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Volver a bailar en las verbenas hasta que suenen los míticos temas de cierre, esos que anuncian la llegada del amanecer y el comienzo de ... un nuevo día festivo. Volver a llenar talanqueras y disfrutar del ritmo de los pasacalles sin escuchar la palabra «restricción», si la evolución de la pandemia lo permite, claro. Ayuntamientos, alcaldes y vecinos, todos, quieren vivir por fin este año y tras dos de pandemia unas fiestas patronales con absoluta normalidad. Sin miedos. Y están muy cerca de conseguirlo.
El anuncio que el pasado 17 de marzo hizo el delegado territorial de la Junta en funciones, Augusto Cobos, a los pueblos de Valladolid, en el que daba luz verde a preparar con normalidad las fiestas patronales de los municipios, sirvió como espaldarazo para que los alcaldes se lanzasen a contratar orquestas, charangas y encierros, que son el alma de los días grandes de cualquier rincón de la provincia. Y eso se ha notado en los teléfonos de ganaderos, músicos y empresarios de orquestas, que no han parado de sonar con más frecuencia en las últimas semanas. Todos miran con optimismo a la temporada festiva de este año para poder hablar, por fin, de cifras de contratación similares a 2019.
Las orquestas, una de las señas de identidad en las fiestas de cualquier pueblo, empiezan a ver la luz al final de un largo y oscuro túnel que han atravesado durante más de dos años. Aunque muchas no han podido soportar el parón y no han tenido más remedio que terminar por desaparecer. «No recuerdo una situación similar en los 54 años que llevo dedicado al sector», relata Suso López, un veterano en la gestión de espectáculos que lleva a más de 30 orquestas de Galicia y Castilla y León. «Es complicado dar números exactos, pero han llegado a desaparecer, al menos en el norte, el 50%», lamenta.
Muchas se han desintegrado «porque han tenido que dedicarse a otras cosas para ganarse el pan, otras han tenido que vender camiones y escenarios porque no han podido hacerse cargo de los pagos y no creo que vuelvan a formarse», señala López.
Así fueron las fiestas el año pasado
Como contrapunto han notado un incremento «muy fuerte» en el número de contrataciones. «Los ayuntamientos están firmando con mucha alegría. En Valladolid rondan ya el 70% de las contrataciones realizadas», explica López, quien tiene cerradas fechas para pueblos tan importantes como Olmedo, Pollos, Tordesillas o Íscar. Así hasta un total de doce en Valladolid, «y aún nos quedan más». Esperan llegar a las 120 entre Galicia y Castilla y León. «El problema es que a raíz de la desaparición de muchas hay fechas en las que ya no hay orquestas disponibles porque son muchos los pueblos que coinciden en fiestas. Por ejemplo, el 6 de agosto ya no hay nada en el norte y en Valladolid sé que en esa fecha andan escasos», explica el empresario.
En términos muy parecidos se expresa Jorge Puertas, que gestiona junto a su socio David Fernández, Mandala Producciones, Espectáculos Duero e Impacto Musical. «Es difícil poner una cifra, pero los compañeros del sector comentamos y cada uno echa en falta este año a unas tres o cuatro orquestas que han tenido que dejarlo», señala. «Ahora hay problemas, sobre todo, para que algunos pueblos encuentren orquesta los días 6, 14 y 15 de agosto. La cosa anda mal para contratar algo y sucede lo mismo el 20 de agosto y del 8 al 10 de septiembre», señala Puertas, quien lleva en exclusividad a más de 25 orquestas y tiene varias en propiedad que hacen gira por Castilla y León. «Las principales ya están cogidas y tendrán que optar por otras opciones», apuntala.
Respecto a las contrataciones el panorama es más alentador. Han cerrado ya 60 de las 65 actuaciones que tenían en un año normal. «Se nota que este año la gente tiene ganas de vivir una fiesta normal», señala Puertas, con décadas de experiencia en un sector, el artístico, que no escapa a la subida de los precios. «Ahora todo es más caro para todos. Ha habido un aumento generalizo de los precios porque los cachés han subido, pero como muchos de esos contratos ya estaban cerrados desde antes del aumento nos apretaremos el cinturón», añade Puertas.
El punto en común en el que están de acuerdo músicos, empresarios y ganaderos para afrontar este «optimista» año festivo es un nuevo ajuste de los precios. La crisis energética afecta de lleno a los profesionales de estos sectores que pasan gran parte del tiempo en carretera. Aseguran que no es plato de buen gusto, pero se sienten «obligados a subir las tarifas para no trabajar a pérdidas». Es la idea común que comparten en un escenario en el que todo se encarecido.
Como ejemplo, los ganaderos, que al precio desorbitado del combustible que necesitan para hacer los portes de ganado –unos viajes que rondan 150 kilómetros por trayecto– tienen que sumar el encarecimiento del pienso. «En abril de 2021 la tonelada estaba a 240 euros y este año ronda los 400 la misma cantidad», explican desde Bragado.
Por eso, inciden los empresarios ganaderos en que tienen que ajustar precios. «No puede ser que algunos pueblos calquen los pliegos de 2019, porque entonces se pierde la calidad y la cantidad, algo que luego repercute en los festejos», añaden desde Hermanos Celador Zurdo.
