Seducidos por el sonido del órgano
La Asociación Manuel Marín mantiene viva desde hace 35 años la pasión por dar a conocer el instrumento con conciertos, cursos de formación y restauraciones
cristina martín
Domingo, 30 de agosto 2015, 17:57
La iglesia de Santa María de Olmedo se ha convertido esta semana en el aula perfecta para un grupo de alumnos que han acudido a la villa para descubrir el encanto y el funcionamiento de uno de los instrumentos de viento que más atracción despiertan, el órgano barroco español, que adquirió su máximo apogeo durante el siglo XVIII. Hoy en día se mantiene vivo gracias al esfuerzo y a la dedicación de muchas personas y agrupaciones que ponen en valor su riqueza cultural y musical, al tiempo que apuestan por que su sonido no se apague nunca.
La Asociación Manuel Marín de Amigos del Órgano de Valladolid es una de las agrupaciones encargadas de mantener esa mecha encendida desde hace ya 35 años, dando a conocer el órgano barroco español por toda la provincia e impulsando la restauración y el uso de este instrumento en actos litúrgicos y conciertos. «Para ello formamos a gente interesada en el órgano y les animamos a que cuiden adecuadamente de él», explica Lucía Riaño, una de las profesoras del curso que estos días se ha celebrado en Olmedo con la participación de casi una veintena de estudiantes de diferentes edades entusiasmados con cada clase y concierto.
«Les encanta, siempre están muy atentos en las clases y muchos de ellos incluso suelen repetir, por lo que estamos muy orgullosos de una iniciativa como esta», comenta esta profesora, Premio Nacional de Música en 1996, entre otros galardones. Se siente muy contenta por el interés que muestran sus alumnos en estas clases, que comparte junto a todo un experto, Jesús Ángel de la Lama, autor de un gran número de libros que acercan este instrumento a los apasionados y también a quienes comienzan a interesarse por el órgano barroco español.
«Sus clases son magistrales», coinciden en señalar algunos de los alumnos de este curso, que este año además han contado en el aula con el organista David Largo, encargado de ofrecer el concierto inaugural de este curso, que se puso en marcha hace más de tres décadas a raíz de la restauración de órganos en pueblos de la provincia, buena parte de ellos con muy pocos habitantes.
Para evitar su deterioro y que su restauración no sea inútil, la Asociación Manuel Marín decidió ofrecer formación con el fin de dar sentido a la recuperación de estos instrumentos y que todos los vecinos puedan disfrutar «de un auténtico tesoro cultural».
Ha sido una semana intensa que ha dado para mucho después de estudiar mañana y tarde, realizar una visita turística a Olmedo que ha acogido la estancia formativa por cuarto año consecutivo, y también disfrutar de los diferentes conciertos en localidades cercanas como Bocigas.
Pero una de las mejores jornadas fue la del jueves, con una clase itinerante para conocer los órganos barrocos de Tordesillas, Nava del Rey y Rueda, sin olvidar la visita al taller de organería de Joaquín Lois en Tordesillas y el descubrimiento, en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Medina del Campo, de un órgano romántico, cuyas características difieren mucho de los órganos barrocos y por ello resultó una de las actividades más interesantes.
Piezas históricas
Las obras de destacados organistas como Francisco Correa de Arauxo, Juan Cabanilles o Antonio de Cabezón han protagonizado las clases en la iglesia de Santa María de Olmedo, en el coro alto del templo, bajo la atenta mirada de unos estudiantes que durante estos días han analizado piezas musicales de entre los siglos XVI y XVIII, también han descubierto la evolución histórica de este instrumento y, por supuesto, su construcción y funcionamiento.
A los alumnos del nivel de iniciación los temas les resultaban casi desconocidos, pero no a los del grupo del segundo nivel, que agrupa a los que van más avanzados, como Ramón Díaz Orejas, que este año ha completado su curso número quince junto a la asociación vallisoletana, todo un veterano. Díaz Orejas tiene 70 años, trabaja como investigador en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y en dos meses se jubilará, pero el deseo de seguir conociendo este instrumento al completo le anima a asistir cada año al curso. «Es un lujo para mí poder venir a estas clases y seguir disfrutando de su música, escuchando sus singularidades», cuenta este apasionado de la sonoridad del órgano, que reside en Madrid y cada verano guarda unos días de sus vacaciones para venir a tierras vallisoletanas.
«Es fascinante conocer la acústica, la ingeniería y la estructura de cada pieza y descubrir que no hay dos instrumentos iguales», apunta destacando que «el juego de registros es diferente y ese es uno de sus atractivos». Asegura estar «totalmente enganchado» a su música desde que escuchó una obra del compositor y organista alemán Johann Sebastian Bach, e incluso fue organista durante varios años en un pequeño pueblo de Segovia, hasta donde se acercaba cada domingo para acompañar musicalmente en los actos litúrgicos.
Ramón es uno de los más de mil organistas que han pasado por el curso a lo largo de estos 35 años de andadura de la asociación. De estas clases formativas han salido musicólogos, organistas y expertos en este instrumento, que con su dedicación ayudan a dar a conocer la importancia del órgano barroco español, sus particularidades y el gran tesoro musical que esconden pequeños templos de toda la geografía española.