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Una mujer trabaja en la extracción de resina en los pinos de Coca, Segovia.

Solo un varón por cada ocho mujeres se queda en casa para cuidar del hogar

La titulación universitaria es cada vez más femenina; pero ellas suman más población inactiva y peores salarios

Ana Santiago

Lunes, 7 de marzo 2016, 22:25

Ellos siguen yendo más al volante aunque el coche sea de ambos y los dos tengan carné de conducir. Ellas continúan ocupándose más de los hijos y el hogar; aunque ya no sea para nada extraño que un hombre compre pescado o lleve el niño al parque. Son ellas las que cocinan a diario;pero ellos lo hacen en ocasiones especiales y fines de semana, aun cuando ambos trabajen. Ellas compran la ropa de los peques y ellos pasan la ITV al automóvil. Ellas trabajan;pero todavía hay salarios inferiores y menos directivas. Ellas sufren más violencia doméstica, o al menos la más visible.

Y también son cada vez más ellas las que tienen títulos universitarios, completan formación, aprenden idiomas o viajan al extranjero. Los avances son importantes pero faltan generaciones, nuevas culturas para una equiparación natural, social, no forzada por paridades ni políticas de discriminación positiva. Todavía hay una Dirección de la Mujer, un Instituto dedicado a ella o una fundación y hasta un día, este 8 de marzo.

Las cifras de diversos estudios avalan las citadas realidades. Un repaso a la recopilación estadística de la Junta de Castilla y León, a los datos del Instituto Nacional de Estadística o a los informes sindicales permite acercarse de forma objetiva a las mismas. Uno de los más completos es el de CC OO sobre Las mujeres en Castilla y León. Acercamiento a su situación social y laboral. En el mismo se recoge cómo «el avance hacia la consecución de la igualdad y la incorporación de las mujeres al mercado laboral ha sido uno de los elementos fundamentales en el desarrollo de las sociedades democráticas, sobre todo desde el último cuarto del siglo XX». Sin embargo, puntualiza que, en paralelo, las mujeres se han incorporado al trabajo productivo «sin que haya existido una modificación o adaptación de las estructuras de un mercado laboral, concebido, organizado y gestionado en su mayor parte por criterios masculinos, lo que dificulta enormemente su inclusión de forma plena y en condiciones de igualdad». Y, junto a ello, no se ha dado, o al menos no del todo, la equiparación de ellos con ellas en el entorno doméstico.

Los datos de la Encuesta de Población Activa recogen que, de la población femenina de Castilla y León mayor de 16 años, el 49% está trabajando o en búsqueda de empleo, es decir, es población activa, mientras en el 51% restante se engloban a quienes están estudiando, son jubiladas o dedican su tiempo al hogar. El desempleo femenino se fija en el 11%. La mayor proporción en la comunidad de personas mayores de 65 años en las que además son predominantes las mujeres supone que el volumen femenino de inactivas es mayor que el de hombres. El 57,7% de las personas inactivas en Castilla y León son, por lo tanto, mujeres y «la principal causa de inactividad es la dedicación a las tareas del hogar y a la familia, hijos o personas discapacitadas el 40,7% frente al 5% en el caso de los hombres», recoge el informe de Comisiones Obreras. La principal causa de inactividad de los hombres, añade, es la jubilación, en un 68,4% esto supone un 21,3% en el caso de las mujeres y aunque esta situación va cambiando lentamente al incorporarse las jóvenes al mundo laboral, aún hay estas grandes distancias, de ocho mujeres en casa para cuidarla por cada varón que se encarga de la familia y el hogar. Y el abandono femenino del hogar ha venido más marcado por necesidades económicas ahora se necesitan dos sueldos para sumar lo que antes aportaba el padre de familia ante la caída del empleo y de los salarios. Y como se incorporan más bien tarde y sin experiencia y, a veces, con bajos niveles de cualificación profesional, se convierten «en diana para absorber el empleo más precario».

Tiempo parcial

A todo ello hay que añadir que la jornada reducida, a tiempo parcial y los contratos temporales son más bien femeninos. También las excedencias y los tiempos por maternidad. Todo ello suma en la misma dirección. Y la diferencia salarial, por todo ello y más, no solo se mantiene, sino que la crisis la ha agravado y la brecha es del 25% en la región, más de un punto por encima de la diferencia nacional. Además, en cuanto a la salud laboral, son más veces víctimas de acoso sexual, riesgos químicos y toxicológicos, de trastornos posturales... Sin embargo, tienen una menor accidentabilidad. El tipo de trabajo explica estas diferencias.

