Cristian Varela posa en la puerta de Camarote en los 90. Willenproject
Cristian Varela | DJ internacional

«Valladolid fue una de las primeras ciudades en las que sonó el techno»

El afamado dj madrileño repasa desde su casa en Londres lo que supuso en su carrera tocar en numerosas noches vallisoletanas a principios de los 90

Marco Alonso

Valladolid

Domingo, 7 de marzo 2021, 08:51

Es todo un referente de la música electrónica y su leyenda se forjó también en Valladolid, donde pinchó en numerosas ocasiones en salas como Camarote ... o Komplot. Cristian Varela ya no vive en Madrid, ahora lo hace en Londres y desde allí echa la vista atrás para recordar aquellas actuaciones que le han permitido ser lo que es hoy en día.

Publicidad

¿Qué supuso para su carrera pinchar en el Valladolid de los 90?

–Para mí fue una apertura de miras. Yo en aquella época estaba acostumbrado a pinchar en Madrid, Galicia o Asturias y a algún sitio internacional como Bruselas. La primera vez que fui a una actuación en Valladolid creo que fue en Camarote. Allí había un gran sonido y muy buen ambiente. Me gustó muchísimo. Me recordó mucho a mis inicios en Madrid. Cuando conocí a José Luis, al dueño de Camarote, la sensación aún fue mejor porque daba gusto hablar con él. Es un persona muy culta, con mucho conocimiento. Disfruté tanto que luego repetí varias veces.

¿Sabe a qué se dedica ahora José Luis?

–No tengo ni idea.

Es cura...

–Me sorprende, pero no tanto. Me cuadra porque teníamos conversaciones 'místicas'. Hablábamos mucho de los intercambios de energía entre el público y nosotros y siempre, desde que le conocí, me pareció una persona muy espiritual y sensible con todo lo que es la música y lo que se transmite con ella.

Cristán Varela, junto al que era dueño de Camarote y actualmente es cura, José Luis Rubio. Willenproject

Muchos de los que trabajaban en la noche vallisoletana a principios de los 90 dicen que Valladolid era la capital del techno. ¿Esa catalogación es acertada?

Publicidad

–Creo que sí. A principios de los 90 se escuchaban otros estilos y entre las ciudades en las que más solíamos repetir los más puristas del techno estaba Valladolid. Después de Camarote hubo otra generación de promotores, como los hermanos Santos, se empezaron a hacer muchos eventos en Komplot. Era una de las ciudades en las que más íbamos a tocar. Estaba, por supuesto también Oviedo, Galicia y grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Valladolid fue una de las primeras ciudades en las que se escuchó techno.

Dicen que los vallisoletanos somos muy fríos. ¿Ese sambenito se notaba en las actuaciones?

Publicidad

–No es un problema de frialdad, sino de confianza. He notado que de Madrid hacia el norte, no solo en Valladolid, cuando empezamos a pinchar, los primeros cinco o diez minutos la gente es más exigente a la hora de darte la confianza. Cuando vas a Andalucía, el primer minuto que pones un disco, la gente ya está dándolo todo. Son más calientes, pero en Valladolid están más pendientes de lo que haces y de cómo lo haces, incluso si se te va un poco una mezcla, algún silbido escuchas. Es un público más exigente, pero muy agradecido.

¿Qué recuerdos le vienen a la cabeza cuando ve imágenes como las que acompañan a esta entrevista?

–Son entrañables. En aquella época yo tendría como mucho entre 19 y 20 años. Salgo hasta con un cigarrilo y llevo ya 16 años sin fumar. Me traen recuerdos muy bonitos. Entonces había muchos bolos en los que mi padre me acompañaba. Al principio era una especie de antielectrónica, no la entendía, no le gustaba. Pero todo cambió cuando un día vino a verme a donde tenía yo mi residencia en Madrid, que se llamaba Epsilon. Vio el láser y a todo el público como si estuviera totalmente en trance mientras yo trabajaba con los platos y desde entonces le empezó a gustar mucho. Me acompañaba a muchos bolos y a Valladolid fue a casi todos.

Publicidad

Su padre, actor de prestigio; usted, dj internacional. Parece que el éxito va ligado al apellido Varela...

–No podemos quejarnos. Tanto mi padre, como mi hermano y yo hemos sido muy trabajadores. Nos hemos tomado nuestro trabajo con mucha profesionalidad y para nada como algo alocado, todo lo contrario. Eso al final da sus frutos.

