Las verbenas seguirán confinadas un verano más
Los empresarios del sector en la provincia critican la ausencia de un protocolo para volver a facturar después de un año y medio sin ingresos
claudia carrascal
Segovia
Domingo, 23 de mayo 2021, 11:06
El sector de los festejos lleva un año sin poder trabajar, en su caso ni siquiera a intervalos como ha ocurrido en otros gremios. A esto se suma que su época fuerte es de mayo a octubre, por lo que la mayoría llevan desde finales de 2019 sin ingresos. Su situación es «crítica» y lo peor es que no tienen esperanza de que este año las verbenas vuelvan a llenar de música y de alegría los municipios de la provincia. De modo, que prevén que este 2021 se cancelen una vez más las 6.000 verbenas que se organizan cada verano en la Comunidad Autónoma y, por tanto, dejarán de ingresar en torno a 30 millones de euros.
«La situación es muy dura, hay pocas empresas que pueden resistir sin facturar y muchas hicieron grandes inversiones antes de que se declarara la pandemia», explica el gerente de la empresa Prin Espectáculos, Darío García. En su caso compró un equipo de sonido de unos 100.000 euros que permanece en desuso en una nave desde entonces.
En Castilla y León dependen de esta actividad 10.000 familias de forma directa y genera más de 25.000 empleos indirectos. En Segovia calculan que hay unas 500 familias dedicadas al sector de los festejos que llevan un año y medio completamente paralizados y sin ayudas. Tan solo se han podido acoger al sistema de ERTE y a una línea que sacó la Diputación Provincial en el mes de octubre, por la que han percibido 1.200 euros.
Sin embargo, «no hemos recibido ni un solo euro a nivel autonómico ni estatal y eso que el trabajo es un derecho fundamental y no nos están dejando ejercerlo». Desde su punto de vista, es injusto que miles de familias en la comunidad lleven todo este tiempo viviendo de ahorros debido a una emergencia sanitaria.
Además, critica las diferencias existentes entre las comunidades autónomas, ya que algunos empresarios de Galicia, Asturias, Madrid o la Comunidad Valenciana se han beneficiado de subvenciones que alcanzan los 60.000 euros. Por el contrario, la Junta de Castilla y León «solo nos da largas». Por eso, incide en que este año es más importante que nunca que los ayuntamientos contraten a empresas locales para gestionar los pocos espectáculos que se puedan llevar a cabo.
Los empresarios son conscientes de que todavía no se puede regresar a aquellas fiestas en las que las multitudes se agolpaban en la plaza para no perderse ninguno de los temas del repertorio. Para muchos este era un momento de reencuentro con amigos y familiares en el que no podían faltar canciones míticas como Paquito el Chocolatero, Fiesta pagana de Mago de Oz, Sarandonga de Lolita o El vals del obrero de Ska-p. La normalidad no es posible, pero sus promotores tienen claro que hay soluciones para ir recuperando la actividad. García aclara que el primer paso es que las autoridades competentes definan un protocolo con la normativa que deben cumplir para desempeñar su profesión. «Ahora los políticos nos tienen que demostrar empatía para levantar esta dramática situación, nosotros ya hemos hecho nuestra parte. Nos hemos reinventado con formatos más pequeños para hacer otro tipo de espectáculos», comenta.
De esta forma, estima que cada una de sus dos orquestas de renombre podría llegar a hacer 40 espectáculos de los 75 habituales y en un formato mucho menor, por lo que prevé una facturación del 15 o 20% con respecto a un año normal. Para ello, ha recuperado de la orquesta Pikante a la formación Vespas y lambrettas que hace música de los años 60, 70 y 80. De otra de sus orquestas más potentes, La Huella, ha creado un tributo de pop con el teclista y un cantante y ha sacado un trío que se encargará de los espectáculos de música disco para 250 o 300 personas como máximo.
Otra de sus apuestas es llevar en exclusiva a Segovia los musicales de Abba, Queen y Michael Jackson. Por último, cuando la situación sanitaria lo permita tiene previsto hacer un concierto destinado a sanitarios y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. «Se lo debemos por su inmensa labor durante todo este tiempo», asevera.
El gerente de la empresa Arco espectáculos, ubicada en Ayllón, es Toño Feliux, quien admite que «está siendo un año catastrófico» y no augura un 2021 mucho mejor porque «ya vamos tarde». De hecho, estima que «hay un 90% de posibilidades de que este año también se prohiban las verbenas». Una medida que, a su juicio, no debería tomarse tan a la ligera cuando las pruebas que se han hecho tanto en Barcelona como en otros países con conciertos de 5.000 personas han resultado todo un éxito.
«Este tipo de eventos nos dan cierta esperanza porque demuestran que los espectáculos se pueden llevar a cabo de forma segura y en una verbena el número de asistentes es muy inferior», matiza. Por otra parte, no entiende que a ellos se les impida trabajar cuando «el metro o los autobuses están masificados y la gente no respeta las distancias de seguridad».
