Eloy Rincón, el alma de Aguasal, cumple 103 años
Un siglo de vida entre ovejas, recuerdos y el cariño de todo un pueblo
Aguasal celebró ayer un acontecimiento poco común y profundamente emotivo: el cumpleaños número 103 de Eloy Rincón García, uno de los vecinos más queridos y ... respetados del municipio. Nacido en esta pequeña localidad vallisoletana, Eloy ha sido testigo de más de un siglo de historia y sigue conservando, a su manera, la lucidez, la bondad y el humor que siempre lo caracterizaron.
Tercero de cinco hermanos y soltero, Eloy encontró en su familia y en la vida del campo sus grandes pilares. Desde muy joven se dedicó junto a su hermano a la agricultura y al ganado, aunque siempre confesó que lo suyo eran las ovejas. «A mí me gustaban las ovejas», repite a menudo, recordando aquellos días en los que el trabajo duro se compensaba con la paz de los prados y el sonido de su rebaño.
Su vida no fue fácil. De muy joven se quedó sin madre y compartió casa con su hermana pequeña, su cuñado y su padre. Más tarde, tras la muerte de su hermana, vivió un tiempo con su único sobrino varón antes de ingresar en la residencia El Caballero de Olmedo, donde reside desde hace años y donde ayer celebró su 103 cumpleaños rodeado del cariño de todos.
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Entre los recuerdos que aún conserva vivos, hay uno que nunca deja de mencionar: su paso por el servicio militar en Larache, en el norte de África. «Nos trataban muy mal, dormíamos en la paja», ha contado en más de una ocasión. Aquellas experiencias, duras pero formativas, forjaron en él una resistencia que lo acompañó toda su vida.
Una fortaleza que volvió a demostrar durante la pandemia, cuando superó en solitario varios contagios de covid-19. Aislado en su habitación individual, sorprendió a todos con su capacidad para salir adelante. «Tiene una naturaleza increíble», dice su familia. Y es cierto: a sus 103 años, Eloy sigue recordando nombres y anécdotas de Aguasal, las voces de los sargentos y capitanes de su mili y, cómo no, sus queridas ovejas.
La vida de Eloy está también marcada por las tradiciones de su pueblo. Cada año, su sobrino lo baja a misa y al banquete de las fiestas de San Isidro y San Jorge, y el pasado año disfrutó especialmente de la visita de la Virgen de la Soterraña a Aguasal, una devoción que siempre lo ha acompañado y que se celebra justo un día después de su cumpleaños.
Cuando cumplió cien años, recibió un homenaje del Ayuntamiento y de su familia, con la presencia del alcalde y una placa conmemorativa que aún conserva con orgullo. Ayer, en la residencia El Caballero de Olmedo, volvió a soplar las velas en una celebración íntima, pero llena de afecto, acompañado de familiares y con la presencia de la alcaldesa de Olmedo, Myriam Martín y el párroco de la localidad.
Este pequeño homenaje que se le dedica llega con especial cariño de su hermano Arsenio Rincón, de 95 años, el único de los cinco que sigue con vida, quien, con emoción, recuerda a todos los que compartieron camino con Eloy y celebra poder seguir felicitándole un año más.
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