Vallisoletanos por el mundo
Un tordesillano en Panamá: «Todos los que vivimos fuera tenemos a España idealizada»
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Un tordesillano en Panamá: «Todos los que vivimos fuera tenemos a España idealizada»Daniel Hernández tiene el corazón dividido entre Valladolid, la ciudad en la que nació en 1981, Tordesillas, su pueblo paterno en el que se crió, ... Villalbarba, el pueblo materno, del que guarda gratísimos recuerdos y Panamá, el país que le acogió hace ya doce años. Así lo relata, con la tranquilidad de saber que ha encontrado su nuevo sitio en el mundo, pero también con la nostalgia inevitable del que ha dejado atrás una vida a la que amaba.
«Yo me considero de Tordesillas, pero me nací, viví y estudié en Valladolid», comenta desde el otro lado del charco. Su infancia y adolescencia la pasó en el colegio San José y más tarde estudió ADE en la Universidad de Valladolid. Fue precisamente durante su experiencia como Erasmus en Roma cuando se despertó en él la necesidad de «salir y ver mundo». «A muchos Erasmus nos pasa. Una vez que sales fuera de España, te entra la inquietud de volver a hacerlo», comenta.
Tras graduarse trabajó durante un tiempo como consultor de empresas en Valladolid, pero aquella inquietud seguía latente en él y pronto empezó a barajar diferentes opciones como destino. «Fue entonces cuando un amigo vallisoletano, que ya vivía en Panamá, me dijo: 'Vente para acá, que te va a gustar'. Y no se equivocó. El país me atrapó desde el principio», relata.
Antes de mudarse definitivamente a la capital del país, Ciudad de Panamá, Daniel hizo varios viajes al país centroamericano. «Iba y venía. La primera vez vine en febrero, que era carnaval, y lo fui viendo. No es fácil mudarse a otro país. Quería estar seguro», reconoce. Y así, en 2013, con 31 años, se instaló en Panamá. No era un salto al vacío, sino un paso muy meditado. «Este país tiene algo adictivo. Aquí cada día es diferente. No hay rutinas. Cada día es una experiencia distinta», asegura.
Allí se sintió bien acogido desde el minuto cero. «Es un país cómodo, pequeño, con playas solitarias y paradisiacas donde puedes caminar kilómetros y kilómetros sin cruzarte con nadie. Tiene rascacielos impresionantes y una selva increíble. Me encanta pasear por ella y escuchar sus sonidos. Otra cosa espectacular son las ballenas jorobadas, que se ven durante cuatro meses al año. Además, este país es muy seguro. Aquí puedo dejar el casco sobre el asiento de la moto, sin miedo a que me lo roben», cuenta. «Panamá es un país muy desconocido, como ocurre con el resto de los países de Centroamérica y todos son impresionantes», añade.
Daniel exportó a Panamá su conocimiento sobre el sector de la energía solar y emprendió en aquel país en las energías renovables. Desde su oficina disfruta de unas impresionantes vistas al Canal de Panamá. «Siempre me gustó el mundo empresarial. Era vocación. Y cuando trabajaba en España, asesoré a dos empresas del sector, en Toro y Valladolid. Ya tenía un background. Además, aquí hay mucho sol, claro, y es un país muy emprendedor. Le llaman 'La Suiza de Centroamérica'. Es ideal para montar cosas nuevas», explica.
Edad: 44 años
Lugar de nacimiento: Valladolid
Estudió en: Colegio San José y ADE en la UVa
Fecha de partida: 2013
Lugar de residencia Ciudad de Panamá (Panamá)
Profesión: Emprendedor en el sector de la energía solar
Daniel ha echado raíces al otro lado del océano. Está casado con una panameña. Ella y su perra 'Limón', son su vida. «Aquí te acogen como si fueras uno más. La familia de mi mujer es también la mía. Son países muy cálidos, en todos los sentidos», dice este tordesillano que no olvida sus orígenes. «Yo era instructor de esquí en el club del colegio San José. Eso sí que lo extraño. Aquí todos los días hay 32 ºC. Si Panamá tuviera nieve, sería la repanocha», bromea. «Soy muy feliz en Panamá, pero es verdad que echo mucho de menos Tordesillas. Sus fiestas de septiembre son sagradas para mí. Intento no perdérmelas. Voy 3 ó 4 veces al año a España. La última vez que estuve fue en Semana Santa y la anterior, en enero, para el cumpleaños de mi abuela que cumplía 100 años y no podía perdérmelo. Echo mucho de menos a la familia, aunque ellos también me visitan mucho. Pronto van a venir dos amigos a verme y haré de embajador. Me encanta recibir visitas», confiesa. Él es consciente de que, para su familia, su decisión de mudarse fue complicada de asimilar. «Mi abuelo era muy sentimental. Yo era su nieto mayor y no paraba de llorar. Le dio mucha pena que me fuera. Y a mis otros abuelos también. Pero era algo que necesitaba hacer», prosigue.
Con el paso del tiempo, Daniel ha aprendido a sentirse de dos lugares a la vez. Valladolid y Panamá. Castilla y el Caribe. «Yo acá me siento como en casa. Pero también me siento de allá. Creo que todos los que vivimos fuera, tenemos a España idealizada. Ahora mismo, mi vida está aquí, pero mi corazón está repartido. Aquí soy 'el español' y en España soy 'el panameño'… No soy ni de allá ni de acá …por eso suelo bromear diciendo que soy de las Azores, a mitad de camino», comenta.
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