Los pequeños formatos parecen la única fórmula viable para dar un respiro a un sector que sigue con la soga al cuello porque tal y como recuerda «la hostelería lo está pasando muy mal, pero al menos en 2020 pudieron facturar un 20 o un 30% de lo habitual. Nosotros no ingresamos ni un euro y la previsión es que este 2021 facturemos un 5 o un 10%, ya que los espectáculos serán reducidos y hemos tenido que bajar los precios, por lo que el margen será inferior», expone.
Los ayuntamientos tampoco tienen claro si van a poder invertir las partidas presupuestarias que han destinado a las fiestas o tendrán que proceder como en 2020 y destinar la asignación a otros fines. Por el momento, señala que «la mayoría tienen ganas de hacer cosas, pero están reacios a contratar espectáculos hasta ver cómo evoluciona la vacunación y las restricciones que podrían adoptarse para los próximos meses en Castilla y León». Eso sí, según está el panorama actual no ve factible que puedan iniciar su actividad como mínimo hasta mediados de julio.
Confianza en la recuperación del turismo de verbena
Los dos empresarios de la provincia coinciden en que la población «tiene muchas ganas de fiestas». Además, estos días de convivencia «dan mucha vida a los pueblos», según Feliux. Por su parte, García apunta que en los municipios más grandes la inversión que realizan los ayuntamientos aporta unos beneficios para el pueblo 20 veces superiores.
Ante la «dejadez» de las administraciones para regular su actividad en abril de 2020 se creó la asociación nacional Acople para velar y proteger los intereses del sector de los festejos populares. David Fernández, de espectáculos Duero, es vocal de esta agrupación y reconoce que, de momento, «no se ha conseguido nada y eso que nos hemos movilizado, ya que también somos fundadores del movimiento Alerta Roja». En su opinión, el 2021 no será mejor que el año anterior porque «mientras no se pongan de acuerdo nuestro sector seguirá muerto y mucha gente pagando inversiones de cientos de miles de euros que no pueden amortizar».
Una de las principales críticas que arroja a la Junta de Castilla y León es que el 21 de junio de 2020 el vicepresidente, Francisco Igea, anunciara que estaban prohibidos los festejos cuando, tal y como apostilla, el Bocyl solo impedía la celebración de determinados eventos. Sin embargo, «al escuchar las palabras de Igea los pocos ayuntamientos que mantenían alguna contratación se echaron para atrás». Asimismo, cree que en Castilla y León siempre han salido peor parados porque cuando el aforo es del 33% en interiores con butaca preasignada en otras comunidades es del 75% y no encuentra sentido a que en exteriores no se permita concentrar a más de 50 personas, independientemente del aforo real.
Darío García, gerente de espectáculos Prin, concluye que su mayor esperanza es que el fenómeno fan que llevaba unos años produciéndose en el mundo de la verbena se multiplique cuando regrese la normalidad. «Ya había jóvenes que iban de acampada a los pueblos y se pasaban dos días en las fiestas solo para ver a una orquesta y pasar una buena noche. Incluso entre varios municipios cercanos de la comunidad han llegado a alquilar autobuses para ver a La Huella en Galicia o Asturias», indica. Un turismo de verbena que está dando a los componentes de las orquestas miles de seguidores en redes y que podría ser la llave para la recuperación de un sector que agoniza.
Feliux trabajaba antes de la pandemia con unas 80 orquestas de todo el país y organizaba verbenas en 70 pueblos de Segovia, Soria y el norte de Madrid, por lo que conoce de cerca la incertidumbre que está dejando esta crisis sanitaria. Tras contactar estos meses con compañeros y clientes tiene claro que «muchos empresarios no van a poder aguantar otro año sin trabajar y desaparecerán un gran número de orquestas potentes a nivel nacional».
De los 30 trabajadores de Espectáculos Prin los fijos están en ERTE, pero al ser un sector con tanta temporalidad hay muchos discontinuos que no han podido acogerse a este sistema de protección y en esta tesitura «no les ha quedado más remedio que buscarse la vida», según Darío García. Por ejemplo, algunos de los técnicos de sonido ahora se ganan la vida camperizando furgonetas, una chica que toca la batería está en un 'parking' atendiendo incidencias y otras teletrabajan como representantes de firmas de belleza o en una tienda de informática. No obstante, advierte que «el deseo de prácticamente todos es volver al puesto que ocupaban porque su pasión es la música. Es un mundo muy bohemio y bonito, ya que recibes el reconocimiento y el cariño del público», sentencia.
Antes de tener alguna certeza no pueden comenzar los ensayos, pero confía en que al menos una parte de sus trabajadores pueda volver a los escenarios este verano. «En el último mes he recibido bastantes llamadas de alcaldes para ver qué tengo y cómo se va a poder retomar la actividad. Se nota que tienen ganas de hacer cosas para sus vecinos», asegura. Aunque tiene apalabradas una docena de actuaciones para este verano sabe que todo pende de un hilo y hasta 2022 no podrán salir con fuerza.
Cuando le piden consejo, su recomendación es clara: cumplir con todos los protocolos e intentar no concentrar los espectáculos musicales durante el fin de semana de la fiesta. Argumenta que de este modo se evita que las peñas salgan en masa, así como el efecto llamada que puede generar en los pueblos cercanos.
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