Tiene que ser complicado ser profesional en un ambiente como en el que trabaja, rodeado de personas de fiesta mientras usted tiene que estar a lo suyo...

–Te lo tienes que tomar muy en serio. Cuando estás trabajando, estás trabajando y punto. Da igual que seas un 'disc jockey', que un médico, que un actor. Cuando acabas, ya eres libre de hacer lo que te de la gana. Cuando empecé con 15 años mi primera sesión por las tardes, en Villalba, ya me lo tomé como un trabajo. Para mí era un ritual ir a comprar música todas las semanas y lo que ahorraba lo invertía en temas relacionados con mi trabajo. Mis padres vieron desde un principio que yo me lo tomaba de esas manera y entonces me empezaron a apoyar porque, como padres de un chaval de 14 años, cuando les empecé a decir que me gustaba pinchar, que podía empezar a trabajar profesionalmente por las tardes, no les hacía mucha gracia.

Publicidad

Cristian Varela durante una de sus actuaciones en Camarote en los 90. Willenproject

Con una edad muy temprana comenzó a cobrar 150.000 pesetas por sesión –que era lo que podía cobrar al mes una persona de clase media–. ¿Cómo se gestiona el éxito y el dinero cuando uno es tan joven?

–Fue progresivo. En las primeras sesiones no sé si cobraba 1.500 pesetas por todo el fin de semana. Luego empecé a ser más conocido, abrí mi propia residencia, ya estaba de promotor e iba a porcentaje con la sala. Ahí empecé a ver unos sueldos como los que comenta, de 150.00 pesetas, que era un buen dinero. Lo bueno es que a mí me gestionaba todo mi madre. Me abrió una cuenta, todo lo que ganaba me lo metía ahí y cuando necesitaba comprar algo me lo iba administrando. Me enseñó a valorar el dinero. Cuando ganas sumas importantes con una edad muy temprana, si no tienes a alguien que te lo administre es complicado llevarlo todo. Ahora la figura del manager hace estas cosas, pero en aquella época era mi madre la que se encargaba de esto para mí y gracias a eso puede abrir mi propia tienda de vinilos y ser empresario aparte de 'disc jockey'.

Noticia Patrocinada

Y después de ganar tanto dinero, decide irse a vivir a Londres. ¿No le hubiera salido más a cuenta mudarse a Andorra, que ahora está tan de moda?

–Si lo llego a saber antes, seguramente lo hubieses hecho. Me encanta esquiar y tengo muy buenos amigos allí. No es por despotricar, pero sí es cierto que cuando empiezas a ganar ciertos cachés, cada vez pagas más impuestos. Lo entiendo por una parte, pero por otra lo veo injusto. Hay mucha gente que gana proporcionalmente a lo que genera en otros negocios. Muchas veces nos llevamos las manos a la cabeza cuando nos dicen lo que cobra un futbolista, pero lo cobran porque lo generan. Cuando llegan los impuestos y tenemos que pagar un dineral, no me extraña que haya mucha gente que esté cansada. Ahora está habiendo un boom con los youtubers y lo entiendo porque son chavales que están ganado sumas importantes y entiendo que no les parezca justo pagar tantos impuestos.

Eso es lo que nos permite tener, entre otras cosas, sanidad, educación o pensiones...

–Está claro que si luego se usaran para lo que se necesita y cuando lo pasamos mal nos viésemos remunerados de alguna manera me parecería perfecto, pero no puede ser, por ejemplo, que una persona cobre una pensión de 600 euros por trabajar toda su vida. En Inglaterra la gente que ha estado toda su vida cotizando tiene unas pensiones que luego se puede permitir el lujo de comprarse una casa en Mallorca o en Benidorm. Muchos alemanes, holandeses o belgas cuando se jubilan pueden hacer con su vida lo que les dé la gana, pero en España las personas mayores casi no pueden ni sobrevivir. Estaría dispuesto a pagar impuestos cuando se utilicen para lo que la población necesita, pero creo que al final ese dinero se está usando para cosas que no son para la población. Supongo que en Andorra ahora se están frotando las manos.

Publicidad

¿En su decisión de vivir en Londres tuvo algo que ver la menor carga fiscal del país?

–No. Me vine porque a nivel musical es otro mundo. Aquí estoy estudiando sinfónico, orquestación y bandas sonoras. Además, siempre me he llevado muy bien con los ingleses y tengo muy buenos amigos aquí.

