La Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Río Hortega se consolida con 500 pacientes anuales y un sello de calidad
La Sociedad Española de Cardiología reconoce al hospital vallisoletano un enfoque de atención integral que persigue cambiar hábitos y evitar recaídas con apoyo especialistas de hasta siete servicios diferentes
Son personas que han pasado por un infarto, una angina de pecho, que han superado un trasplante de corazón o arrastran patologías cardiacas y ... que precisan mejorar físicamente, pero también entender su enfermedad e incorporar hábitos que van a prevenir recaídas y marcar su pronóstico a largo plazo.
Ese es el perfil de los alrededor de 500 pacientes que atiende cada año el equipo de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario Río Hortega (de toda la provincia de Valladolid), con una forma de trabajar sobre el terreno que aspira a abarcar toda la asistencia que necesita quien cruza el umbral de la consulta o el gimnasio y cuya excelencia acaba de certificar la Sociedad Española de Cardiología. Ese sello convierte el hospital vallisoletano en un centro de referencia, con un modelo organizativo exportable y potencial de atracción para profesionales que se quieran formar en esta materia.
«Son pacientes a los que se ha desaconsejado durante muchos años realizar actividad física y se ha visto que esa actividad mejora el pronóstico»
Juan Carlos Muñoz
Jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Río Hortega
La unidad echó a andar en el año 2018 y por ella han pasado unos 2.500 pacientes. «La rehabilitación cardiaca se ha demostrado muy eficaz para la prevención de eventos futuros y en la mejora de la calidad de vida, evitando recaídas. Son pacientes a los que se ha desaconsejado muchas veces, durante muchos años, realizar actividad física y se ha visto que la actividad física en ellos mejora el pronóstico y evita hospitalizaciones a lo largo de su vida... La cifra de pacientes va aumentando, cada día más», resalta Juan Carlos Muñoz, jefe del Servicio de Cardiología del Río Hortega, sobre una unidad que cuenta con tres cardiólogos y dos médicos rehabilitadores. Estos últimos especialistas controlan que el ejercicio de los dos o tres meses de sesiones continuadas de gimnasio sea compatible con historias clínicas que pueden incluir patologías osteomusculares.
A ellos se suma una psicóloga, que aborda cuestiones como el control del estrés, los miedos que dejan en herencia los trances cardiovasculares que les han llevado allí o la depresión, si la hay. Y una neumóloga especializada en dehabituación tabáquica para fumadores activos o quienes acaban de abandonar el cigarro. «En España todavía se fuma mucho y es posible que el evento cardiovascular sea el momento en que más porcentaje de pacientes dejan de fumar. Simplemente por miedo o porque no les queda otra cuando están ingresados», apunta María Acuña, cardióloga y coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Río Hortega. Por eso consideran imprescindible apuntalar este apoyo.
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Completan el plantel médico un urólogo que trata la disfunción eréctil que pueden sufrir los pacientes por los propios indicadores físicos que desembocan en la enfermedad cardiovascular o por la medicación que toman para proteger el corazón, un endocrino que aborda cuestiones como el sobrepeso o la diabetes, y una ginecóloga que será la última incorporación, porque el camino andado hasta el momento ha mostrado que hay factores de riesgo en la mujer que adelantan sustos cardiovasculares a los que conviene prestar más atención. A los facultativos se suman profesionales claves en el equipo, como fisioterapeutas y enfermeras.
«Es un programa muy eficaz en coste-beneficio... Disminuyes la mortalidad, evitas ingresos, mejoras la capacidad física y mental de la persona...»
María Acuña
Cardióloga y coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Río Hortega
Uno de los aproximadamente 500 pacientes que este año se pondrán en manos del equipo de Rehabilitación Cardiaca en el Río Hortega es Esteban Herrero. Mientras espera para subir a la cinta y caminar bajo supervisión de los fisioterapeutas y las enfermeras que imprimen ritmo al gimnasio reconoce que está aprendiendo a cuidarse. «Con las comidas, haciendo deporte... con todo. Estás más ágil y te notas mejor. Está muy bien», resume este paciente.
«Es un programa muy eficaz en coste-beneficio. Mejoras el pronóstico, disminuyes motalidad, evitas ingresos, pero también porque mejoras la capacidad física y mental de la persona, para que socialmente no esté tan afectada o pueda incluso reincorporarse antes a su trabajo. Los estándares de la acreditación de la Asociación Española de Cardiología no solamente atienden a lo organizativo y la coordinación, sino al manejo integral y multidiciplinar del paciente en todos los aspectos, que haya vías y procesos abiertos para que tú puedas derivar la paciente donde tengas que derivarlo», explica María Acuña.
El trabajo de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del hospital vallisoletano es bastante más que una labor de promover el ejercicio físico adaptado a la capacidad de cada persona en un gimnasio, que también. Los profesionales se emplean a fondo en ayudar a los enfermos a cambiar de hábitos. Tan obligatorias son las sesiones de ejercicio como las charlas educacionales: sobre prevención, fármacos, actividad sexual, dieta mediterránea y estilo de vida, terapias de relajación para neutralizar la ansiedad y ejercicio físico. La doctora Acuña resalta el peso que tiene en todo el entramado la enfermera. «Es el brazo de transmisión del paciente hasta mí y de mí hacia el paciente, necesitas una persona muy entrenada, con condicionantes emocionales para tratar con el paciente y con conocimiento de la enfermedad cardiovascular y sobre todo de prevención», subraya la coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca.
Los profesionales sanitarios de este área del Servicio de Cardiología pueden echar mano también de la asistencia social si detectan que el entorno familiar del paciente necesita apoyos para intentar garantizar un buen estado de salud. La Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Universitario Río Hortega va cubriendo etapas desde una perspectiva crecedera, desde la amplitud de miras. Con programas, por ejemplo, de atención al paciente de cardiooncología, enfocado en este momento a mujeres con cáncer de mama para intentar que incorporen el ejercicio y hábitos saludables mientras reciben la quimioterapia.
Formación en reanimación y desfibriladores
A la actividad del día a día de sesiones físicas, charlas, consultas individualizadas con los especialistas en cardiología, rehabilitación o los que requiera cada paciente, se añaden iniciativas como formación en reanimación cardiopulmonar básica. «Hemos acreditado a todo nuestro personal para que pudiera dar esa formación y lo abrimos a pacientes y a los familiares que conviven con ellos para que puedan hacer una reanimación básica si hubiera algún evento adverso. La respuesta es espectacular», precisa el doctor Muñoz. A esa formación en maniobras de reanimación se suma la de manejo de los desfibriladores semiautomáticos (DESA) que se han instalado en los últimos años en empresas y edificios públicos. «Ahora están por todos lo sitios, pero tienes que saber utilizarlo y perder el miedo. Conocer cómo encenderlos y colocarlos ante una parada hasta que venga alguien a echarte una mano», añade María Acuña.
El jefe del Servicio de Cardiología del Río Hortega destaca que la educación en hábitos saludables para evitar recaídas que reciben los pacientes de rehabilitación cardiaca es exportable para la población general. Los dípticos y vídeos confeccionados desde la unidad y que se pueden descargar gratuitamente ayudan al autocuidado del enfermo actual, pero pueden evitar pacientes futuros o retrasar los problemas cardiovasculares que acaban en el hospital.
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