Valladolid envía víveres al Sahara en un momento de «drásticos recortes» de la ayuda internacional

El incremento de emergencias internacionales (con Ucrania y la franja de Gaza a la cabeza) hizo que no hubiera recursos suficientes para tantos frentes abiertos. Pero las ONGs alertan ahora de que todo se complica con la decisión de Donald Trump, presidente de EE UU, de desmantelar USAID, el programa que coordina (desde 1961) gran parte de la ayuda humanitaria procedente de allí, con asistencia a 130 países (como Congo, Somalia, Yemen o Nigeria). Esto, aseguran, se ha empezado a sentir ya en los campamentos de refugiados del Sahara, donde gran parte de la ayuda procede de ACNUR (la agencia de la ONU para los refugiados).

«No les llega ayuda para tantas necesidades como tienen», asegura López, quien confía en que este envío de Valladolid contribuya en algo. Aunque sea un granito de arena en el desierto, y nunca mejor dicho. El camión que ha salido desde Valladolid (una plataforma con 24 toneladas) lleva alimentos (legumbres, harina, arroz, conservas, aceites y batidos energéticos para enfermos) recogidos durante las últimas semanas en campañas llevadas a cabo en colegios y diversos ayuntamientos de la provincia. Como Laguna, Mayorga, Traspinedo, Viana de Cega, Santibáñez de Valcorba y Aldeamayor.

También viajará hasta el desierto material de higiene infantil y femenino (pañales y compresas), así como tres sofás odontológicos. La Diputación ha colaborado para llenar un camión donde se han incluido material sanitario (buzos, batas y guantes), juegos didácticos, mantas y colchones. «También llevaremos algo de ropa. Hay que tener en cuenta que allí, en el desierto, el agua es un bien muy preciado y que apenas pueden lavar y hacer la colada. Lo que suelen hacer, cuando tienen ropa especialmente sucia, es tirarla», cuenta López.

El camión que este martes ha salido desde Valladolid viajará hasta Alicante para, desde ahí, en un ferry,. desplazarse a Orán. Allí pasará a formar parte de una caravana rumbo a los campamentos del desierto, donde la Media Luna Roja suele fijar prioridades de reparto. «El envío de comida es importante también para lograr una alimentación equilibrada, porque allí se basa mucho en arroz y lentejas, pero escasea de otros productos», cuenta López. Por ejemplo, claro, la fruta. O los lácteos. «Hay familias que tienen alguna cabra, pero están tan mal alimentadas que dan poca leche».

Por eso, dice, los niños saharauis que vienen a pasar el verano a Valladolid, dentro del programa Vacaciones en paz, se sorprenden con la variedad de alimentos que llegan a nuestros platos. «El pescado, por ejemplo», dice Blanca, que este verano acogerá a dos de los 37 niños que vivirán con familias de la capital y municipios de la provincia. «Este año nos ha costado encontrar hogares para la acogida, pero, al final, el número de niños es ligeramente superior al del año pasado». Serán 37 niños con edades entre los 8 y los 12 años. Dos de ellos, además, vienen con patologías especiales, que requerirán seguimiento médico aquí en España. El resto pasarán los habituales reconocimientos médicos. A veces, en esas revisiones, se les encuentran pequeñas situaciones que conviene tener en cuenta, como algunas alergias o intolerancias a alimentos.

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Fruto de ese recorte de la ayuda internacional, desde Amigos del Pueblo Saharaui en Valladolid están pensando en organizar una nueva caravana solidaria para finales de año, que se sume a las dos que, habitualmente, organizan en primavera. La otra partió el pasado mes de febrero. Junto a estas acciones solidarias, la asociación «mantiene el compromiso con el pueblo saharaui» y reclama «una solución pacífica que resuelva la situación con prontitud y ateniéndose al derecho internacional».