Roberto Ojero, el vendedor de la ONCE que también es metalero

Entre todo este gentío se encuentra Roberto Ojero, un vendedor de la ONCE que lleva casi 20 años repartiendo ilusión. Su rutina comienza a las siete de la mañana, cuando se coloca en la esquina de calle Santiago que da a la Plaza Mayor. Ahí se mantiene hasta las dos y media de la tarde, que comienza su camino a casa mientras pasa «por algún bar para vender más cupones».

Confiesa que «la gente tiene muchas manías» y, durante tanto tiempo, ha vivido situaciones peculiares, «de todo tipo», aunque lo que más recuerda es «algún cliente que viene de espaldas, o a la pata coja para comprar un cupón a ver si le toca».

En lo referente a dinero repartido, lo que más ha dado «han sido 5.000 euros», y reconoce mientras sonríe que «es una gozada dar un premio, es muy satisfactorio» aunque espera «dar uno gordo alguna vez».

Ojero asegura que en su trabajo «no hay nada dificil», y considera que, de los extras que tiene su profesión, «lo más gratificante es hablar con la gente, que te cuente un poco sus problemas» porque «no solo eres vendedor de la ONCE, también a veces haces un poco de psicólogo».

Como todo sector, la venta de cupones también tiene sus épocas de bonanza y otras no tanto, como es el caso de febrero, que reconoce que «es lo más duro, hasta que acaban las comuniones».

Fuera del trabajo, Roberto Ojero cuenta con una pasión: la música. Todos los viernes ensaya con su grupo de metal 'Imperial Lord Darkness' en el polígono San Cristóbal, y asegura que son «muy tralleros».