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Lo suyo es hacer reír y lo hace muy bien. Tanto, que su currículum le avala como uno de los mejores cómicos del país. Pero ... hoy no sale en el periódico para sacarnos una sonrisa. JJ Vaquero aterriza en las páginas de El Norte para hablar sin paños calientes de algo tan personal como su lucha contra las drogas y de su tabla de salvación para salir de una espiral autodestructiva: el deporte. «Entré en la droga para disfrutar los éxitos y acabé puesto para pasar las penas», asegura sin tapujos. ¿Y cuántos éxitos ha disfrutado alguien que ha sido colaborador de El Hormiguero, monologuista en el Club de la Comedia e incluso guionista de la gala de los Goya? Pues alguno que otro. «No fue un día ni dos. He estado así 20 años. Un tiempo en el que te vas quedando hecho una mierda», reconoce.
Durante todos esos años, Vaquero se percató de que necesitaba cambiar de hábitos. «Al principio pensé que esto había que pararlo. Me miraba al espejo y estaba fatal. Pero no solo por fuera, también por dentro», explica poco antes de tratar de cifrar sus excesos. «He bebido mucho, muchísimo. Droga, también, por supuesto, pero eso es mejor no cuantificarlo, no sea que la gente se asuste», afirma.
Los días de descontrol se multiplicaron, se convirtieron en meses y después en años, pero José Juan no paraba. Y no lo hizo hasta que pasó algo que supuso un antes y un después en su vida. «Cuando me vi borracho en el entierro de mi suegra. Eso fue. Cuando recurres a esto para cualquier cosa, es cuando te tienes que dar cuenta de que tienes un problema. Te ves en un sitio en el que tienes que estar sereno para ayudar a tu mujer y estás bebiendo o poniéndote. Eso fue lo que a mí me saltó la alarma», explica para rememorar el día en el que tocó fondo y pasó de las palabras a los hechos.
«Para mí hubo muchas gotas que colmaron el vaso, en las que dije que hasta aquí. Por ejemplo, yo tenía un límite: siempre trabajaba sereno, pero me lo salté y ahí no frené. No tomé una decisión hasta que pasó esto», admite.
Una vez que tomó la determinación firme de cambiar, JJ Vaquero buscó ayuda profesional. «Nunca había dicho en alto que así no iba bien por la vida. Siempre era una cosa conmigo mismo y ahí le dije a mi mujer que necesitaba ayuda. Entonces fui a un psicólogo y me dijo que tenía que hacer deporte y volví al gimnasio», agrega el monologuista en un discurso en el que la palabra clave es el verbo 'volver'.
Antes de ser humorista, en los años 90, Vaquero compitió en una disciplina del levantamiento de peso denominada powerlifting, en la que los levantadores realizan tres ejercicios: sentadilla, press de banca y peso muerto. José Juan era un portento en el peso muerto. Ganó el campeonato de España y posee un récord ibérico junior, aún vigente, por levantar 271 kilos con menos de 23 años en la categoría de menos de 83,5 kilos.
Estaba claro. Si Vaquero necesitaba hacer deporte para que su proceso de rehabilitación fuera el adecuado, el paso natural era volver a levantar pesas. Y por eso entró de nuevo por la puerta del gimnasio, donde le esperaba el que fue su entrenador en los años 90: Carlos Asensio. «Este es el mismo tío que yo conocí hace 30 años. Si la fama y el éxito le hubieran cambiado, no entrenaría aquí, en el Gimnasio Asensio», afirma su preparador, que ha inscrito a Vaquero en el Mundial de Powerlifting -que se celebrará en Portugal el 5 y 6 de octubre- y trabaja para ayudar a su pupilo a cumplir la meta que se ha marcado: levantar 300 kilos en peso muerto antes de llegar a los 50 años.
De la barra del gimnasio a la del bar y viceversa
JJ Vaquero cumplirá 50 años el 10 de diciembre de 2023, y de esta manera explica la razón por la que se ha marcado la meta de levantar 300 kilos antes de esa fecha: «mi reto ahora es levantar 300 kilos para dar la razón a la gente. En mi barrio -Las Delicias- todo el mundo dice que yo de joven levanté 300 kilos y es mentira. Levanté 292,5 y, por lo que sea, alguien lo redondeó», explica el monologuista, que no esconde que marcarse un objetivo en su regreso al mundo de las pesas es una manera de obligarse a centrarse aún más en su nueva vida. «Es una cosa que tengo yo pendiente conmigo mismo. En su día, que un tío de menos de 82 kilos y medio levantara 300 kilos en España era la hostia, pero ahora mismo no lo es. Además, yo ahora peso 100 kilos, anunque es verdad que levantarlos a mi edad estaría muy guay», recalca.
JJ Vaquero ha convertido sus vivencias de crápula nocturno en su seña de identidad como monologuista. Pero aquella vida se acabó. Antes, personaje y persona se fundían en uno, pero ahora esa simbiosis no se puede dar. «En 'Humor de Protección Oficial' se hicieron chistes sobre mi cambio de vida que no funcionaron bien. Entonces, volvimos a hacer chistes sobre que soy un bandarra que está todo el día de fiesta en 'afters'. Lo he disociado porque a la gente le hace mucha gracia que yo esté de fiesta y muy poca que yo esté en gimnasio. Qué se rían de lo que quieran. No se me ha olvidado. Soy capaz de hacer chistes sobre que estoy en un 'after' con Diego 'El Cigala', pero basadas en mi vida anterior. No necesito vivirlo ahora para contarlo», concluye.
La vida del nuevo Vaquero puede hacer menos gracia a algunos, pero tanto a él como a su entorno les hace mucho más felices el José Juan de la actualidad. «El Katos, mi guitarrista, me dice que nos ha cambiado la vida muchísimo porque ahora, cuando vamos a actuar, volvemos a casa con dinero», sentencia.
Y así, con músculos en los brazos, ideas en la cabeza y billetes en el bolsillo, el monologuista de Las Delicias puede decir que ha salido de su espiral autodestructiva y sigue montado en la rueda del éxito, pero sin lastres. «El psicólogo me dio el alta a la octava sesión y me dijo que tenía que ser yo el que tirase para adelante. Espero que en el gimnasio no me den el alta nunca», concluye.
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