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Lunes, 31 de marzo 2014, 17:05
Consumo continuo. Sin posibles paradas. Sin poder escamotear ni frío ni calor ni agua para atender a las 106.786 personas que acuden a urgencias al año, las nueve mil cirugías con hospitalización, 409.097 consultas y 600 personas ingresadas al día. Un gran complejo hospitalario como el Río Hortega suma energía y, para complicar más el suministro y el mantenimiento, tiene importantes diferencias de necesidades energéticas o de temperatura ambiental según sea una UCI, la Unidad de Quemados, el enorme vestíbulo, la cafetería o un despacho. Y, todo ello, con garantías de control higiénico del aire o la calefacción, con seguridad frente al gran enemigo: las bacterias hospitalarias y, en particular, la legionella.
Desde 2009, el Río Hortega es tres veces y medio más grande tras abandonar la vieja residencia en la Rondilla. Son 33.223 metros cuadrados y un no cuantificable pero evidente aumento del confort. Y, además, ha soportado una subida desde 2010 del 43% en el precio de la luz; del 26,3% en el del gas y del 10%, en el agua con solamente las ventajas de factura que conlleva ser un gran consumidor; pero ninguna por prestar un servicio público y básico. Y pese a todo ello, ha logrado desde 2010 hasta la actualidad datos del recién cerrado ejercicio 2013 como resultado de un plan de ahorro energético y de protección medioambiental ahorrar 594.000 euros, que hubieran sido más si la subida de precios de la energía no se hubiera dispaardo de tal manera. Además, tiene en proyecto no solo varias medidas para fomentar esta cultura, sino que tiene previsto apoyo europeo para adoptar nuevas medidas de contención del gasto y reducción de la contaminación en colaboración con empresas privadas.
En 2010, el Río Hortega gastaba 4,5 millones de euros en luz, agua y gas. En 2013, 3,9 millones. Una reducción provocada por el descenso del 29,7% del consumo en electricidad; 30,4% en gas y un 46,4% en agua; lo que traducido a datos de contaminación supone descender en 16.840 toneladas de CO2. «En agua explica su gerente Alfonso Montero ha supuesto 52 veces la capacidad (de 3.600 metros cuadrados) del lago delCampo Grande».
Todo ha llevado sus pasos, explica el doctor Montero. «Primero fue necesario conocer bien el hospital y cómo se comportaban las instalaciones. Se implicaron varios servicios, de mantenimiento, la sección de ingeniería... para poner en marcha inversiones, unas a corto y otras a mayor plazo que darán sus resultados en el futuro». La sustitución de piezas o la configuración de las instalaciones ya dieron sus ventajas. La Unidad de Quemados o Radiología exigían, por ejemplo, una climatización independiente que diera respuesta a sus necesidades. En zonas muy soleadas, como laboratorios, se pusieron vinilos para evitar que el aire acondicionado saltara enseguida. El pozo del hospital ha dado una gran oportunidad, la de enfriar el aire antes de que entre en los equipos y así se ha reducido el consumo de energía de los seis enfriadores. La gestión de residuos separó de otros restos la grasa de la cafetería y la cocina... la digitalización con la que contaba desde el principio el hospital ahorró papel y elementos contaminantes como la plata y líquidos de las reveladoras...
Ahora, el hospital, explica el director de Gestión, Miguel Sánchez, acometerá un nuevo plan de ahorro energético. Así, entre las medidas previstas además de la concienciación en el uso de luces o ascensor; se harán cambios en el alumbrado en la entrada principal o el aparcamiento con detectores presenciales o se regulará la ventilación de los quirófanos para cuando no estén en uso.... que se traducirán en 300.000 euros de ahorro. Asimismo, el hospital acaba de instalar 160 paneles solares que proporcionarán el 50% del agua caliente con depósitos acumuladores. Un sistema de autofinanciación de la Junta, a través de EREN, permitirá que en seis años la inversión esté amortizada. Todo el control energético está informatizado lo que permite «automatizar funciones, temperaturas, climatización... todo ello dentro de una normativa clara, para todo hay regulación», destaca Jesús Pérez Toribio, ingeniero y subdirector de Gestión.
El Río Hortega participará además en el plan europeo Life Plus con Cartif para desarrollar el proyecto Life Smart. «Se trata de encaminar el hospital hacia la reducción del impacto ambiental y de aminorar su contribución al cambio climático». Se plantea en tres ejes. En primer lugar aborda la energía con la instalación de quemadores y el alumbrado LED; en segundo, medidas para la contaminación del agua residual y, por último, mejoras en la gestión interna de los residuos, introducción de la trazabilidad y concienciación del impacto ambiental. El proyecto, pendiente de aprobación definitiva, tendrá un coste de 991.000 euros a tres años y la subvención europea será de 355.251 euros. También colaborarán en el proyecto la valenciana ITENE y Coinges.
El doctor Alfonso Montero también destaca la colaboración con la Universidad de Valladolid en diversas áreas y, en particular, con los distintos departamentos de Ingeniería y en la Memoria de Responsabilidad Social.
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