Valladolid
Voces veteranas, nuevos acordes: el resurgir de las bandas pucelanasLa escena vallisoletana revive con grupos que quieren disfrutar de una segunda juventud
Ismael Jiménez empezó a los 23 a tocar el bajo en varios grupos de su Ávila natal. Hoy tiene 51. Después de un parón de ... muchos años viviendo la música a baja intensidad para enfocarse a la atención de su familia, decidió retomar su pasión e iniciar un proyecto en solitario. En la primavera de 2023, dos amigos de toda la vida, Edu Peña y Rodrigo Monsalve, que también estaban en pausa musical, se unieron a su proyecto.Formaron juntos la banda Deseo Blinsen.
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Ellos son la prueba de que nunca es demasiado tarde para perseguir los sueños musicales y que la pasión por tocar no tiene fecha de caducidad. Y como su caso, hay decenas más en Pucela, donde el panorama musical está viviendo un resurgir con la aparición de nuevos grupos formados por músicos que quieren disfrutar de una segunda juventud.
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En la provincia, la música está encontrando su lugar en las manos y voces de artistas emergentes, desde bandas de indie rock hasta solistas de folk. La diversidad musical es evidente. Jóvenes talentos y músicos veteranos que resurgen, se unen para crear nuevas melodías. Otros se inspiran en la tradición musical, pero lo que más abunda son las bandas que rinden tributo a las grandes leyendas reviviendo éxitos atemporales a través de actuaciones llenas de nostalgia.
A sus 52 años, Antolín Olea es un prestigioso batería que ha tenido la suerte de profesionalizar su pasión, la música. Empezó en los años 80 con sus amigos haciendo 'performances', imitando a Iron Maiden y Judas Priest. Simulaba que su sofá de escay era un bombo y unos platillos. Ha pasado por infinidad de grupos. Ahora forma parte de tres bandas de versiones (Wateke, Cover Club y Rock'N'Roll Cirkus), colabora con el coro Gospel Good News y con el solista José Luis Gutiérrez.
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Además, es profesor de batería. «El panorama musical está muy activo y es muy pobre. Valladolid siempre ha tenido muchos grupos, pero hace unos años, cuando se prohibió tocar en directo en bares, muchos se disolvieron. Este es un sector muy pobre. O eres Fito o no llegas a fin de mes. Siempre ha sido así y los que nos dedicamos a ello profesionalmente nos hemos tenido que buscar mucho la vida», afirma este veterano.
Cuenta que, actualmente, «lo más demandado y lo mejor pagado» son los grupos de versiones. «Son las nuevas verbenas, ya que la gente mayor que va de público ya no es de pasodobles, es de Led Zeppelin, Dire Straits o Deep Purple», explica este batería. «Hay mucha actividad, pero el problema es que los grupos están encerrados en sus locales tocando, porque no hay apenas sitios donde esa actividad se pueda plasmar. Haría falta una nueva legislación que nos diera más libertad y a la vez fuera compatible con el descanso de los vecinos. Habría que tener un poquito más de manga ancha con los músicos», opina.
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Ve cómo muchos de su generación, que lo habían dejado, han vuelto. Pone de ejemplo a los integrantes de bandas como Cuidado con el perro. Las 'jam sessions', que son encuentros informales de improvisación musical, que organizan algunos locales, están contribuyendo a ello. «Soy un habitual y allí acuden músicos que son unos máquinas. La mayoría empiezan muy jóvenes. Algunos se mantienen y otros lo dejan pero luego lo retoman. Tocar es lo más sano que hay. Te sirve para desconectar de los problemas».
Él es uno de los administradores del grupo de whatsapp 'Baterías oh yeah', con más de 120 baterías pucelanos. «Lo creó un batería de la nueva hornada que viene tocando muy fuerte, Harold de las Heras, para que estuviéramos en contacto, anunciar nuestros conciertos y compartir inquietudes. Muchos tocan hasta en cuatro bandas. Eso da una idea de la enorme actividad musical que hay», apunta haciendo una demostración de redobles.
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Estudio de grabación
Aquellos músicos y grupos locales menores de 35 años que están empezando cuentan con un servicio que les puede ayudar a dar sus primeros pasos musicales. Se trata de la sala de conciertos y el estudio de grabación del Espacio Joven Sur del Ayuntamiento de Valladolid. David 'Dino' Martín, que hace años tuvo su grupo de rock progresivo Neverness, es el técnico responsable. «Nuestro objetivo es a poyar la promoción de artistas jóvenes. Por cada concierto les pagamos un caché de 150 euros y difundimos la actuación en redes sociales», explica.
«En cuanto al estudio, se trata de que tengan una primera experiencia de grabación, por una cuota de 150 euros. Cuando arrancamos en 2007 hubo mucho tirón. Luego la cosa aflojó y para impulsarlo de nuevo pusimos en marcha el concurso DemoExpress. Los participantes tienen derecho a ocho horas de estudio para grabar dos temas. Desde 2007 la progresión en el número de grupos ha sido siempre hacia arriba. Programamos una media de cincuenta conciertos al año y grabamos entre ocho y diez maquetas anuales a nuevas bandas. En Valladolid hay mucho movimiento, sobre todo, de música reggaetón, hip hop o trap», añade.
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