

«Hace 30 años éramos felices y no lo sabíamos»
El dj internacional vallisoletano reconoce que vivir en una ciudad «pionera en la música electrónica» le ayudó a formarse en su carrera profesional
Charlot, Zascandil, El Refugio o Roombah (el antiguo Mambo) son solo algunas de las salas vallisoletanas en las que Óscar de Rivera asentó los pilares ... que le han permitido ser un dj con proyección internacional. 30 años han pasado desde que este profesional de la música –que surgió del barrio de Las Delicias– acudía a los primeros locales de música electrónica en su ciudad y ahora, con un futuro tan incierto para el negocio, mira al pasado con nostalgia.
–Se cumplen 30 años del boom de la música electrónica en Valladolid, ciudad pionera en abrir locales específicos de techno. ¿Cómo le influyó el auge de esta música en su ciudad?
–Haré una síntesis. Cuando todo esto explota yo sabía que quería ser 'disc jockey', pero en un mundo paralelo al techno porque mis raíces eran mucho más de house. El día que se ha hecho esta entrevista –el pasado martes– ha fallecido Claudio Coccoluto, el primer dj internacional que yo recibí en una cabina en una discoteca de Benidorm y ese momento cambió mi vida. Acabó la temporada, volví a Valladolid en invierno y de repente apareció Camarote. Fue bajar mi primer día, ver a Josua y darme cuenta de que aquello era algo diferente. Las raíces que yo tengo de techno tienen su origen ahí, de ese sonido tan personal, tan profesional y tan potente, que era el reflejo de la personalidad de Josua. Nunca trabajé en Camarote, pero era un asiduo todos los domingos porque allí me formé gracias a uno de los mejore disc jockeys de España: Josua.
30 años del 'boom' de la música electrónica en Valladolid
–Sería complicado para usted tomar apuntes mientras Camarote bailaba al son de Josua...
–Es lo que he hecho toda la vida. Si echas la vista atrás, te das cuenta de que hace 30 años esto era un paraíso. Éramos felices y no lo sabíamos. Cuando era pequeño yo salía con mis amigos, como era normal, ellos interactuaban con chicas. Pero yo iba buscando cabinas en las que formarme. Era algo parecido a un oyente en la Universidad.
–Ha sido oyente de muchas 'universidades' de prestigio. ¿Aparte de Josua qué 'catedráticos' de Valladolid son los que más le han influido?
–Todo lo llevo a la juventud, cuando empezaba todo, porque es lo que más idealizas, pero ahora con el paso del tiempo te das cuenta de que eran auténticos gurús. Por ejemplo, me viene a la cabeza Juan 'Lazos'. Eso era electrónica pura y dura. El techno no solo era Cristian Varela, Josua o Mulero. Mucha gente dio su vida por esto, que no era una moda con la que ser guay. Hay que estar ahí para ponerse a los mandos de una nave como Camarote o Lazos.
–Y esas clases de aquellos maestros le ayudaron años después a ser pregonero en las fiestas de Valladolid...
–Cuando me ofrecieron ese honor, solo pregunté que por qué se había pensado en mí y me dijeron que por llevar el nombre de Valladolid a nivel nacional e internacional. Esto no fue por ser mejor que nadie. Si me lo pidiesen ahora, no sé si lo aceptaría por la responsabilidad que conlleva. Te das cuenta de que te expones al gran público. Para mí fue un antes y un después emocional. Fue un reconocimiento que me llevo a título familiar.Con 13 años dije a mis padres que quería ser 'disc jockey' y muchos amigos y conocidos les decían que yo les podía arruinar la vida por tomar esa decisión. Así que al verme ahí solo pude decir: padres, por vosotros. Fue de lo mejor que me ha pasado en la vida. Sin duda.
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–¿Qué futuro le ve a una profesión como la suya, tan sensible a la pandemia?
–Es la gran pregunta que nos hacemos todos los colegas a nivel nacional e internacional. Tardaremos en volver a ver eventos multitudinarios, pero volverán. Aunque creo que va a haber un cambio de hábitos porque ha habido gente que ha cogido respeto a los eventos mayoritarios.
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