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Tordehumos recrea la desgarradora historia de amor de un exvoto de 1903
La pieza forma parte de la exposición etnográfica «La alcoba», con la muestra de objetos de la colección del Museo Objetos del Ayer y de vecinos, que se podrá visitar hasta el 31 de agosto
Todas las cosas esconden emotivas historias que merecen ser contadas, porque las cosas siempre llevan a las personas. Es el caso de un exvoto propiedad ... de César de León, que este viernes, en Tordehumos, ha sido el motivo de una curiosa representación en la que se contó su lejana y desgarradora historia, que empieza en 1880, como parte de los actos de inauguración de una exposición etnográfica. A media tarde, ante numerosos vecinos y visitantes, la bella iglesia de Santiago acogió la representación, que tuvo como escenario la recreación de una alcoba del siglo XIX con objetos personales, destacando una cama de hierro fundido, con adornos de oro disueltos en esmalte y una colcha de un gran valor, hecha a mano por una mujer durante toda su vida, sacando hilo por hilo del tejido y con faldillas de organza.
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Pilar Santos, con gran experiencia de muchos años involucrada en el belén viviente de la localidad, fue la narradora de la historia, dividida en distintas escenas, que fueron protagonizadas por varios vecinos, entre los que se encontraba el propio alcalde, Agapito Bravo. Los hechos contados se remontan a 1880 en la localidad zamorana de Revellinos, donde nace Sebastiana Figuera, que, con el tiempo, a pesar de ser pretendida por el conde de la Patilla, se casará con el joven Matías Miranda, apodado el Tiqui, teniendo los jóvenes 23 y 24 años. El 5 de febrero de 1903, habiendo pasado el periodo de gravidez (llamado ahora de embarazo), llega el momento del parto. Sebastiana pide a Matías que cuelgue en la cabecera de la cama el rosario relicario y que vaya en busca de la partera al tener muchos dolores. Sebatiana muere en el parto y con ella, su hijo. Matías va a comunicárselo a su madre, pero antes de dejarla entrar a ver a su hija, le corta un mechón de su pelo. Días después, «apesadumbrado, triste y ojeroso», visita al peluquero artesano de Villanueva del Campo Carlos Martínez Labrador, al que, tras contarle lo sucedido, le pide que le haga un cuadro en recuerdo de su amada esposa, entregándole el mechón de pelo. Tiempo más tarde, tras recoger el encargo, «enloquecido de amor, remordimientos y culpabilidad por la muerte de sus seres queridos», pasará noches junto a la tumba de su esposa «conversando con ella y jugando con su hijo». Años después, transcurrido un tiempo, siempre presente en su cabeza el recuerdo de su amada esposa, Matías contraerá segundas nupcias con otra señora, «pero esto ya formaría parte de otra nueva historia».
El momento de mayor atención fue el descubrimiento del exvoto, acaparando todas las miradas. Con un tono lúgubre, rodeado de una cenefa de flores, bajo la leyenda «Su esposo le dedica este recuerdo», que sostiene un ángel y una paloma, se aprecia el dibujo, realizado con el pelo y polvo de pelo de la difunta, de distintos cipreses y lo que parece un árbol frutal, que rodean una sepultura en cuyo frontal, bajo una cruz de mármol, se lee «Sebastiana Figuera falleció el 5 de febrero de 1903 a los 23 años de edad». A los pies de la cruz, se observa el féretro abierto con el cadáver de Sebastiana y, a su lado, la figura de un ángel, representando a su hijo muerto. Las letras doradas S y F, iniciales de la difunta, escoltan la escena. La información de lo contado en la recreación ha llegado en el reverso del exvoto, pero también en las investigaciones de César León, en archivos de Revellinos, su pueblo natal, así como en conversaciones con familiares de los protagonistas de la historia.
La recreación de esta habitación con el exvoto son parte de la exposición etnográfica «La alcoba» con objetos de la colección del Museo de Objetos del Ayer, regentado con gran ilusión por César León y Azucena Asensio, que se complementan con una gran cantidad de distintas labores artesanales que, cedidas por los vecinos, están realizadas en punto, bolillo, ganchillo o bordado con prendas de vestir, trajes regionales, velos, mantones, colchas, manteles, o toallas, además de viejas máquinas de coser o almohadillas para encajes de bolillo. Obras de arte y algunas muy antiguas, «de gran valor, no solo por el trabajo que ya vemos acabado, si no por el tiempo, amor y mérito de realizar estas preciosas creaciones y el gran valor sentimental que cada una de ellas trae consigo», según expresó Pilar Santos, añadiendo que «las nuevas tecnologías, el consumismo, la nueva forma de vida hacen que estas labores se vayan quedando ahí, detenidas en el tiempo. Guardadas para el recuerdo en cómodas y baúles». Además hizo ver que «las nuevas generaciones no apreciamos ni valoramos el mérito de estos trabajos, pero aquí las damos un espacio para que lo disfrutéis». La muestra cuenta también con trabajos de la artesana en rafia de Tana Fernández, de Revellinos. La exposición se podrá visitar hasta el 31 de agosto, teniendo gran protagonismo en la vigésimo quinta edición de Mercado Artesanal, que se celebrará en Tordehumos el 23 y 14 de agosto.
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