El informe de CC OO también analiza la baja presencia en convenios colectivos y en la escasa participación en el ámbito público, pese a las normativas que protegen la paridad.

Pero no todo es negativo. En cuestiones de formación, la tendencia se está claramente invirtiendo y la palabra estudiante se escribe cada vez más en femenino. Los datos cuantifican esta realidad. El 1% de las mujeres de Castilla y León de más de 15 años son analfabetas, el 6% no ha superado los estudios primarios, el 21% completó como máximo la educación primaria, el 26% finalizó la ESO, el 11% de tituló en bachillerato, el 7% finalizó estudios de formación profesional de grado medio o superior y, finalmente, un 28% de las mujeres de Castilla y León son universitarias. Una situación similar a la del conjunto de España.

En cuanto a las personas actualmente escolarizadas en las enseñanzas regladas no universitarias, son más también ellas que ellos en la educación de adultos, las enseñanzas artísticas, la formación profesional a distancia y el bachillerato, siendo menor la proporción femenina en educación especial, formación profesional presencial, incluidos programas de cualificación profesional inicial, destinados al alumnado que no supera la educación secundaria obligatoria y las enseñanzas técnico deportivas.

La población de Castilla y León apenas representa el 5% de toda España y de sus más de 2,4 millones de habitantes, el 50,60% son mujeres, según datos de diciembre de 2015, y de las 65.000 personas que desde 2010 a 2014 se fueron de la comunidad, seis de cada diez fueron varones porque la emigración es fundamentalmente masculina, y ello a pesar de que nacen más niños que chicas. Las mujeres son más longevas y tienden más a vivir en localidades grandes que en las zonas rurales en comparación con los varones. El primer hijo llega a los 31,2 años de media, ha subido en seis años en los últimos 35 por la prolongación de los estudios y las dificultades de acceso al mundo laboral.

Otro dato significativo del perfil femenino es que son más que los hombres que viven solos hay más viudas y es más frecuente que no convivan en pareja, pero sí con hijos, cinco veces más. El riesgo de pobreza es mayor cuando se vive solo pero, entre otros factores, la crisis, que ha afectado más a los hombres porque son ellos los que se han quedado más en paro, ha equilibrado algo esta balanza.

Permiso de maternidad

Sin cambios. Los derechos de conciliación siguen siendo utilizados casi exclusivamente por las mujeres y así desde hace más de una década. Y no solo el de maternidad, que dado que el bebé es un recién nacido puede estar más relacionado con el hecho biológico, sino que el de excedencia para su cuidado en los años siguientes.

Los datos ya cerrados del pasado ejercicio revelan que de las 12.234 prestaciones por tener un hijo, 11.966 fueron de maternidad y solo 268 de paternidad; aunque los de ellas habían descendido y los de ellos, aumentado en una comparativa con 2014. Pero las cifras son similares cada año, en cantidad y en proporción, y lo son si se compara también con los años 2004 y 2005. En torno al 98% de estas ayudas las piden y disfrutan las madres y solo el 2% las demandan los hombres. Y así desde hace años, sin cambios.

La excedencia es un poco más ompensada pero absolutamente desequilibrada. Entre enero y diciembre de 2014, último dato estadístico de la Junta, en Castilla y León el número de excedencias por cuidado de hijos u otros familiares, en general personas dependientes o mayores, fue de 2.281 excedencias, que se repartieron entre 2.141 mujeres y 140 hombres. Es decir, el 93,5% para las primeras.

Según la encuesta de tiempos de vida del Instituto Nacional de Estadística en el periodo 2009 a 2010, las mujeres en España dedicaron casi cuatro horas y media diarias a las tareas domésticas y el uso de tiempo de vida y del cuidado de los menores y mayores mientras que los hombres dedicaron dos y media. «Si se tiene en cuenta la variable de la situación laboral, comprobamos que las trabajadoras dedicaron a esas tareas tres horas y 46 minutos, y los trabajadores, dos horas y 21 minutos», destaca el sindicato CC OO en su informe.

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