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Castilla y León es la segunda productora de lavanda, un cultivo que atrae al turismoCosecha ·
En diez días comenzará la recogida, en una campaña con buen desarrollo y bajos preciosCastilla y León se consolida en el segundo puesto en superficie cultivada de lavanda en el país. Alcanza las 1.869 hectáreas, lo que supone ... un 20,4% del total de las que existen en España. Se coloca por detrás de Castilla la Mancha, comunidad que lidera el ranking con más de la mitad del total, un 51,6 % y 4.730 hectáreas. El cultivo ha ido creciendo en dimensiones en los últimos años por la necesidad de diversificación, y en parte también porque, durante la época de floración, sus colores le hacen convertirse en un reclamo turístico. De cara al futuro, en el sector auguran un estancamiento en ese aumento de superficie debido a la caída de precios.
Valladolid, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se convierte en la provincia con mayor superficie con 632 hectáreas, seguida de Burgos con casi 600. De esta manera, son la tercera y cuarta provincia del ranking nacional en cultivo de lavanda y lavandín, detrás de Guadalajara y Albacete. Precisamente, en Burgos, en la localidad de Caleruega, apostaron hace cinco años por el cultivo. El municipio suma más de 220 hectáreas, la mayoría correspondientes a la cooperativa agrícola de pequeños propietarios, pero también una veintena de parcelas municipales. El cultivo nació con fines agrarios, para tener una alternativa que se consideró rentable a los cultivos tradicionales de cereal de la zona, y que en la actualidad convive con los viñedos de la Denominación de Origen Ribera del Duero. El director de cultivos de la cooperativa, Miguel Cebrecos, considera que, este año, el ciclo se ha desarrollado de forma «muy positiva» , salvo una pequeña parte que quedó «dañada por el pedrisco de una tormenta». Anuncia que la cosecha comenzará en apenas diez días y que el calor está siendo «bueno» para el desarrollo final.
En el año 2020, la cooperativa 'La Burgalesa' del municipio decidió adentrase en ese cultivo con una inversión cercana a los 600.000 euros, convirtiéndose en la localidad con mayor extensión de lavanda en la provincia de Burgos. «Veíamos que el cereal no daba y apostamos por diversificar con este cultivo porque le veíamos algo más rentable y respetuoso con el medio ambiente», recalca. Los cuidados, según narra, son mínimos, salvo los trabajos de aperos y, como ventaja, deja la tierra limpia y enriquecida. Un cultivo fuerte que convive muy bien tanto con el frío como con el calor, y solo necesita algo de lluvia después de la siembra «para agarrar».
En el caso de esta cooperativa, comercializan la lavanda a un intermediario, que a su vez provee a las grandes farmacéuticas, y se utiliza para perfumes y cremas cosméticas. En cualquier caso, el jefe de cultivos focaliza la importancia en que la labor positiva que supone para la polinización de las abejas. «Yo elegí ese cultivo en gran parte por ese factor. Ahora mismo, en Caleruega, hay cientos de miles de abejas, están trabajando, están haciendo miel y polinizando a todos los cultivos. Eso es lo importante y fundamental de la lavanda, y favorece también al resto de cultivos», insiste Miguel Cebrecos.
Precios
En la cruz del cultivo está la caída de los precios: «Cuando empezamos el proyecto estaba a 38 euros y ahora está a 10, imagínate». Datos que también confirman desde la Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales (Anipam), que cifran el desplome en hasta en un 70%. «Desde hace ya cuatro años el mercado de aceites esenciales extraídos de manera natural de las flores de la lavanda y lavandín, se encuentra paralizado por una caída drástica de sus precios de mercado, y como consecuencia, no se realizan operaciones comerciales significativas, lo que pone en riesgo incluso a las explotaciones», precisan desde la interprofesional. Ponen también en evidencia el problema de los aceites destilados que «alcanzan cotas de crecimiento récord en los últimos años».
Desde la colectivo de productores ponen sobre la mesa que, a pesar de que el desarrollo de los cultivos de lavanda ha supuesto en los últimos años en España «una alternativa de interés por su alto valor añadido», la sequía de los últimos tiempos y la crisis de mercados «ha puesto al sector al borde de la no supervivencia». En este sentido, critican que la Administración haya excluido al sector de los planes de ayuda por sequía, «sin tener en cuenta la mortandad de plantas que ha afectado a no menos de un 30% de la superficie cultivada».
Campos morados: objetivo de visitantes y fotógrafos
Más allá de su importancia y finalidad como cultivo, la lavanda, desde su momento de floración hasta la recogida, se ha convertido en un reclamo para los turistas y fotógraf os. Lugares como Tiedra en Valladolid o Caleruega, se erigen como un lugar de peregrinaje de visitantes. Algo que no es que desagrade a los agricultores que conviven con ello «sin ningún problema», pero les genera cierto malestar a la hora de que «se desvíe el tema de lo que realmente es fundamental: el trabajo del campo y sus beneficios», defiende Miguel Cebrecos.
En esta línea, añade que los festivales y conciertos que se desarrollan durante esta época en lugares con cultivos de lavanda «están muy bien», pero anima a los turistas a conocer también la realidad a pie de campo, «cómo trabajamos y los beneficios medioambientales».
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