Hay 7+1 indicadores que alertan del riesgo para la salud cardiovascular
Los especialistas resaltan que el repaso a este conjunto de items de un paciente apunta desde muy pronto el trabajo para neutralizar problemas para el corazón y el sistema circulatorio
La prevención de enfermedades cardiovasculares se cimenta en un conjunto de indicadores de salud que deben controlarse regularmente para neutralizar riesgos. Son 7+1 de propina. «Cuestiones básicas, que uno ya conoce, pero que si las escucha toma más conciencia para ponerlas en práctica», señala el doctor Juan Carlos Muñoz, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Río Hortega, que junto con María Acuña, cardióloga y coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca de este centro vallisoletano, hacen repaso de estos 'items'.
Insisten ambos especialistas en que «el protagonista» del cuidado cardiovascular es la propia persona o el paciente, en el caso de que haya pasado por un infarto, una angina o episodios de descompensaciones o insuficiencias, porque debe darse importancia al autocuidado.
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1
Dieta sana. Sería la dieta mediterránea. Equilibrada, con sus verduras, su legumbre, el aceite de oliva, el pescado azul... Desde la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Río Hortega se trabaja con los pacientes en lo que ponen sobre el mantel. No solo en los alimentos, también con claves sobre cómo hacer la lista de la compra, lo importante que es leer las etiquetas y cómo cocinar los alimentos.
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2
Ejercicio. Debe ser una actividad física adaptada a las condiciones de cada persona: marcha a paso ligero, natación, gimnasia, bicicleta, ejercicios de fuerza con pesas. Se recomiendan al menos 30 minutos diarios de un entrenamiento con dedicación exclusiva, no computa el tiempo que se dedica a actividades cotidianas que exigen movilidad.
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3
Colesterol. Los niveles altos de colesterol en sangre duplican la posibilidad de tener un infarto y elevan las papeletas de sufrir un ictus. Las placas de colesterol se acumulan en las paredes de las arterias y dificulta la circulación de la sangre, lo que aumenta el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
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4
Azúcar. El control de la glucosa es otro de los factores que ayudan a mantener a raya el riesgo cardiovascular. La glucosa alta, o hiperglucemia, puede aumentar significativamente ese riesgo, especialmente en personas con diabetes, al dañar vasos sanguíneos y nervios.
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5
Tensión arterial. La hipertensión es otro de los factores que promueven el abono para optar a enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares y complicaciones cardiacas. La hipertensión supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular para hacer frente a ese sobreesfuerzo, crecimiento que acaba siendo perjudicial.
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6
Peso. La báscula como aliado para mantener fuerte el corazón, dado que el sobrepeso y la obesidad concitan un cúmulo de factores que dañan la salud cardiovascular. El sobrepeso suma a patologías que puede llevar aparejado como la diabetes, la hipertensión o el exceso de colesterol otros riesgos propios como los que generan mecanismos de inflamación, activación neurohormonal o la apnea del sueño. La solución sanitaria es la dieta o tratamiento con fármacos bajo control del endocrino o cirugía bariátrica para atajar la obesidad mórbida, que deben acompañarse de un cambio de hábitos de vida, con la incorporación de ejercicio físico.
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7
Tabaco. El hábito de fumar perjudica gravemente la salud en general y la cardiovascular en particular. La Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Río Hortega cuenta expresamente con una neumóloga especializada en deshabituación tabáquica. El cigarro daña los vasos sanguíneos, eleva la presión arterial y la frecuencia cardíaca y contribuye a la formación de placa en las arterias. El riesgo no solo atañe al fumador, también perjudica a quien respira ese humo en su entorno.
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8
Salud Mental. A los siete items anteriores se suma este que evalúa en estado de ánimo con el que cada persona afronta su día a día. La depresión, la ansiedad o el insomnio contribuyen a elevar el nivel de estrés y eso influye en la salud cardiovascular. «Las emociones «negativas» se han asociado a un aumento de las tasas de muerte cardiovascular y a eventos cardiacos recurrentes», indican publicaciones de la Sociedad Española de Cardiología. Una salud mental tocada puede incidir en cuestiones tan básicas como el seguimiento del tratamiento, con la toma de medicación en dosis correctas y a las horas precisas.
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