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«El mundo de la cultura está muy desasistido»

Águeda de la Pisa, premio de las Artes

Carmen Ansotegui

Viernes, 22 de abril 2016, 12:02

Por ser una de «las figuras más importantes del informalismo español», por su carácter «innovador y rupturista» plasmado en una obra abstracta inspirada en el campo castellano y por los «potentes valores cromáticos de los cuadros y el dominio de las construcciones formales que a veces alcanzan valores metafísicos», el jurado del Premio Castilla y León de las Artes 2015 decidió por unanimidad conceder el galardón a la pintora palentina Águeda de la Pisa, única integrante femenina del grupo Ruedo Ibérico de la generación de la vanguardia de los años 50.

¿Qué supone para usted el premio?

Es importante y estimulante aunque ahora tengo que tener otro nivel de exigencia para que mi trabajo sea mejor. Ha sido muy inesperado porque vivo ajena a los premios, pero que se acuerden de ti en tu tierra hace ilusión. En realidad lo único que pido para mí es seguir pintando y espero tener salud para poder hacerlo.

¿Cómo se lo comunicaron?

Había salido a la calle a pasear a mi perrita y cuando volví, vi varias llamadas de un teléfono de Valladolid. Lo último que pensaba era que me iban a dar este premio. Devolví la llamada y me contó que era la secretaria de la consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León y me dijo que quería hablar conmigo. Yo seguía en Babia y pensé que tal vez me iban a ofrecer una exposición pero nunca esto. Cuando me comentó que me iban a dar el premio le dije que si estaba segura de que me lo mereciese. Entonces me explicó que la decisión del jurado fue unánime.

Si estuviese en su mano en futuras ediciones, ¿a qué pintor le daría el premio?

Ahora se me ocurre algún nombre, pero seguro que hay más que no tengo tan vigilados. No quiero dar nombres, pero sí decir que hay artistas con mayúsculas en Castilla y León que admiro y respeto. España entera es un país con un nivel de artistas plásticos importantísimo.

Este premio es un reconocimiento y un apoyo pero ¿considera que se respalda lo suficiente a los artistas en la comunidad?

No hay suficientes apoyos. En estos momentos la verdad que todo el mundo de la cultura está muy desasistido. No digo que tengamos que tener una ayuda constante, pero sí una estructura cultural que pueda apoyar al sector. Es todo una lucha, hay proyectos que no salen adelante porque son costosos. Es cierto que participé con la Junta de Castilla y León en una exposición itinerante en 1995 y fue muy gratificante porque me sentí arropada por mi comunidad. Además nos hicieron a todos los participantes un gran catálogo. Hacen falta más iniciativas de este tipo. En el ámbito privado, también hay pocas galerías de arte. Estamos muy necesitados. Por otra parte creo que se está dando mayor visibilidad a artistas extranjeros y con recorrido. Está bien, pero no hay que olvidarse de las propuestas de artistas actuales.

¿Está en líneas generales la sociedad menos interesada por el arte?

El interés por la pintura, el cine o la música es una cuestión de inquietud personal. Veo que antes había mayor interés por el arte, las exposiciones tenían muchos más visitantes. Y no lo entiendo porque la mayoría de las muestras, si no todas, son gratis. Además, en estos momentos de crisis económica y del horror que se vive a nivel mundial, el arte es más necesario que nunca en cualquiera de sus manifestaciones.

En su caso la afición por la pintura apareció siendo tan sólo una niña...

Sí, ya desde niña estaba siempre con un lápiz. Aún me lo recuerdan mis compañeras. Tenía todos los margenes de los libros dibujados. A los 13 años le dije a mi madre que quería pintar. Me puse tan pesada que mi madre contactó con el profesor Eugenio Ramos Sanz para que me diera clase en el estudio que tenía junto a la Iglesia de San Pablo. Cuando llegué allí me pareció que entraba en el paraíso.

Poco después se trasladó a Madrid, ¿dónde continuó su formación?

En Madrid estuve interna y gracias a que seguí insistiendo en pintar conseguí que me habilitaran un cuarto para hacerlo. Pero mi ilusión era formarme en la academia de Don Eduardo Peña, que era y sigue siendo la mejor. Con quince años aprovechaba los domingos para ir al Museo del Prado y cuando iba a Valladolid me encerraba en mi cuarto a pintar. Al final convencí a mi madre para estudiar en esa academia a cambio de no participar en una exposición que me había salido. Después hice modelado en la Escuela de Bellas Artes, luego dibujos al natural en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, me formé en grabado... he completado mis estudios aquí y allá.

¿Fue difícil formar parte del mundo del arte siendo mujer?

Era parte externa de mi vida. Yo siempre he estado dedicada a la pintura, algo menos cuando fui madre porque tenía menos tiempo y la maternidad también hay que vivirla. Pero el resto del tiempo siempre he estado en la pintura. Ha conformado mi forma de vivir y de viajar. Sí es cierto que ser mujer lo hizo más difícil. Yo era consciente y lo he aceptado siempre con cierta rebeldía interna. Mi forma de reivindicarme es trabajar.

Comenzó pintando figurativo y poco a poco se introdujo en el arte abstracto. ¿En qué punto se encuentra ahora?

Pinté figurativo hasta que empezó a no satisfacerme. Coincidió con mi primera maternidad. Estuve uno o dos años deshaciendo todo hasta que encontré el camino que era ya abstracto y seguí investigando para tener un lenguaje propio. Ahora puede que me esté adentrando en el mundo geométrico casi de una manera inconsciente. Utilizo tiras para construir los cuadros y ahora las hago muy cortas, con lo cual hay un rectángulo presente y es ya una geometría.

¿De qué manera está vinculada su obra a Castilla y León?

Soy abstracta pero también soy paisajista. He dicho muchas veces que la tierra de Castilla me parece cubista y abstracta, y así la reflejo en mis cuadros. En mi trabajo hay una síntesis de cómo miro el paisaje, lo que capto, lo que recuerdo y sale hace fuera. El paisaje en mí es básico.

¿Qué le recomendaría a un joven que quiera dedicarse a la pintura?

Lo primero, que se vaya de Palencia. Ya lo dijo Juan Manuel Díaz Caneja, que fue el primero en recibir este premio. Tuvimos una relación intensísima y al igual que él pienso que hay que estar en contacto con todo lo que pasa fuera también. Hay que conectar tu espíritu con otras cosas que se están haciendo porque cuando viajas te enriqueces muchísimo con lo que ves, vives, la música que escuchas... Yo he aprendido mucho de mis experiencias en el extranjero. Aparte, que ame lo que hace, y que tenga mucha fortaleza anímica y psíquica porque hay momentos de decaimiento y tenacidad.

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