Un viaje al Renacimiento a través de la danza
Un taller para niños y jóvenes muestra en el Festival Abvlensis bailes que hace 500 años se celebraban en la Corte
PABLO GARCINUÑO
Martes, 1 de septiembre 2015, 10:01
Entraron como niños y jóvenes del siglo XXI pero, después de dos horas de clases de danza, salieron como príncipes y princesas del Renacimiento. Los 12 participantes del taller El rey de la pista Renacentista, impartido ayer por Il Gentil Lauro en el marco del Festival Internacional de Música Abvulensis, recrearon en el auditorio municipal de San Francisco (Ávila) los bailes que se hacían en la Corte hace 500 años.
Moviéndose acompasadamente en círculos dejando el suficiente espacio entre unos y otros para mover imaginarios trajes de la época, los chicos aprendieron los movimientos más sencillos de la pavana, una de las danzas más conocidas y populares de este periodo. Y lo hicieron con música en directo, gracias al conjunto de flautas de pico renacentistas del grupo organizador, compañía residente de la Universidad de Valladolid.
«La danza no forma parte de la educación básica de los niños y niñas de hoy en día; en cambio, en el siglo XVI era algo obligado», afirma la directora coreica de Il Gentil Lauro, Cecilia Nocilli. En su opinión, «ningún mecenas, rey o príncipe» de la época «hubiera recortado tanto en educación y cultura» como ocurre actualmente, porque conocer las distintas artes «era visto como un signo de estatus social».
Nocilli invitó a los alumnos a sentirse como «príncipes y princesas» mientras les enseñaba cómo tenían que mover sus pies al ritmo de «uno, due, tre e quattro». También les explicó que todos los pasos empiezan con el pie izquierdo porque es el lado del corazón y de ahí nace el arte. Y que, en el Renacimiento, «los dibujos coreográficos tenían que recordar el movimiento de los planetas en el cosmos».
La pavana es una buena forma de iniciarse en este tipo de bailes porque, según señala Rinaldo Valldeperas, director musical de Il Gentil Lauro, es una «danza pausada, solemne y sin mucho virtuosismo». Sin embargo, en ocasiones «va acompañada de la gallarda, en la que se espera un poco más de improvisación de los bailarines, sobre todo del caballero, que tiene que dar más piruetas», añadió este flautista.
Investigación desde la UVA
Aunque nació hace más de dos décadas en Italia, Il Gentil Lauro es en la actualidad un grupo de investigación, formado por estudiantes y profesores de la Universidad de Valladolid, que se centra en llevar a la práctica la teoría que se estudia en clase. «El hecho de que te ampare una universidad da muchísimo margen para la experimentación y la investigación señala Valldeperas-. Tratamos de ver el Renacimiento no ya desde la recreación, sino que los montajes respondan a una visión posmoderna».
Este grupo residente de la UVA, junto con la compañía Teatro DRAN, fueron los encargados de clausurar el Festival Internacional de Música Abvulensis. Su actuación, celebrada también en el auditorio de San Francisco bajo el título Epílogo: danza y (n)moral, gira en torno al tratado Il Dialogo del ballo (1555), publicado por el humanista Rinaldo Corso en Venecia. Se trata de un breve texto moralizador que defiende la práctica del arte de la danza.
«No podemos estar más satisfechos, porque si ya el año pasado Abvlensis se empezaba a hacer un hueco en el panorama de festivales, en esta edición estamos en condiciones de mirarle a la cara a los grandes eventos europeos», señaló ayer a modo de balance, Óscar Arroyo, director de una cita cultural que se centra en la figura Tomás Luis de Victoria. «La respuesta del público ha sido más generosa que nunca, ya que prácticamente se han llenado todos los eventos planificados, y el resultado de las actividades ha sido artísticamente impecable», añadió.