Villavicencio de los Caballeros: «Un privilegio que llevamos a gala»

Desde que en 1995 adquirí la muy honorable responsabilidad de ser el alcalde de mi pueblo, Villavicencio, el mantenimiento del patrimonio histórico y artístico ha sido uno de los tres ejes esenciales del quehacer desde el Ayuntamiento, junto a la gestión eficaz de los recursos municipales y el dotar de servicios públicos a los vecinos del pueblo en óptimas condiciones.

Tener en pleno cogollo de Tierra de Campos un tan amplio como rico patrimonio, recibido de nuestros antepasados, hace que llevemos a gala, por acción institucional y por convicción personal, el mantenerlo siempre en el mejor de los estados, independientemente de quién o quiénes hayan sido los titulares de cada bien patrimonial.

Así, nos sentimos orgullosos de la Casa Consistorial, en la que hemos acometido una inversión muy importante en su mantenimiento y adecuación para dotar al inmueble de la principal cualidad que debe tener la casa de todos los vecinos, su utilidad pública.

En el patrimonio eclesiástico, nos hemos volcado con la parroquia. Destaca San Pelayo, seña de identidad del pueblo, con su majestuosa torre mudéjar, mirador de Tierra de Campos, en la que en su día acometimos una actuación para consolidar sus ruinas. Resalta San Pedro, iglesia donde veneramos a nuestro Patrón, el Cristo de la Gracia, inmueble que fue consolidado cuando amenazó con desplomarse. Y sobresale Santa María, en la que hemos acometido importantes obras a lo largo de los años para el mantenimiento y la conservación tanto exterior como interior, con el fin de dotarla de la dignidad adecuada como infraestructura ya que alberga un magnífico e impresionante retablo, que la Fundación de Las Edades del Hombre restauró y que sirve de fondo a nuestra singular Semana Santa.

Nos gustaría haber tenido recursos para mantener otros edificios emblemáticos, como el Priorato o la casa los Francos, de titularidad privada, pero hasta donde estamos llegando creemos que el esfuerzo no solo ha merecido la pena, sino que nos permite llevar la cabeza bien alta: la herencia monumental de nuestros mayores pasará a las futuras generaciones en un estado perfecto.