La romería de Castilviejo vuelve reunir a cientos de riosecanos y allegados
Las imágenes de la Virgen y del Cristo volvieron a salir en procesión alrededor de su ermita en medio de un ambiente festivo
La pequeñita, la que en medio del campo tiene su ermita, son los populares versos que la histórica locutora de radio María Teresa Íñigo de ... Toro dedicó a la patrona de Medina de Rioseco, la Virgen de Castilviejo, que este lunes, como cada 8 de septiembre, con motivo de su festividad, fue la gran protagonista de la tradicional romería que se celebró en su ermita. A media mañana, en la ermita no cabía ni un alfiler cuando se celebró la misa, que, oficiada por el joven párroco, Alberto Rodríguez, fue cantada, un año más, por la coral riosecana Almirante Enríquez, con la presencia de la corporación municipal. Después, comenzó la procesión, en la que las imágenes del Cristo y de la Virgen recorrieron la pradera acompañadas por los bailes del grupo de danzas Ciudad de Medina de Rioseco al son de las músicas de los dulzaineros.
La Virgen de Castilviejo es una fiesta en la que familias y amigos aprovechan para reunirse y disfrutar de una jornada campestre donde no puede faltar la degustación de viandas típicas como los torreznos o la tortilla de patata, sin olvidar la casi necesaria obligación de comprar una cacha de caramelo. Aunque las fiestas grandes de la localidad son las de San Juan en junio, los riosecanos siempre han manifestado una fuerte devoción hacia la Virgen de Castilviejo, sobre todo en épocas de sequía, cuando la imagen se llevaba en procesión hasta la iglesia de Santa María donde se hacían novenarios. El domingo se celebrará, también en la ermita de Castilviejo, el día el Cristo, con misa y procesión.
El nombre de Castilviejo procede de un antiguo castillo que se encontraba situado en las inmediaciones de la actual ermita y donde según la tradición apareció una imagen de la Virgen. La imagen antigua de la Virgen de Castilviejo era una talla románica de madera de peral, de unos 60 cm de altura, que según la tradición fue encontrada por un pastor entre las ruinas de un castillo. La talla fue robada en 1974 con gran disgusto para los riosecanos. En su sustitución, en 1976, el escultor zamorano Hipólito Pérez Calvo hizo una réplica a encargo de la devota Pilar Calvo, vecina de Benavente. La nueva imagen fue bendecida por el entonces arzobispo de Valladolid José Delicado.
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