Turismo rural
Los campos de lavanda de Tiedra: mucho más que un 'photocall'Restaurantes llenos hasta septiembre y miles de visitantes al castillo dan vida a la pequeña localidad vallisoletana durante el florecimiento de su fotogénica plantación en verano
Lucía San José
Valladolid
Viernes, 25 de julio 2025, 06:55
«Es el proyecto de mi vida, de mi familia, de mi pueblo», destaca la segunda generación de 'Tiedra de Lavanda', Sofía Fronseca, un proyecto ... familiar que atrae cada verano a miles de visitantes de toda España a la localidad vallisoletana de Tiedra para observar sus campos morados. En el municipio, de menos de trescientos habitantes, cada rama de este cultivo representa el impulso económico de unos emprendedores que apuestan por el medio rural. El turismo que genera no es solo cuestión de fotos bonitas, son cafés que se sirven, guías que trabajan, restaurantes que llenan sus mesas y pequeños negocios «que viven de ese mes», destaca la alcaldesa, María Ángeles Tiedra Fernández.
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«Podríamos abrir otro restaurante que estos dos meses lo llenaríamos igual», reconoce el gerente de El Refugio del Pago, Julio Herrador, establecimiento situado en la carretera que une Tiedra con los campos de lavanda. «Los fines de semana está lleno hasta septiembre y a diario las próximas dos semanas», explica el dueño mientras prepara las comidas de un diario de julio con todas las mesas ocupadas. «Podríamos doblar si quisiéramos, pero no hay capacidad para abastecer a tanta gente», explica antes de reconocer que la principal razón es la falta de personal, algo, añade, «muy común en este sector».
El fenómeno es tan grande que desborda la infraestructura local. «Los dos restaurantes de Tiedra se llenan enseguida y la falta de alojamiento en el municipio desvía a los visitantes a Toro, Urueña o Medina del Campo», relata la dueña de Tiedra de Lavanda, Luz Ruiz, antes de apuntar que em una sola semana de este mes llega a facturar más que en tres meses de invierno.
Las cifras de visitantes «se duplican e, incluso, algunas semanas, se triplican», apunta la gerente. Autobuses lleos llegados desde Asturias, Cantabria, País Vasco, Madrid y Portugal combinan las visitas al campo de lavanda con el castillo de Tiedra, lo que genera una sinergia que beneficia a toda la comarca.
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Según los datos recopilados por el Ayuntamiento, por el castillo pasan cerca de 14.000 personas al año, «la mitad de ellas concentradas entre julio y agosto», cuando la lavanda está en flor, apunta la regidora. Para un pueblo tan pequeño, este flujo de gente supone vida en las calles, mesas llenas en los bares y restaurantes y movimiento en los alojamientos rurales.
Los campos se llenan de fotógrafos y familias que inmortalizan bodas, comuniones y embarazos con esta estampa morada de fondo. «Eso todos los días, hay algunos que vienen todos los días en julio», ha destacado la gerente de los campos.
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«Entre tanto trigo y cebada, ver un mar de color bonito y perfumado es un regalo», resume el vecino del pueblo Pablo Lorenzo. Y es que también los propios residentes se acercan a ver la lavanda con familiares y amigos, «especialmente cuando hay conciertos o eventos», afirma, y disfrutan de atardeceres únicos con la torre del castillo recortada en el horizonte.
Las redes sociales han dado a la lavanda de Tiedra una proyección inesperada, lo que ha convertido este rincón vallisoletano en destino de 'influencers' y fotógrafos que difunden su belleza, lo que atrae a visitantes de toda España. «La repercusión ha sido brutal y creo que va a seguir así durante muchos años», destaca Lorenzo.
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Este impulso se ha reflejado en la última temporada, en la que, de hecho, «hemos ganado la mitad de seguidores en los últimos cuatro meses», incide la encargada de comunicación de Tiedra de Lavanda, Sofía Fonseca, encargada de diseñar las campañas de promoción, grabar los vídeos y crear lugares «limpios para las fotos», todo desde el enfoque de quien «ha vivido esto desde cero».
Los campos de Tiedra empezaron a atraer visitantes en 2019, cuando comenzaron a guiar personalmente las visitas turísticas. Llegó la pandemia y el plan al aire libre se convirtió casi por casualidad en «la alternativa perfecta» al encierro. «Empezaron a venir 'youtubers' e 'influencers'. Subían fotos y se dispararon las visitas», recuerda la alcaldesa, orgullosa de un fenómeno que ha llenado de vida las calles del pueblo.
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Los últimos fueron Plex y Aitana, que visitaron estos campos el 13 de julio, pero «nos gustaría que pasase más tiempo aquí», confiesa la regidora. Quién sabe si la próxima vez que el 'youtuber' pise por Tiedra sea para dar el pregón de las fiestas de verano: «Yo ya se lo he propuesto», suspira Fernández.
La lavanda se ha convertido en el epicentro de un turismo tranquilo, de paseos entre campos violetas y atardeceres que invitan a parar, sacar una foto y después recorrer el castillo, la ermita y la Plaza Mayor porticada de Tiedra. Todo en un mismo fin de semana que se llena de planes, visitas guiadas y conciertos al aire libre.
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«A los del pueblo nos encanta porque es la excusa perfecta para invitar a amigos y familiares», ahonda la alcaldesa antes de añadir que los vecinos sienten «mucho orgullo» de ver cómo Tiedra se transforma cada verano en un destino de referencia.
«El mayor atractivo es la tranquilidad, el olor, los campos y la atención cercana», asegura la gerente de Tiedra de Lavanda, convencida de que la clave del éxito se centra en no masificar, en mantener el encanto de un lugar que ofrece «música 'chill out' entre campos en flor mientras se degusta una cerveza de lavanda o un helado».
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En este espacio, dos amigas y visitantes este miércoles (23 de julio), Míriam y Eva, tomaban un refresco de lavanda sentadas frente a los campos. «Somos unas apasionadas de las plantas aromáticas, especialmente de esta, que transmite mucha tranquilidad y mucha estabilidad», justifica una de ellas.
Pero el objetivo no es que vengan solo en julio, sino todo el año. «Falta mucha labor divulgativa», explica Ruiz, que considera que ese trabajo educativo puede abrir nuevas vías de comercialización.
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Tiedra de Lavanda, con la experiencia de diecisiete años, ha creado una experiencia completa: visitas guiadas a los campos en floración, la destilería en funcionamiento, las degustaciones de los helados, las cervezas y los chupitos de lavanda, «productos que no se compran de forma habitual pero que el visitante adquiere como recuerdo de una experiencia diferente», añade Sofía Fronseca.
La lavanda es ya parte de la identidad de Tiedra. Entre castillos, iglesias y atardeceres, esta flor de color violeta se ha convertido en el alma de un pueblo que encontró en la naturaleza su mayor tesoro. Un paisaje que recuerda que Castilla también tiene mar... de lavanda.
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Este fenómeno ha motivado, incluso, a recuperar tradiciones como un encuentro de artesanía, que se celebrará este fin de semana en la localidad. Talleres de flores, cuero, esquilado y música popular para «arrancar agosto» con fuerza.
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