El coste de la alimentación y el transporte les pone en la tesitura de tener que aumentar un 30% sus tarifas «para sacar unas ganancias muy reducidas. Es la única manera. Aunque no se puede generalizar, lo que sí notamos es que los pueblos con peso en agricultura y ganadería entienden mejor la subida porque lo están pasando igual de mal que nosotros y otro factor que notamos en cuanto a las contrataciones es la cercanía del año electoral. Muchos alcaldes quieren ofrecer algo similar a lo de siempre aunque sea más caro», explica Juan Celador. Temen una guerra de precios para cerrar contratos taurinos «al no existir unión en el sector», finaliza.
De la misma forma las orquestas, cuyos integrantes pasan meses de ruta en carretera se ven obligados a aumentar sus precios en un 20%. «De media rondaría, como mínimo, unos 3.000 euros de subida por orquesta, porque hay que tener en cuenta que algunas llevan hasta cuatro trailers y un autobús para la plantilla», comenta Suso López.
Los músicos encargados de alegrar las calles con sus instrumentos, los miembros de las charangas recorren la provincia y parte de la región. «Llevábamos sin cambiar los precios desde 2016, pero hemos tenido que subirlos un 20% por el coste de la gasolina y el resto de las charangas con las que hablamos también lo ha hecho», explican desde la charanga 'La Resaka'.
Al mismo compás se mueven los músicos de charanga, los encargados de poner ritmo a uno de los momentos de máximo disfrute de las fiestas, los pasacalles. «Hemos notado un incremento muy grande desde hace dos semanas en las que hemos pasado de cerrar cuatro fechas a un total de doce y esperamos seguir recibiendo llamadas hasta el comienzo de la temporada. Ha venido todo de golpe y seguro que llegamos, como mínimo, al 80% de las fechas que teníamos en 2019, cuando hacíamos unos 35 pueblos», explica Luis Velasco, uno de los músicos de la charanga 'La Resaka' de Traspinedo. Han pasado dos años «muy complicados», pero vuelven a preparar sus instrumentos para tocar en pueblos como Corcos del Valle, La Parrilla o Villabáñez, entre otros. También animarán las calles de Tudela de Duero, Simancas o Tordesillas en plena temporada alta festiva, «para nosotros de mayo a septiembre es cuando se concentra todo el grueso de actuaciones».
Desde la charanga 'La Nota', de Peñafiel, una de las más importantes de la provincia, miran con esperanza al 2022. «Por fin volvemos a la normalidad y eso traduce en un gran repunte de pueblos que quieren cotratar. En nuestro caso, seguro que llegamos a los 70 bolos que hacíamos antes por toda Castilla y León», comenta Mateo Bolado, miembro de 'La Nota'. De momento, ya tienen cerradas quince fechas, entre ellas Benavente, Burgos, Miranda de Ebro o Peñafiel. «Lo importante es que hemos seguido ensayando durante toda la pandemia y eso nos da cierto beneficio respecto a otras que igual no están tan en forma, porque eso los pueblos lo valoran mucho», señala.
Con el mismo ánimo miran los ganaderos al calendario sabiendo que este año sí volverán a recorrer decenas de pueblos. Aunque en el caso de las ganaderías se topan con un problema añadido que causa en el sector cierto recelo, los precios de los pliegos. «Aunque no todos, muchos ayuntamientos están manteniendo los presupuestos de 2019, pero hay que negociarlos, porque las cuentas no salen. Todo ha subido y no se pueden mantener los precios de hace tres años», coinciden varias ganaderías. Desde Simón Caminero, en Carrión de los Condes, vaticinan un año «como los de antes en lo que a número de festejos se refiere».
Ya han cerrado tres fechas para este mes entre Valladolid y Zamora y estos días se encuentran inmersos en negociaciones «con pueblos importantes a nivel taurino como son Cuéllar, Portillo, Peñafiel o Medina del Campo», señala Pedro Caminero, tercera generación de esta ganadería familiar. Con sus 350 cabezas de ganado esperan llegar a 30 pueblos para dejar atrás dos años de pérdidas en los que han tenido incluso que sacrificar a sesenta animales. «No podemos olvidar que muchos de nuestros compañeros han quedado por el camino, pese a las ayudas que llegaron hubo ganaderías que tuvieron que dejarlo. Calculo que unas quince a nivel nacional», lamenta.
En su ganadería trabajan tres personas durante todo el año, «como ha pasado en muchasm, tuvimos que despedir a un chaval porque no salían las cuentas», afirma. Aunque su plantilla se amplía a catorce en una temporada normal de festejos y esperan que a partir de mayo así sea. «Todo depende de los contratos que se hagan, pero la cosa pinta bien porque los alcaldes han perdido ese miedo que había a posibles repuntes y se ha demostrado que no se produce ningún aumento de los contagios tras la celebración de festejos taurinos», finaliza Caminero.
En la ganadería zamorana Bragado hablan de «un ritmo de contratación como el de un año normal», una tendencia que se repite a lo largo de decenas de ganaderías de la región. «Aunque cada pueblo es distinto por el presupuesto que tiene para celebrar sus festejos, muchos están planteando reducir el número de animales que llevan o recortar algún festejo», puntualiza Óscar Bragado.
Con más cautela se muestran desde la ganadería Hermanos Celador Zurdo, en la localidad salmantina de Cantalapiedra. «Es una normalidad entre comillas y habrá que ajustar mucho los precios, porque llevar al ganado no está saliendo al precio que pensábamos, cosa que nos perjudica», argumenta Celador. Tienen siete fechas cerradas,entre ellas Alcazarén o Matapozuelos, aunque por estas fechas ya habrían apalabrado 30 de los 35 pueblos que hacen al año. «Estamos a la expectativa, porque la contratación de los festejos que se celebran en julio en Valladolid están despegando ahora».
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