Geria habilita colonias para 50 gatos esterilizados que alimentan voluntarios
La comunidad felina era cuidada desde hace años por algunos vecinos y ha sido vacunada, desparasitada y esterilizada
Los gatos de Geria disponen ya de territorio propio en el que sentirse a salvo del abandono, del hambre y de los ataques de quienes los hostigan molestos por su presencia. La localidad vallisoletana de unos quinientos habitantes ha habilitado a través del Ayuntamiento cinco colonias en las que la comunidad felina ha sido vacunada, desparasitada y esterilizada y puede ser alimentada por vecinos que ejercen como voluntarios, una tarea que llevan realizando de forma altruista desde hace varios años, cargando a su bolsillo incluso los gastos veterinarios.
Publicidad
En varios espacios reservados como colonia controlada el Consistorio ha colocado carteles donde se advierte que está prohibido bajo sanción abandonar y/o maltratar a los animales. «Marcar estos lugares específicos en el pueblo supone que los vecinos sepan que los gatos están controlados por voluntarios que los damos de comer, pero sobre todo que están protegidos y no se les puede echar los perros ni agredir», cuenta con alivio Raúl Peña después de años de brega para que haya en el pueblo un territorio ahora más seguro para los felinos.
Control veterinario
Para los cuidadores de estos animales que campan libremente por las calles y alrededores del municipio supone «una garantía» contar con el respaldo oficial del reconocimiento de una colonia protegida, «Aunque parezca increíble, hay gente que ve mal que alimentemos o cuidemos a los gatos», se lamenta Peña.
«Los carteles son una victoria para que no vuelvan a matar animales»
Todos los días, poco antes de que amanezca, Raúl Peña sale de su casa en Geria para alimentar a 14 gatos callejeros. A todos ellos les ha puesto nombre y conoce su historia: Dora, Grisi, Cantarina, Negrete, Manchitas, Chiky, Nela... «Todos esterilizados. Tenemos permiso para alimentarlos, aunque sigo escuchando reproches cuando les doy comida», anota este vecino de Geria, exultante con que su pueblo cuente con colonias protegidas «Los carteles son una victoria para que no vuelvan a matar animales», proclama.
«Con la señalización –añade– la gente entiende que hay un control para que los animales no se reproduzcan, que estamos haciendo limpieza y desinfección, porque desde un punto de vista ético nos debería dar vergüenza como sociedad que estos gatos malvivan. Antes muchos morían de hambre. Hemos luchado mucho».
Recuerda que en 2014 rescataba gatos «porque se morían de inanición en la calle». Dos años después solicitó a la Diputación de Valladolid que incluyera a la fauna felina del municipio en el protocolo de captura y esterilización. En 2018 se hizo realidad la primera de estas iniciativas y en enero de este año la segunda para impedir la reproducción.
Cuando habla de sus gatos refiere la historia asociada a cada uno de ellos y cómo han llegado hasta su colonia. «A este, Negrete, lo hemos tenido ingresado por envenenamiento durante una semana en la clínica veterinaria; a Chiqui lo recogí cuando estaba lleno de pegamento, y a Osito lo encontré con la pata rota y le llevé a que le hicieran unas radiografías; hemos gastado miles de euros en veterinarios. En las escaleras de mi casa han llegado a abandonar a cinco gatitos metidos en una caja de zapatos».
La asociación protectora Rescate 1 participa en este proyecto a través de un contrato mediante el que se ocupa de supervisar y hacer informes de control de colonias asesorando además a cuidadores. «El 90% de quienes ofrecen alimento son mujeres, y ponen esfuerzo y dinero en atender a los animales, llevarlos al veterinario y alimentarlos; es un tema que en algunos pueblos genera conflicto porque hay quien dice que los gatos les estorban, que no hay que darlos de comer porque después no cazan ratones y que pueden ser foco de infección; pero todo ello es mentira», afirma rotunda Mercedes Cano, secretaria de Rescate 1.
Pienso sí, macarrones no
Para poder alimentar a estos animales es preciso disponer de un carné o de autorización y desterrar la idea de que todo tipo de comida que se les eche puede valer para mantenerlos. «Mucha gente les da macarrones y no se debe. Ni leche, luego se ponen malos, pues son intolerantes a la lactosa y el resto de comida puede provocar diarreas, por eso hay que darles pienso», explica Mercedes Cano.
Publicidad
Además, advierte, es preciso tomar precauciones añadidas: «Cuando se les proporciona comida blanda para gatos, los cuidadores tienen que esperar a que terminen de comer y retirar el pienso sobrante, si no luego acudirán a la zona avispas, ratas...».
También previene contra la práctica errónea de algunos propietarios de felinos de abandonarlos depositándolos en una de estas colonias protegidas. «No son el lugar adecuado, pues el animal no es de allí y puede no ser aceptado, el riesgo de que muera es grande, pues las colonias las hacen los propios animales. Cuando las crean cerca de un colegio o una carretera –anota Mercedes Cano– se van cambiando los puntos de alimentación para que no se creen conflictos con el entorno. La gente tiene que aprender que la convivencia con un gato es posible; donde están ellos no hay ratas ni cucarachas».
Publicidad
Valdestillas, Zaratán, Arroyo de la Encomienda y Tudela son algunos de los municipios que ya cuentan desde hace tiempo con colonias protegidas.
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión