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Representación del encuentro entre Tomás Luis de Victoria y Santa Teresa, ayer en Ávila.
De paseo por Ávila con Tomás Luis de Victoria

De paseo por Ávila con Tomás Luis de Victoria

Una actividad teatral descubre cómo era la ciudad en la que vivió durante su niñez el compositor abulense

pablo garcinuño

Jueves, 28 de agosto 2014, 21:39

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¿Se imaginan a la emperatriz María de Austria enviando un whatsapp a Tomás Luis de Victoria para comer revolconas en Ávila? ¿O a estos dos personajes haciéndose un selfie con Santa Teresa de Jesús y el maestro italiano Palestrina? Situaciones así de hilarantes tuvieron lugar ayer durante el teatro de calle que, como principal novedad de este año, se ha incluido en el programa del III Festival Internacional de Música Abulensis.

El recorrido empezó en la casa natal del compositor abulense, en la calle Caballeros, actualmente convertido en bar. Allí recibió al público Juan Luis, el tío de Tomé como le llamaban al músico en su propia familia, quien explicó cómo era una vivienda en el siglo XVI. En este caso, una «casa de cierta importancia, a un paso del centro neurálgico del Mercado Chico». No hay que olvidar que el padre de Tomás Luis de Victoria era escribano del Ayuntamiento, aunque demasiado aficionado al juego y las apuestas. Su hijo, sin embargo, andaba «siempre con el contrapunto y la sinfonía».

Precisamente el Mercado Chico fue la siguiente parada y allí, el grupo de teatro Indocentes, formado por profesores abulenses, recreó un supuesto encuentro entre Santa Teresa de Jesús y el compositor. Este último incluso se atrevió a reprochar a la mística su repercusión y relevancia posterior. «Usted se lo ha llevado todo y a mí no me ha quedado ni una placa en mi casa», se quejó.

La santa salió pronto de Ávila a fundar conventos y no conocía a Tomás Luis de Victoria, quien tuvo que escuchar todo lo que se decía de Teresa de Ahumada en esos años y sobre esos asuntos por ejemplo, el revuelo que se creó tras su primera fundación hablaron ambos.

El público, unas doscientas personas sumando los dos pases (11:00 y 13:00 horas), tuvieron que conformarse con ver la Catedral por fuera. Sin embargo, se recreó su interior en El Episcopio a través de la proyección de distintas imágenes, sobre todo del coro. Aquí pasó «horas y horas» el joven Tomás Luis de Victoria desde los nueve años, aprendiendo música a través de las enseñanzas de los distintos maestros de capilla.

El humor corrió a cargo de una joven turista extranjera aficionada a los selfies y a confundir la traducción de ciertas palabras para despertar la risas del público. Incluso el propio Victoria se reconoció un aficionado de la tecnología: «¡Cómo me hubiera gustado a mí tener Internet y un smartphone de última generación!». La ruta también sirvió para que el compositor abulense se encontrara con el maestro Giovanni Pierluigi da Palestrina. Tras recordar la época de Tomasito en Roma ciudad a la que llegó con 17 años, ambos se fueron a buscar una taberna en la que degustar un buen chuletón. El cierre, en la calle de la Vida y la Muerte, lo puso una animada emperatriz María de Austria, mecenas y protectora del músico abulense.

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