Sinfónica de Castilla y León para las próximas tres temporadas.

La siguiente cita del británico con la OSCyL será en febrero en el Auditorio Nacional. «Debutaré en esa sala, pero no así en Madrid donde hice un programa con la orquesta de RTVE. Es una oportunidad de mostrar orgulloso a la OSCyLfuera».

Ya está dibujando la temporada 2016/2017. «Estamos en plenas conversaciones. Es complicado porque aunque un año parece mucho tiempo, no lo es en la música donde se programa con agendas de dos y tres años». Si se le pregunta por los objetivos que se ha marcado, da prioridad a «planear bien la programación de abono para que el público vea claramente la música que quiero para mi orquesta. Habrá conciertos de obras más familiares, que siempre gusta oír, y por otro lado, programas que busquen explorar nuevos territorios con la misma intensidad y alto nivel. Se trata de obras que quizá con el tiempo pasen a ser sus favoritas, pero, de momento, son poco conocidas».

Esa novedad que apunta no se refiere tanto a música contemporánea «he hecho mucha música contemporánea como trombonista» porque «no pienso en mí como director de música contemporánea. No me gusta la música de vanguardia porque sea vanguardista sino la que es relevante y fresca, ya fuera escrita en la antigüedad o ayer mismo». Gourlay se refiere a la música que le dice algo, a la que «nos hace pensar al oírla, de la misma manera que hicieron los coetáneos de Beethoven con su Quinta sinfonía, que en su momento también fue música contemporánea».

Más allá del podio

Se pone al frente de una sinfónica con una destacable actividad en ciclos de cámara y en el área socioeducativa. Gourlay quiere mantener contacto con todas. «No solo estaré aquí cuando suba al podio en el programa de abono, habrá también conciertos extraordinarios. Habrá giras, es importante para una orquesta porque es una manera de crear lazos entre nosotros. Espero que se llegue a percibir que aunque no esté físicamente en el podio, estaré pensando en proyectos que beneficien a la orquesta».

En cuanto a los tours, considera tanto los nacionales como los internacionales «porque en el mundo de la música somos protectores de nuestro espacio. Es bueno abrirse tanto para el público como para la orquesta ver lo que hacen otras. En ese sentido los BBC Proms son una ocasión estupenda para ver cada noche, durante meses, sinfónicas distintas en Londres». ¿Se imagina a la OSCyL en los Proms? «Ojalá, pero las giras hay que planificarlas bien para que sean una experiencia positiva».

Será la primera orquesta como titular para este director formado predominantemente en sinfónicas británicas. «No quiero traer la velocidad de los ensayos de mi país. Los músicos de las orquestas británicas son temerosamente rápidos a la hora de aprender nueva música. Para hacer algo a nivel estilístico es necesario tiempo para crear».

Reconoce que el mundo ha empequeñecido, que cuando una idea funciona en una orquesta al año siguiente está en todas y que el sonido característico de las filarmónicas centenarias es ya imposible en un mercado global tan interrelacionado. Así que de momento aspira a hacerse con las riendas de su joven orquesta desde el centro de Valladolid, donde espera establecerse.