Valladolid

Rápido encierro y emocionante capea matinal con sustos en Peñafiel

Enseguida, desde primera hora, ha comenzado a apretar el calor. A la hora del encierro, a las 9:30 horas, la temperatura era ya agradable y apenas una hora después el sol impartía justicia sin clemencia alguna.

El encierro, el segundo de las patronales, ha sido muy rápido, con el ganado completando el recorrido del encierro -de 1.100 metros- en apenas 3 minutos desde que el preceptivo cohete anunciara su salida de los corrales del Valdobar.

Los primeros en pasar bajo el arco del corro y entrar en la plaza del Coso por tan angosto pasadizo fueron cuatro bueyes, tras los cuales, a dos metros de distancia y apenas sitio para un corredor y poco más, venían hermanados los seis toros del enchiqueramiento. Finalmente, a unos 100 cien metros de este primer grupo, llegaron a término, al singular coso peñafielense, tres cabestros más, bien apretados entres sí como si de uno solo se tratara.

De esta forma concluía la primera propuesta taurina de la mañana, la cual dio paso a la capea popular, capea al estilo de la villa con la suelta de toros por dentro y por fuera del ruedo.

El primero en salir al redondel gustó, dio juego, permitió a los cortadores citarle en reiteradas ocasiones y trazar buenos recortes y quiebros. Muy entretenida fue su participación. El novillo soltado por fuera del ruedo tuvo movilidad y eso también posibilitó que los participantes a pie de portal o empalizada pasaran un buen rato.

A continuación salió a la plaza, al interior del redondel, un negro novillo de casta Arrizu y, haciendo buena la fama de este ganado, fama de saltarín, acabó haciendo lo que esperaba de él: saltando las tablas. Y lo hizo además con un plus de emoción.

Durante un buen rato mantuvo la atención y la expectación del público, recorriendo el redondel, levantando la cabeza al llegar a las tablas, incluso apoyándose con sus patas delanteras en el estribo. Y cuando ya casi nadie esperaba que lo hiciese, lo hizo: saltó. Saltó haciendo hilo de un mozo que, una vez subido en las tablas, vio al toro lanzarse sobre él. El de Arriazu no frenó su galopada y, como un obús, se abalanzó a por el joven al que tiró al otro lado del ruedo, donde, para darle más emoción y riesgo al momento, estaba el otro toro, el que salió por fuera. Afortunadamente este otro astado no entró en esta disputa, otro participante en la capea lo distrajo, lo que podría haber supuesto un final bien distinto al que afortunadamente se produjo.

De hecho, el que ese otro toro estuviese ahí, por fuera, hizo dudar un momento al joven -quien buscaba alternativas-, dando tiempo al de Arriazu a lanzarse sobre él de un salto. Afortunadamente se trataba de un experimentado cortador que, aunque cayó a tierra, se rehizo rápidamente, se levantó como un resorte y puso pies en polvorosa para ponerse a salvo en uno de los balconcillos de una de las viviendas de la plaza del Coso perseguido por el novillo que saltó. De esta forma, acabaron juntándose los dos toros en la parte de fuera de las tablas hasta que fueron conducidos por los bueyes a los corrales.

Para finalizar la capea se soltaron vaquillas, una de las cuales, también de Arriazu, saltó el ruedo hasta en dos ocasiones, algo que también hizo en la mañana de ayer. De esta forma, con la emoción que caracteriza a los festejos taurinos desarrollados en la plaza del Coso, finalizó la capea sin más novedad ni percances.