Valladolid
Fombellida despide con emoción a Adam Sudol, el párroco que se convirtió en un vecino másSacerdote de la localidad desde hace quince años, ha sido designado a dos parroquias de Medina del Campo y a las de Ataquines, Gomeznarro, San Vicente del Palacio y San Pablo de la Moraleja
La del martes 2 en Fombellida no fue una misa más para Adam Sudol (Polonia, 1973). Lo que en principio era una eucaristía para honrar a San Antolín, patrón de esta localidad de 175 empadronados enclavada en el valle del Esgueva, se convirtió pronto en todo un homenaje para el que ha sido su párroco durante quince años y que recientemente ha sido designado a las parroquias de San Miguel Arcángel y Santo Tomás Apóstol de Medina del Campo, así como a las de Ataquines, Gomeznarro, San Pablo de la Moraleja y San Vicente del Palacio.
Con la iglesia a rebosar, los vecinos de Fombellida se decantaron por su día grande para despedir a Adam Sudol -aún le queda alguna misa por oficiar en el municipio- y mostrarle el cariño y la «estima» que le tienen antes de partir hacia su nuevo destino. Para que no olvidara «nunca» dónde «está y estará su casa». Porque se ha integrado de tal manera en la vida social que se ha llegado a convertir en uno más del pueblo, aún residiendo en Castroverde -donde se ubica la casa parroquial-. Desde cenar en las peñas durante las fiestas hasta acompañar a la asociación de jubilados en diferentes comidas. Nada ha querido perderse este párroco, a quien recordarán siempre por su «implicación, participación y relación», como destacó el alcalde, Víctor Alonso, tanto con los fombellideros como con los residentes en las otras siete localidades del valle del Esgueva que hasta ahora llevaba: Canillas, Esguevillas de Esgueva, Castroverde, Villaco, Villafuerte, Torre de Esgueva y Amusquillo.
Fue el propio regidor quien tomó la palabra en el tramo final de la eucaristía para agradecer públicamente al sacerdote «todo lo que había hecho por el pueblo». Para sorpresa de Sudol, que inicialmente le invitó a subir al púlpito para que pronunciara unas palabras en relación a los festejos. «No se lo esperaba para nada, pensaba que iba a decir algo de cómo habían ido las fiestas, pero pensamos que era el momento más apropiado para despedirle y darle un reconocimiento, se llevó una ovación enorme», recuerda Alonso, quien remarca su «cercanía, accesibilidad y participación».
«Con su carácter se ha ganado el cariño de nuestro pueblo; en todo viaje hay distintas paradas, y la que Adam ha realizado en Fombellida, al igual que ha sido extensa en el tiempo, lo es en el cariño que te llevas de nuestro pueblo, siempre pendiente de los vecinos realizando visitas a los enfermos o prestando ayuda a los que lo necesitaban», incidió durante la misa el también vicepresidente primero de la Diputación de Valladolid.
Un obsequio
Durante su intervención, Alonso quiso hacer hincapié en la «forma de ser» del párroco, con la que logró, por ejemplo, que «después de muchos años un grupo de diez niños hicieran la comunión en Fombellida». «Nos ha permitido hacer encuentros culturales en nuestra iglesia y disfrutar desde el respeto de nuestras fiestas», subrayó, mientras aseveró que «llevar ocho pueblos no es fácil». «Eso lleva entrega y dedicación, los días tienen 24 horas y todos queremos la misa de doce o de una; muchos pueblos coincidimos en fiestas todos celebramos San Isidro...», añadió.
Junto al alcalde, también intervinieron dos representantes de la junta parroquial y los reyes de las fiestas de este año, Aimar y Dulce, que fueron los encargados de entregar a Adam Sudol un reloj como obsequio, «para que cada vez que mire la hora se acuerde de Fombellida». «No recuerdo un párroco que haya estado tantos años en el pueblo como Adam; hemos estado muy a gusto con él y al nuevo sacerdote que venga le deseamos lo mejor y estamos convencidos de que se integrará lo mejor posible en nuestro pueblo», sentencia Víctor Alonso.