Por lo que no se fue a vivir allí fue por la comida...

–La comida aquí es horrible. O cocinas tú o estas perdido.

Cristian Varela prueba su música antes de actuar en Camarote. Willenproject

¿Qué le gustaría que recordaran los que vivieron aquellas fiestas en el Valladolid en los 90?

Publicidad

–Sobre todo la esencia de la electrónica. La experiencia de entrar en un sitio con un sonido increíble y una iluminación que les permitía bailar y olvidarse de todo, estar con su música y sus amigos sin acordarse de los problemas. Para mí eso es la esencia de la música en cualquier ámbito, da igual que sea ópera o zaruela. Durante ese momento se te olvida todo. Está dedicado solo a ti y a la gente que te rodea. Con eso es con lo que nos tenemos que quedar todos, los que vivimos los comienzos de la electrónica y las nuevas generaciones.

¿Cree que la música electrónica ha vivido ya sus mejores momentos?

–La música electrónica es infinita. Cuanto más conoces, te das más cuenta de que hay más cosas por descubrir. La más experimental, al ser más abstracta, tiene menos límites, menos barreras. A la hora de hacer un tema experimental no hay fin. Por eso cada vez conoce más gente la electrónica, porque es un camino sin fin. Esto es la punta del iceberg.

Publicidad

Pepo, Mulero y usted compartían protagonismo en los grandes carteles de la época. ¿Cómo ha sido su relación con las dos otras figuras nacionales de su sector?

–Pepo es un gran amigo mío. De hecho, ahora estamos haciendo colaboraciones y cosas juntos. Ya pinchamos en Monegros y otros grandes festivales y con Óscar igual. Tenemos una admiración mutua. Es verdad que hay una leyenda urbana de que teníamos piques entre nosotros, pero nos hace mucha gracia porque eso nos ha venido muy bien a lo largo de nuestras carreras. Sí que es verdad que cuando pinchábamos los tres en un evento nos poníamos mucho las pilas para llevar lo mejor que teníamos porque sabíamos que la gente iba a comentar después quién lo había hecho mejor de los tres. En ese sentido sí que hemos tenido una especie de rivalidad, pero sana. Con muy buena onda.

La pandemia amenaza a la industria. ¿Qué está siendo más peligroso para la música electrónica la covid-19 o la droga con la que siempre se le ha asociado?

–La covid-19. La droga no es una cuestión de música electrónica o de rock. La droga está en la calle, no en las discotecas. La droga siempre ha estado muy relacionada con la electrónica, pero no es un problema musical ni cultural, sino social. Estamos viviendo bajo una presión tan fuerte que a unos les da por irse a una casa rural a descansar y a otros por tirarse un fin de semana entero drogado.

Publicidad

Cristian Varela, en Londres durante la entrevista telemática.

¿A qué dedica su vida ahora que no puede tocar para miles de personas?

–Estoy estudiando muchísimo. Desde que empezó la pandemia he intentado organizar los activos que voy teniendo. Tengo alguna casita alquilada, estoy trabajando mucho 'online', haciendo muchos 'streamings', volcado con mi radio en Londres e intentando monetizar a través de las redes. Cuando todo vuelva a la normalidad habrá mucha gente que quiera ir a los directos, pero otros no. Ahora, por culpa o gracias a la pandemia, va a haber mucha gente que consuma muchos directos online. La mayoría de los 'disc jockeys' estamos viendo la manera de poder monetizar nuestras redes. Parece que poco a poco nos están empezando a ayudar un poco porque al principio fue un desastre. Todos trabajamos gratis y echándole mil horas. Ha sido un añito largo muy duro.

No todo van a ser malas noticias. Va a pagar menos impuesto este año...

–Eso seguro.

¿Le volveremos a ver pinchando por Valladolid?

–Eso espero. Echo un montón de menos Valladolid, Asturias, Madrid, Galicia o Barcelona. Desde que vivo en Londres cuando voy allí me hace muchísima ilusión. Es como si fuera mi primer bolo.

El problema es que por aquí ya no quedan ni Camarotes ni Komplots...

–Esta nueva generación de emprendedores cuenta con promotores que están haciendo cosas y están empezando ya a darle vueltas a la cabeza y a inventar otras vías para poder reunirnos todos y escuchar buena música.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad