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FERNANDO G. MURIEL
Lunes, 6 de agosto 2012, 14:28
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Ayer domingo 5 de agosto, falleció en Ávila Laureano González, quien con 106 años cumplidos el pasado 4 de julio. Estaba considerado como el abuelo de Arévalo, y de la provincia de Ávila. Padre de tres hijos, dos varones y una hija con la que vive en Arévalo, tiene además seis nietos y tres biznietos. Hasta su fallecimiento, dedicó toda su vida a sus dos grandes pasiones, la familia y su trabajo. Con una salud envidiable y una cabeza bien amueblada hasta hace unos días, Laureano González ha sido uno de esas personas centenarias a quien le ha llegado su óbito en plenitud de sus facultades mentales.
Laureano González siempre ha sido un hombre muy activo. Con solo 12 años, una vez finalizada la etapa escolar, ingresó en la empresa de Eduardo Jiménez, un gran almacén dedicado principalmente a la especulación de cereales, venta de productos para los agricultores y que además tenía la concesión de la Compañía Tabacalera, empresa que marcó su vida laboral hasta 1980. En los años 20 del pasado siglo fue uno de los fundadores de la sociedad Círculo Cultural Mercantil, de la que fue su primer secretario siendo el último miembro fundador en fallecer.
En los años treinta se trasladó a la capital abulense, primero solo, y después con su familia para desarrollar su labor administrativa en las oficinas de Tabacalera, donde pasó 10 años. No obstante este trabajo lo compatibilizaba con la empresa familiar, una fábrica de quesos 'La Nata de Ávila', que había creado en Arévalo junto a sus hermanos, lo que le obligaba trasladarse a su ciudad natal al menos una vez al año.
Juez sustituto
Con posterioridad regresó a Arévalo, donde le entregaron la concesión de la Administración de Tabacalera, representación que llevó hasta que se jubiló en 1980 y traspasó esta concesión a uno de sus empleados. Durante este tiempo además se dedicó a la compra de níscalos en temporada para vender a las empresas conserveras, y durante 10 años fue nombrado juez sustituto comarcal.
También le propusieron hacerse cargo de la Alcaldía de Arévalo, cargo que rechazó para dedicarse en exclusiva a sus negocios y a su familia. Viudo desde 1981, dedicó todo su tiempo a su familia y no abandonó el trabajo hasta hace nueve años, cuando su hija Angustias -con la que residía- se jubiló y cerró la Administración de Loterías número 1 de la ciudad en marzo del 2003.
Hasta ese año, con casi 97 de edad, Laureano González se encargaba personalmente de las labores contables del establecimiento de su hija. Ha estado dedicado al trabajo cerca de 85 años, toda una vida.
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