Díaz-Jerez se atreve con la ‘Iberia’ completa en el Calderón

No suele interpretarse al completo. La suite Iberia de Albéniz, una de las obras que identifica el pianismo español, consta de cuatro cuadernos de tres piezas cada uno, así que la mayor parte de los intérpretes combina alguno de ellos con otras partituras en sus recitales. Gustavo Díaz-Jerez (Santa Cruz de Tenerife, 1970) la ha tocado mucho y vuelve a ella ahora porque va a grabar un vídeo. Este sábado la expondrá completa en la sala Miguel Delibes del Teatro Calderón, dentro del ciclo de Juventudes Musicales.

«Es poco usual programarla entera. Los dos primeros cuadernos de Iberia los han interpretado muchos pianistas alejados de este repertorio, hasta Lang Lang. Pero los dos segundos son el problema. Es una música muy bella y muy difícil. Exige un gran esfuerzo del intérprete. Lleva al límite las posibilidades del instrumento, siempre hay una melodía que parece sencilla de seguir pero lleva un acompañamiento, una ornamentación compleja. Hay que tener mucho control para que las líneas melódicas fluyan a la vez que ese adorno», afirma Gustavo. El también compositor recuerda que varios han sido los que se han interesado por orquestar Iberia. «Debussy, Ravel, Messiaen. A Ravel le quitaron las ganas (ya habían sido adquiridos los derechos). El primer cuaderno lo hizo Arbós, ha habido otros intentos. Para mí la mejor es la orquestación de Francisco Guerrero, extrae el virtuosismo de la orquesta aunque es una obra fundamentalmente pianística y considero que, por ejemplo, Lavapiés está escrita en ese idioma».

Desde casi antes de comenzar a estudiar con el instrumento, Díaz-Jerez sentía la necesidad de componer. «Así que busco mi tiempo para ello, en la mayoría de los casos a costa de hacer menos conciertos. Si diera entre 50 y 100 al año sería imposible hacer otra cosa. Por eso elijo bien los compromisos que adquiero. Tengo algunos encargos de obras y quiero componer. Cuando escribo para piano, lo hago desde el teclado, pero si es para orquesta, esto es una cuestión de colores y sus combinaciones, así que uno debe tener el timbre y textura de cada instrumento en la cabeza». El también profesor del Musikene desde hace 12 años, celebra el salto que se ha dado en la música española, en las infraestructuras «quizá demasiadas, pero ahí están y debemos aprovecharlas», aunque le gustaría una mayor convicción de las ventajas pedagógicas de la música en la educación primaria. «Está demostrado que tocar instrumento, que tocar música, mejora la capacidad cognitiva de cualquier estudiante, alguien debiera decírselo a este ministro». En cuanto a política cultural, echa de menos las posibilidades de mecenazgo existentes en el mundo anglosajón «lo que ha devenido en un parón en la composición contemporánea. Casi nadie vive de la música como arte, no hablo de la música popular, ni la comercial o cinematográfica. Hay muchos compositores de obra sinfónica que solo con que se la estrenan se dan por pagados. Y el IVA cultural ha sido una puñalada contraproducente». Gustavo Díaz-Jerez volverá a Valladolid, al auditorio Miguel Delibes, con el ciclo Beethoven con acento español el próximo 22 de febrero.