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Un merecido descanso para una de las joyas de la ingeniería civil de Valladolid, después de 156 años de trabajo. La jubilación será parcial, porque ... los vallisoletanos podrán seguir atravesándolo a pie o en bicicleta, pero se quitará de encima la carga diaria de miles de vehículos (7.500 de media), un tráfico que con su edad pesa demasiado y agrava sus achaques. El Puente Colgante será peatonal en 2023 tras acometer una obra de rehabilitación integral para consolidar su estructura y garantizar la seguridad de este paso sobre el Pisuerga, obra de Lucio del Valle e inaugurado el 20 de abril de 1865.
Mientras la ciudad espera la resolución de la Junta para que sea declarado Bien de Interés Cultural, el Ayuntamiento de Valladolid sacará a licitación la redacción del proyecto para reformar esta plataforma sobre el río, una intervención que será compleja y que conllevará la inversión de 624.800 euros, según la previsión contenida en el contrato. La revisión que en 2019 llevó a cabo la empresa Eptisa constataba «defectos con riesgo de evolución patológica y con incidencia estética», que aconsejaban abordar la reparación. Ese mismo año, en el informe en el que se solicita a la Dirección General de Patrimonio el reconocimiento del puente como monumento, también se apunta la necesidad de acometer su arreglo ante su «preocupante estado». El documento, firmado por el arquitecto Óscar Burón, apunta a la peatonalización como «solución óptima, con el fin de aliviar la tensión que sufre la estructura por el paso de vehículos». «Necesita una importante intervención que permita disminuir al máximo la degradación que sufre actualmente, además rescatar sus valores patrimoniales históricos y culturales». La decisión ya está tomada.
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Las últimas reparaciones de calado se llevaron a cabo en 1995 y 2009. La primera, que obligó a cortarlo al tráfico durante nueve meses, la pagó la Junta (44 millones de pesetas) y consistió en una restauración completa de la estructura para recuperar su brillo original y el tratamiento de corrosión de todas las partes metálicas, con el reemplazo de la placa inferior por unas rejillas metálicas de tramex en la zona de calzada para aligerar el peso. Catorce años más tarde, ya con dinero municipal, la empresa Imesapi le dio otro lavado de cara con su repintado, el arreglo de las barandillas y de las losas de las aceras desplazadas, así como con el sellado de grietas y fisuras en las piezas de hormigón, estribos, tablero y pilares. El parcheo de deficiencias ha sido habitual desde entonces.
Ahora se trata de hacer una rehabilitación definitiva en la que se plantea la consolidación de todas sus estructuras y rescatar en lo posible su configuración inicial, con la retirada de las deterioradas losetas de hormigón colocadas en 1991. Se pretende dar una solución continua al pavimento que sea respetuosa con los valores históricos de este paso, cuya longitud total es de 75 metros (68 de vano) y que cuenta con un ancho de siete metros.
Serán los redactores del proyecto los que determinen el actual estado de salud del también llamado 'Puente de Prado' o 'de Hierro' y propongan las soluciones quirúrgicas tras el diagnóstico, aunque, sin duda y según los expertos, el veto al coche será el mejor tratamiento. Aún es pronto para delimitar el impacto que su cierre tendrá en la circulación, aunque la cercanía del puente de Juan de Austria no hace prever grandes incidencias. No obstante, ya se baraja alguna alternativa para que los vehículos puedan acceder a la zona de Puente Colgante, Reyes Católicos o calle Estadio. Los técnicos estudian permitir, mediante una glorieta, el giro a la izquierda hacia la calle Ultramar de los automóviles que crucen el puente hacia El Corte Inglés. De esta manera, se evitaría que el tráfico rodado tuviera que desplazarse hasta el Paseo de Zorrilla para luego tener cambiar el sentido.
El concejal de Movilidad y Espacio Urbano, Luis Vélez, quien asegura que su estabilidad no está comprometida, a pesar de sus achaques, considera necesario abordar la intervención en este elemento protegido en el PGOU para ponerlo en valor y acabar con las continuas reparaciones puntuales que se tienen que realizar para mantenerlo en un estado aceptable. El Ayuntamiento tiene intención de recurrir a una convocatoria de fondos europeos para financiar la obra.
El informe de Óscar Burón subraya las cualidades que reúne este paso para que sea reconocido. Primero, su «importante interés técnico» al ser el primero en España construido con el sistema 'bow-string' o de arco atirantado en forma de parábola, diseñado por el ingeniero Isambard K. Brunel en la búsqueda de la mayor eficiencia del material de hierro aplicado a un puente. «Es un hito en el contexto decisivo en la llegada de la arquitectura del hierro al país», destaca Burón. A esto se suma su monumentalidad. El mal llamado Puente Colgante, que no lo es porque está apoyado en estribos situados en ambas márgenes del cauce sin sujeciones superiores, tiene un gran valor artístico por el hecho de «conjugar armoniosamente la funcionalidad de su destino con la belleza formal de su estructura, lo que le convierte en una de las imágenes más emblemáticas de la ciudad, en un «icono» de Valladolid.
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