Vecinos de Pilarica posan juntos en la Plaza Rafael Cano. Aida Barrio
Valladolid

Los vecinos de Pilarica alzan la voz contra las obras de la tercera vía: «En mi casa tiembla hasta la caldera»

Residentes de este barrio de Valladolid protestan porque «nadie» les tiene en cuenta en unas obras que temen que acabarán con desperfectos en sus viviendas: «Tenían que haber hecho un informe previo de cómo estaban nuestras casas»

Lorena Arias Duque

Valladolid

Sábado, 16 de agosto 2025, 08:21

Un barrio partido en dos. Un lecho ferroviario que se extiende a sus anchas entre las casas y la naturaleza. Una vecindad indignada que, sin ... embargo, se niega a desistir ante el silencio institucional de quienes financian y dirigen las obras de la tercera vía sobre el río Esgueva. No es el escenario de una novela, sino la realidad que cerca el vallisoletano barrio de Pilarica, sometido a la ampliación de las vías del tren sobre su ya deteriorado paisaje urbano y en contra de la voluntad de los vecinos. «Llevamos meses reclamando explicaciones a Adif por estas obras, pero es que desde hace años estamos sufriendo las consecuencias de que quienes toman las decisiones sobre el barrio no consulten nunca a quienes viven en él», protesta Rubén García, vocal de la junta directiva de la Asociación de Vecinos Pilarica.

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Carteles, notas de prensa, comunicaciones oficiales con el Ayuntamiento y con la empresa de Alta Velocidad, incluso manifestaciones y reuniones con políticos no han bastado para que se decida poner solución al conjunto de molestias que enumeran los propios vecinos. «No es un solo problema, son varios. En primer lugar, la valla que nos pusieron hace tiempo junto a las vías y que ha dividido la calle. La gente que pasa por el otro lado se siente desprotegida porque no se ve para allá. Además, ahora tienen que ampliar el túnel para hacer la tercera vía y vamos a sentirnos encerrados como hace años. Por supuesto, las obras de esa vía se están llevando a cabo sin haber consultado antes a un técnico para que realice un informe sobre las viviendas, por no hablar del daño que se está haciendo a un puente histórico y a la naturaleza de alrededor; el agua está saliendo marrón. Y, todo ello, contando con que desde hace más de cincuenta y cinco años se está pidiendo el soterramiento, que sigue sin llegar, y las consecuencias son barrios divididos», explica Rubén. En un comunicado reciente, la Asociación Vecinal ya denunciaba que los aspectos más preocupantes de la intervención actual sobre el río correspondían a los «temblores en las viviendas» y a las «consecuencias medioambientales». «En mi casa, hasta la caldera tiembla por las obras de la vía», asegura Rubén.«Con las primeras vibraciones, algunos vecinos se pensaban que era un terremoto. Es preocupante. Se debería haber hecho un informe previo, porque si luego pasa algo a las viviendas, ¿cómo justificamos que es culpa de la empresa constructora y no de nadie más? Y es que es esto, más lo del túnel...es un todo. Y la gente se cansa. Siempre nos vienen con lo mismo de que no hay dinero. No para aquí, desde luego, pero sí para Isabel La Católica o para la zona centro».

La eterna cuestión del soterramiento

Así como los vecinos de Pilarica no piensan desistir de sus protestas respecto a las molestias causadas por las obras, tampoco consideran rendirse ante la cuestión del soterramiento. Los argumentos son claros: mejor comunicación para el barrio y menos obras sobre la calzada que interrumpan la vida de los vecinos y mayor seguridad. «No es cuestión de ideología – asegura Julia Araújo, de Pilarica – sino del daño que está sufriendo el barrio, tanto a nivel urbano como social. Es una vergüenza que llevemos años y años pidiendo el soterramiento y que el anterior alcalde, en su día, prometió, prometió y prometió para al final solamente dañar más la zona, las viviendas y a las personas». La solución que piden radica, como ella misma señala, «en hacer algo que corte la marginalidad social que hay en estos barrios». Como sus otros vecinos, está convencida de que las reformas que exigen sí son factibles y afea que «siempre dicen que es mucho dinero, pero para el resto de España se están haciendo presupuestos millonarios y para Valladolid no. No lo entendemos. Parece mentira que el ministro no arranque el soterramiento de una vez por todas en una ciudad tan grande como esta y de la que él mismo se vanagloria, diciendo que es suya y que le pertenece. Sería la solución. Sin hacer tercera vía. Claro que hay que invertir mucho en las obras públicas, pero es lo que hay que hacer, porque es por el bien de las personas».

