El Escaño 82
La ministra Redondo y la diferencia entre hechos y ruido con las pulseras de los maltratadoresTras semanas de noqueo y ausencia de explicaciones que dejan daño reputacional, la vallisoletana intenta pasar capítulo con la regulación de la violencia vicaria
Vivir pendiente de que un maltratador al que un día quisiste pueda matarte tiene que ser un tormento que solo puede describir quien lo sufre. ... Y ser consciente de que las pulseras que geolocalizan a estos potenciales asesinos y alertan a las mujeres han dado errores, con ubicaciones inexactas y posiciones congeladas añade más sufrimiento a la víctima.
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El programa de las pulseras antimaltrato depende del Ministerio de Igualdad, bajo el mando de la vallisoletana Ana Redondo. Ha tenido que aburrirse el calendario y salir en cascada informaciones que confirmaban los fallos para que la ministra pida disculpas a las «supervivientes». ¿Por los fallos en las pulseras? Más bien no. Lo hizo «por el ruido generado que solo añade más inquietud y miedo a una situación que ya es suficientemente dura a diario».
Se ve que, salvando las distancia, el Gobierno no aprendió la lección que dejó la inacción ante redacción chapucera de la ley del 'solo sí es sí'
En un asunto sobre el que alertaron al ministerio desde los juzgados, también abogadas de mujeres que llevaban denuncias sobre quebrantamiento de las órdenes de alejamiento que no podía probarse por agujeros en la geolocalización de los energúmenos y que era conocido por el personal del programa.
Con esos ingredientes, lo primero es ofrecer información clara sobre lo que ha pasado o está pasando, en lugar de fiar la cosa a que se diluya el interés en un asunto tan sensible. Se ve que, salvando las distancias, no aprendieron la lección de la ley del 'solo sí es sí'. Avanzada en contenido para perseguir los delitos contra la libertad sexual, fue tan chapucera en la redacción que permitió reducir las penas y poner en la calle por anticipado a condenados por violación durante meses y meses. El Gobierno, entonces de PSOE y Unidas Podemos, hizo oídos sordos a las críticas hasta que, con el apoyo del PP, los socialistas lograron suturar ese coladero de beneficios para agresores condenados.
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La ministra se duele con los fallos de las pulseras del «ruido generado», al que ha contribuido la falta de claridad y la tardanza en dar explicaciones sobre un contrato que va a someterse ahora a inspección y ajustes. «Se ha generado una alarma que no se compadece con la realidad», ha defendido Redondo. «Es horrible no saber si la alarma salta de verdad o no», he leído en una entrevista de una mujer maltratada amenazada de muerte. Lo que expresa la segunda tira por tierra la excusa de la primera, que se ha visto superada por esta crisis en Igualdad.
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Ana Redondo no es nueva en política ni en gestión pública. Hizo el viaje hacia Madrid para ascender a ministra a la vez que Óscar Puente, después de que el PSOE perdiera el Ayuntamiento de Valladolid tras sumar PP y Vox. Ella suena como candidata socialista para disputar la Alcaldía a Jesús Julio Carnero en 2027. Dando por sentado que este repita como candidato popular. El runrún sobre Redondo tiene base. Mantiene una vinculación real con Valladolid y conoce la ciudad y un Ayuntamiento en el que durante ocho años fue teniente de Alcalde. Antes bregó como portavoz socialista en las Cortes de Castilla y León, tras el desastroso resultado que logró para el PSOE el 'Puro Cambio' del también ministro actual Óscar López.
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No lo hizo mal Redondo, en una etapa en la que al PP de Juan Vicente Herrera no le tosía nadie en resultados electorales y en la que le tocó enfrentarse a dirigentes como José Antonio de Santiago-Juarez, con currículum sólido en lo intelectual y con recursos para seguir la escuela de Maquiavelo si necesitaba apretar clavijas políticas.
Los fallos en las pulseras han puesto a la vallisoletana en la diana de los populares y de Vox y ella ha intentado tomar las riendas, tras semanas de noqueo que dejan un daño reputacional, con una regulación para perseguir la violencia vicaria, la que los maltratadores infligen a los hijos para hacer daño a la mujer.
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Eso me recuerda la Ley de Atención Integral a las Víctimas de Violencia de Género en Castilla y León. Este texto, que incorporará medidas sobre violencia vicaria, lleva dando tumbos desde la etapa de Herrera, antes de 2019. Su freno sirvió de pago al apoyo de Vox a Mañueco.
Y ahora espera en las Cortes en el tiempo de descuento de una legislatura que acaba en diciembre y con el riesgo de decaer y papeletas para volver a la casilla de salida.
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