Una treintena de estaciones de servicio tendrán puntos de recarga eléctrica en 2020
El sector tradicional provincial busca adaptarse al cambio de negocio tras firmar un acuerdo con Endesa, que pagará 'las islas'
No será la principal fuente de ingresos, pero hay que adaptarse a los tiempos y no perder la oportunidad en el nuevo modelo energético que ... se avecina. Así se entiende desde la Asociación Provincial de Empresarios de Estaciones de Servicio de Valladolid, que se ha adherido al convenio que la Confederación Estatal suscribió esta semana con Endesa para instalar puntos de recarga eléctrica en las gasolineras vallisoletanas.
Alrededor de 35 se prevé que se sumen en Valladolid y Palencia a este acuerdo, que permitirá el desarrollo de las llamadas 'islas de energía' y que contribuirán a que los vehículos eléctricos que empiecen a circular puedan parar en las gasolineras tradicionales para recargar sus baterías.
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El convenio entre la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio, que representa a unas 5.000 gasolineras, y Endesa forma parte del plan quinquenal de esta última, que abarcaría un total de 8.500 puntos de acceso público para la recarga en toda España. En este caso, la multinacional eléctrica ha apostado por las estaciones de servicio que están atendidas por empleados, puesto que las considera una red segura.
La eléctrica se ha comprometido en el acuerdo a dar una formación adecuada a los empleados para que estos se la faciliten a su vez a los conductores.
Los equipos que se instalarán en Valladolid serán para puntos de recarga rápida, donde cualquier conductor podrá parar con su vehículo eléctrico y proseguir luego su ruta.
El plan de Endesa contempla que estos puntos de suministro estén situados a una distancia inferior a 100 kilómetros, y se dará prioridad a los emplazamientos urbanos, que es donde se contempla que el despliegue del coche eléctrico tenga más futuro a medio plazo por la movilidad y las campañas contra la contaminación.
La primera fase del convenio, denominada Endesa X, establecerá una red de 2.000 puntos de recarga, con los que se conectará a las ciudades españolas de más de 35.000 habitantes. Se pretende además cubrir al menos 15.000 kilómetros de vías principales, en los que la provincia de Valladolid tiene algo que decir, al contar con carreteras con mucho tráfico, como las A-6, A-62, A-11, o la A-601. La segunda fase se desarrollaría entre los años 2021 y 2023 y en ella se instalarían otros 6.500 puntos nuevos de recarga y de acceso público, en este caso, en centros comerciales, cadenas hoteleras o aparcamientos. Endesa también ha suscrito en acuerdo con algunas de las marcas de estaciones 'low cost', como Ballenoil.
«Será un servicio más que daremos las tradicionales. Se fijarán puntos a partir de 50 kilovatios y los postes dependerán también del centro de transformación que se instale, conforme con la potencia establecida por Endesa», explica la patronal provincial de gasolineras. La compañía eléctrica realizará dos tipos de contratos: uno en el que asumiría todos los gastos de mantenimiento y explotación, y otro en el que sea el dueño de la estación el que alquile un espacio dentro de su gasolinera. Los beneficios se estiman entre el 3% y el 5% de la facturación eléctrica. Según datos de la asociación de empresarios, obtenidos de la Dirección General de Energía y Minas, Valladolid cuenta con 159 estaciones de servicio registradas, de las cuales 113 están en la provincia y 46 en la capital.
En esta cifra se incluye la cada vez más creciente de las gasolineras 'low cost' (28,9%), que no se están dentro la agrupación provincial. Este porcentaje de gasolineras económicas es superior al que se registra en Murcia (11%), o Almería (7%).
La patronal reconoce que los ingresos por la instalación de los puntos de recarga eléctrica serán ínfimos si se comparan con los procedentes de los carburantes, o los de las ventas de productos de las tiendas, desde alimentos, refrescos o prensa. En el primer caso, las ventas en lo que va de año de gasolinas y gasóleos se calcula que han aumentado en cerca del 3% de media con respecto al año 2018.
Según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), la entidad española que controla las existencias energéticas, Valladolid se situó en 2018 en el tercer puesto de Castilla y León en ventas de litros (388.287.979), tanto de gasolina 95 y 98, como de gasóleo. Por delante, estuvieron las provincias de Burgos (442.045.669 litros) y León (431.605.537 litros). La explicación de que Burgos sea la primera obedece a su ubicación como zona de tránsito para el transporte de camiones, hacia Francia y Portugal, y la distancia para repostar entre las grandes rutas.
Sin embargo, en el primer semestre de este año 2019, la provincia vallisoletana ha logrado ascender al segundo puesto de ventas de carburantes de automoción, situándose con 158.352.780 litros, por detrás de León, que encabeza el 'ranking'. En porcentaje, Valladolid ha pasado de representar el año pasado el 15,25% del total de las ventas regionales, al 16,3% de enero a junio de 2019.
