Redondilla en honor a Santa Marina
Los vecinos de Fontihoyuelo volvieron a dar dos vueltas a la iglesia bailando durante una hora con motivo de las fiestas patronales
Las tradiciones, como un hilo invisible, unen, por medio de valores compartidos, a la generación presente con la anterior y la siguiente, creando una identidad colectiva que a su vez sirve para dar forma a las identidades individuales. Desde hace muchos años los vecinos del terracampino pueblo de Fontihoyuelo saben que llegadas a mitad de julio las fiestas patronales de Santa Marina tienen que celebrar la tradición de la Redondilla.
Después de tres largos años, pues no se celebraba desde 2019, cuando el sábado anocheció, los vecinos volvieron a dar dos vueltas a la iglesia bailando durante una hora la popular Redondilla. Antiguamente seguía las pautas coreográficas típicas de esta danza: por parejas, formando corro, los hombres por dentro y las mujeres por fuera. Hoy día el baile se asemeja más a una jota, pero las dos vueltas al templo se mantienen. Para terminar es habitual que se toque un pasodoble. Los músicos son los que encabezan a los vecinos que van bailando. Este año han sido los dulzaineros Los Fogatos.
«Había muchas ganas por bailar la Redondilla», expresó el alcalde, Jorge González, quien destacó que es «la tradición más importante del pueblo que une a todos los vecinos y que esperan con gran ilusión y cariño». Además recordó que antes se bailaba el 19 de julio, el día después de la festividad de Santa Marina, como despedida de las fiestas del pueblo, que duraban dos días. Ahora se baila el sábado «con el fin de que participe más gente». En la tradición participan vecinos de todas las edades, desde los más jóvenes hasta los más mayores, si bien estos últimos se reservan para el baile último. El regidor señaló que no ha conseguido saber la antigüedad de la Redondilla, aunque vecinos muy longevos han asegurado haberla vivido ya en su infancia.
Lanzamiento de piedra y disfraces
Las fiestas en honor a Santa Marina continuaron ayer con una paellada, hinchables para los más pequeños y un concurso de disfraces. Además se celebró el campeonato de lanzamiento de piedra, que se inició hace años con gran aceptación. Se marca en una gran explanada una raya que delimita cinco metros, y quien al lanzar la piedra no la sobrepase queda eliminado. La línea cada vez se fija a más distancia del punto de lanzamiento y quien logra lanzar más lejos se hace con el trofeo.
El domingo se celebró la festividad de Santa Marina, con misa y procesión. Fue el momento de poder disfrutar de la reciente restauración de la talla de la patrona, que se ha podido hacer dentro del convenio suscrito por la Diputación de Valladolid con la Fundación de la Edades del Hombre. Se trata de una escultura de bulto redondo, de madera policromada, del siglo XVIII, de autor desconocido, que se conserva en la iglesia parroquial de El Salvador, aunque habría pertenecido a la ermita dedicada a la santa que hubo en la localidad. La escultura presenta la iconografía habitual de Santa Marina con el dragón a los pies. Además lleva una palma en la mano que simboliza el martirio.
Tras la procesión hubo un vino español en el Ayuntamiento. Por la tarde se celebró el concurso de tortillas, que puso fin a las fiestas. Una fuente en un hoyo es el origen del actual pueblo de Fontihoyuelo en una mezcla de toponimia relacionada con el agua y el terreno (Fonte Foyolo). Fue construida por la familia Cabeza de Vaca hace varios siglos cuando tenía al pueblo como lugar de solaz.
