Valladolid, ciudad goyesca

Los grabados de Goya vuelven a Valladolid, en esta ocasión la familia al completo, las 218 estampas de las cuatro series que el pintor aragonés realizó sobre todo en los últimos lustros de su vida. Los caprichos, Los desastres de la guerra, La tauromaquia y Los disparates pueden verse en la sala municipal de La Pasión hasta el 2 de noviembre.

El alcalde Javier León de la Riva la presentó como la exposición y «chupinazo de la programación de ferias». Del pintor de Fuendetodos destacó su exploración en las posibilidades expresivas del grabado, la unión en su obra «del trasmundo interior y la realidad objetiva» y el interés por el rostro humano.

Wifredo Rincón García, comisario de la muestra, pasó por el Museo de San Joaquín y Santa Ana antes de llegar a Pasión. «Con los tres goya que cuelgan allí y la colección de grabados puede decirse que Valladolid es una ciudad goyesca». El experto de CSIC celebró la luz de los tres cuadros que duermen en el convento vallisoletano aunque recomendó su limpieza. «Seguro que cuando se limpie, veremos unos blancos y una luz que sorprenderán».

Rincón García esbozó la trayectoria de Francisco de Goya quien fue pintor de Carlos IV pero no de su sucesor, Fernando VII, quien prefirió a Vicente López, «porque les retrataba más guapos». Goya se ganó en favor real haciendo los cartones para la Real Fábrica de Tapices y recibió encargos también del clero y la nobleza. Tras la guerra contra los franceses pierde su clientela, deja de ser el pintor de moda y se concentra en su obra más personal, ahí es donde se enmarcan las tres series de grabados que siguieron a Los caprichos.

«La primera serie censura los vicios humanos que percibe en la sociedad y así los publicita en un anuncio en el periódico. Vendió unas pocas series y el resto se las regaló a Carlos IV a cambio de una pensión para su hijo. Los desastres de la guerra son un testimonio de lo ve, como el que puede hacer un reportero gráfico hoy. La tauromaquia nace como ilustración quizá al libro de Moratín y se centra en las suertes taurinas y los espectadores. Finalmente los Disparates, quizá la serie más estrambótica», explicó Rincón García.

Goya no conoció el éxito ni la trascendecnia de estos grabados que fueron publicados posteriormente a su muerte.