Esta tercera vía ya fue calificada, en su día, como «aberración urbanística y ecológica» por el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento, Ignacio Zarandona. Ahora, Isabel Morín, vecina de Pilarica, corrobora esta visión y añade que le parece «un despropósito que afecta tanto a las personas como al medio ambiente». Isabel recuerda que «los trenes de mercancías siguen pasando por aquí, aunque dijeron que los quitarían. De todas formas, cuando los quiten dará igual, porque van a pasar aún más trenes gracias a la nueva vía. Parece ser que para beneficiar al norte nos tenemos que jorobar nosotros», se queja. Tampoco para esta vecina existe ninguna duda de que el soterramiento sea el punto que ponga fin a todos los problemas.«Como ha dicho mi compañera, Julia, no es una cuestión de ideologías, pero tampoco de zonas, sino de toda la ciudad, porque mejoraría muchísimo la comunicación entre los barrios». Algunos creen incluso que llevar las vías bajo tierra también aplacaría muchas de las molestias que suponen las obras actuales sobre el terreno. «Seguro que haría menos daño, porque está todo más estudiado, si hasta se ha hecho ya en Pinar de Antequera, pero es lo de siempre, para nosotros nunca hay nada. Con lo que se han gastado en hacer túneles, podrían haber soterrado las vías, perfectamente. Es lo que queremos. Que se soterre», sentencia Rubén García.

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«La marginalidad no es una cuestión de colores políticos, no hay más que cruzar el túnel para verla»

Esperanza Marqués

Vecina de Pilarica

La impotencia que desata el tema se hace evidente en los testimonios de los vecinos, que han vivido en su propia piel el deterioro de un barrio «cada vez más aislado» y con un incremento significativo del tráfico ferroviario a lo largo del tiempo. «Las casas no valen ni el precio por el que las compramos, porque nadie quiere venir aquí. Y, ahora, con esta separación, todavía peor», se lamenta Esperanza Marqués, vecina del barrio.

Los túneles del miedo

Las exigencias relativas al soterramiento no se entienden sin el preocupante factor de los túneles de la zona. En Pilarica, los vecinos señalan, concretamente, al paso de Andrómeda. «Parece un túnel que ha nacido viejo, está muy sucio y tiene unos ángulos que impiden ver quién hay detrás y ahí puede esconderse quien quiera para atracar o para hacer daño», se queja Isabel Morín. «Antes, las feministas y Valladolid Toma la Palabra estaban en todas las manifestaciones, pero ahora parece que los túneles ya no son peligrosos para las mujeres o que tienen miedo de hablar del soterramiento, porque ya no se les ve en ninguna parte. No es una cuestión política, sino de humanidad». Su paisana, Julia Araújo, asegura que «con el soterramiento, podríamos tener aquí un espacio amplio para pasar de un lado a otro, en lugar de esos túneles» y, reafirma, «sería la solución. Sin hacer tercera vía. Sin tener que pasar por esos túneles que tanto en invierno como en verano, cuando se hace de noche, son los túneles del miedo. ¿Quién pasa por ahí a las diez de la noche en invierno?«

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No menos importante que el daño personal y estructural es para los vecinos el daño a las zonas naturales adyacentes al río que ocasionan, de igual forma, las obras. «En estos momentos, lo que me pregunto es qué puñetas van hacer en el río con esa tercera vía, porque me parece una verdadera aberración y un verdadero destrozo ambiental», se queja Sagrario Torres. Otros residentes corroboran sus afirmaciones, llegando a aseverar, incluso, que «el agua se está poniendo marrón por culpa de los escombros». La vecina señala que otra de las reiteradas peticiones a las instituciones pertinentes ha sido la limpieza de las zonas naturales, que sigue sin llegar a pesar de las promesas. «Llevamos años pidiendo que limpien la maleza. Años. El río es muy bonito, pero lo están destrozando. ¿Dónde están los amigos del medioambiente? ¿Ahora no hay nadie que lo defienda? Esta parte de la ciudad está destrozada. Sucia. Asquerosa. No sé para qué sirven los impuestos que pagamos todos para que unos pocos vivan bien. ¿Qué pasa con los demás? ¿Tenemos que afrontarlo todo los vecinos? Me parece que ya está bien. Los presupuestos están para algo y los que pagamos también».

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