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Juan Antonio López se queda un tiempo mirando su cuadro 'Mi último olivo'. «Cada vez que lo veo me quedo asombrado», asevera orgulloso. Catedrático de Química General y Orgánica, empezó a pintar al óleo en 1998. «Llegué a Valladolid en 1981 y tenía claro ... que quería pintar, pero allá donde iba me exigían formación académica». Al final encontró sitio en el estudio del artista y galerista Lorenzo Colomo. «Fue mi maestro hasta que falleció -en 2023- y desde entonces no he querido ir a ningún otro estudio. En casa me insisten pero por el momento me he orientado a la acuarela y el lápiz», relata.
El óleo sobre lienzo, al menos hasta nuevo aviso, sí lo ha dejado de lado. «Es que la pintura puede tener un olor desagradable como para hacerlo en casa». Él es uno de los tres profesores jubilados de la Universidad de Valladolid que estos días exponen su trabajo en la residencia universitaria Reyes Católicos. Con estilos diferentes, todos tienen un rasgo en común. Su obra evoca sus memorias y recuerdos.
La iniciativa nace desde la asociación Magistri de la UVA, integrada por el profesorado jubilado de la universidad. «Esta es la primera muestra pictórica, estamos preparando otra para enero con la intención de hacer más», explica Carlos Vaquero, presidente de la organización. Junto a él, la idea de preparar la exposición fue también impulsada por María Jesús Casado, profesora jubilada y titular de Derecho Romano.
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Parte de su obra, claro, también está en las paredes de la residencia universitaria, ubicada en la calle Teresa Gil. «Yo empecé cuando era niña copiando los calendarios Río Tinto», confiesa. Desde entonces, continuó de forma autodidacta. «Quería ser artista, pero necesitaba una carrera para solucionar el problema del dinero».
Eso la llevó hasta el Derecho Romano, pero no dejó de lado el pincel. «Siempre he estado pintando. Los cuadros los gesto durante mucho tiempo. Meses, un año, y represento cosas que observo y luego reservo en mi cabeza», relata. Una de esas imágenes es la que representa en 'Mar de noche', donde presenta un lienzo totalmente en negro con pinceladas blancas que evocan el mar y la luz de la luna en la nocturnidad. «Es lo que veía desde el autobús cuando estaba en Barcelona. Desde la ventana, miraba el mar y los reflejos de la luz en el agua».
Y tiene importancia la música -también es profesora de piano-. Lo representa en su obra 'Fin de concierto', donde se observan -para definirlo fácil- unos palos («que para nada lo son») de color amarillo. «Representa el momento final del espectáculo, con las batutas en el aire. Música y pintura son dos cosas que han ido muy unidas en mi vida, tengo una serie solo de teclados por ejemplo», apunta María Jesús, quien ha ganado premios con su obra y tiene cuadros en museos nacionales y extranjeros.
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Sergio García
Completa la exposición el trabajo de Jesús Feijó Muñoz, catedrático de Construcciones Arquitectónicas. La pasión por la pintura nació con el objetivo de llenar un «gran vacío» después de la jubilación, y se puede decir que lo descubrió por un azar. «Le regalé a mi hija un maletín para pintar en óleo hace muchos años. Ahí ha estado hasta que lo encontré de nuevo y empecé», comenta.
En sus cuadros salta a la vista la mano de arquitecto, pero esos edificios que representa sobre el lienzo tienen algo más. «La motivación surgió de los recuerdos de la infancia, del deseo de representar el entorno urbano en el que nací». Por eso, en una de sus obras se observa el edificio de Correos de Valladolid antes de su reforma en los años sesenta o el extinto teatro Pradera. «Esto es una muestra, en casa tengo más de cincuenta», apunta.
Es lo mismo que les sucede a sus colegas Juan Antonio López y María Jesús Casado. Muchas de sus obras están también en casas de sus familiares y amigos. «Yo digo que tengo varios museos López donde viven mis hijos», comenta el catedrático de Química. Para ellos, esta muestra ha sido una oportunidad -no para todos la primera- de exponer su trabajo. Obras que recogen sus memorias, sitios que ya no existen, árboles que solo se ven una vez o miradas espontáneas que guardaron en la retina para plasmarla después sobre el lienzo.
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