El año pasado se vendieron en la comunidad de Castilla y León 2.546 millones de litros, y en los seis primeros meses la cifra fue de 971.146.107.
«Veremos cada vez más coches eléctricos en las ciudades, pero hoy los de gasóleo son mayoritarios»
Asegura que a los 16 años ya cogía la manguera para repostar y limpiar los cristales de los coches de los portugueses que paraban en la gasolinera que su padre tenía en la Nacional 620, cerca de la salida de Cigales. Desde hace un mes, Leopoldo Herrero (Valladolid, 1967) está al frente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicios de Valladolid y Palencia, un gremio que aspira a modernizarse.
-Ha sido testigo de la evolución del negocio de carburantes.
-El sector tradicional ha cambiando mucho y ahora se enfrenta a la instalación de las 'low cost'. Aunque el conductor piense que todos somos lo mismo, el gremio de las gasolineras tiene diferentes gestores o propietarios. Por un lado, están las estaciones abanderadas, que por una reciente ley no pueden ser más de tres años, las que vienen heredadas de la antigua Campsa, con unos contratos de larga duración; las estaciones propias de petroleras, que ceden su explotación a filiales; y otras de empresarios particulares que las arriendan. Algunas de estas gestiones son comisionistas, mientras que entre las propias las hay que se ceden a un gestor a cambio de un arrendamiento. Es un sector muy atomizado, al que ahora se han sumado las 'low cost' y las cooperativas agrarias, por ejemplo.
-¿Por qué Valladolid es una de las provincias con precios más caros en las gasolinas?
-Eso es difícil de entender si nos comparamos con zonas como Murcia y Almería, que tienen unos precios inferiores a nosotros. Contrariamente a lo que se piensa, nosotros tenemos más estaciones 'low cost' que Almería, pero los precios aquí son más caros. En algunas de las tiendas las petroleras son las que marcan los precios, incluso de los productos que no son carburantes, por lo que las ganancias tienen su limitación al fijarse hasta la compra con determinados proveedores.
-En estos años, con las informaciones sobre el cambio climático, ¿están detectando que bajan los vehículos con motores de gasóleo?
-No. Los nuevos turismos diésel, que cumplen con la normativa europea 6 sobre emisiones, son menos contaminantes que los de gasolina. Además, las cifras de ventas demuestran que el tipo de combustible que más se vende es el gasóleo, que el año pasado llegó en Castilla y León hasta el 86% del total. Es verdad que lo que nos espera a medio plazo, para los desplazamientos urbanos, serán ver cada vez más las flotas de vehículos eléctricos, pero hoy por hoy los de gasóleo son mayoritarios.
-De cada 100 euros que se gastan en llenar el coche, ¿cuánto se lleva Hacienda de tributación por el carburante?
-Hasta el 53%, que procede del impuesto de hidrocarburos e IVA. Afortunadamente, los impuestos están equiparados en todas las comunidades autónomas desde este año. Esto es algo positivo ya que las políticas, como la del 'céntimo sanitario', han perjudicado mucho al sector por cuanto se gravaba el mismo producto en función de la autonomía. Y esto lo hemos sufrido mucho en Castilla y León, por ser una comunidad limítrofe con el País Vasco. El Gobierno central comprendió que esta política era un disparate que rompía el mercado.
-¿Cómo observan ustedes, los empresarios tradicionales, que las cooperativas agrarias compitan en el sector de la venta de carburantes?
-Desde nuestra asociación vamos a estar muy vigilantes para que estas nuevas estaciones competidoras cumplan con toda la normativa. Consideramos que las que no están atendidas por personal son un riesgo para la seguridad y las personas con capacidades diferentes. Las gasolineras atendidas son un modelo que debe perdurar, puesto que hay que tener en cuenta que los carburantes son productos altamente inflamables y es imprescindible contar con personal cualificado. El combustible que suministramos se mejora con aditivos, y por tanto el precio no puede ser el mismo. Ya hay sentencias del Tribunal Supremo contra estas cooperativas y las de venta automática, por incumplir con la normativa en materia de seguridad y de suministro. En este sentido, es importante que se haya limitado hasta el repostaje de un máximo de 75 litros y tres minutos.
-¿Cuando las cooperativas se instalan en pequeños pueblos también están en contra?
-No. A lo que nos oponemos es a que no cumplan con la normativa que se fije para cada categoría, puesto que generarían competencia desleal. Queremos que todos cumplamos la ley, cada uno en su ámbito, y pedimos que las administraciones las vigilen, al igual que se hace con nuestras estaciones. Los clientes tienen que tener presente el empleo que generamos en el sector tradicional, puesto que a los trabajadores que contratamos lo hacemos de acuerdo con lo que fija un convenio. Tenemos controles hasta para verificar la caducidad de los sándwich que vendemos, o para el mantenimiento de las puertas que abren las entradas. ¿Se hacen estas supervisiones a todos?
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