Los primeros detenidos del macroclán merchero de narcotráfico asumen siete años de prisión
Pactan con la Fiscalía para rebajar su condena en un primer juicio marcado por la alta seguridad en el interior de la Audiencia
Ante un Palacio de Justicia totalmente blindado por la Policía Nacional, la Audiencia de Valladolid ha celebrado este lunes el primer juicio de la denominada ... 'operación Churruca'. La misma que permanece abierta y que hasta el momento acumula 25 arrestados y la incautación de 71 kilos de cocaína. Una larga investigación policial contra el narcotráfico a gran escala y que en la jornada de este día 7 ha sentado en el banquillo de los acusados a tres hombres. Todo ellos en prisión desde que fueron cazados.
La vista de este lunes ha estado marcada por la negociación entre las partes y la Fiscalía hasta llegar a un acuerdo. Y así ha sido, pues los tres acusados, José Luis García, David Martín y Francisco Miguel Arroyo, han asumido siete años y un día de prisión (el Ministerio Público pedía inicialmente 11 años y medio de cárcel) únicamente por los tres primeros meses de pesquisas de la Policía Nacional en la que explotó la primera fase de la operación. Así que presumiblemente, en un futuro, les toque volver a sentarse como acusados por el resto de la investigación.
Por lo que han sido condenados 'in voce' este lunes ha sido por los tres primeros meses de pesquisas. Lo correspondido entre mayo y julio del año pasado. La operación policial explotó el 10 de julio y se efectuaron dos detenciones (David Martín y José Luis García), una en Madrid y otra en Valladolid, pero dejó a un tercer implicado en busca y captura después de unos momentos de película en los que un agente tuvo que desenfundar su pistola en el paseo Arco de Ladrillo, disparar contra un coche y saltar para evitar ser arrollado. A ese sospechoso, Francisco Miguel Arroyo, se le cazó recientemente junto a la cúpula del gran entramado delictivo.
Esta primera fase ya dejaba pistas de la peligrosidad a la que se enfrentaban los policías en plena investigación. De ahí la alta seguridad vista en la Audiencia de Valladolid. Además de ese tiroteo en la capital vallisoletana, uno de los arrestados intentó arrebatar también la pistola a un agente. Finalmente fue detenido. Todo ello fueron los primeros pasos en unas pesquisas que dejaban incógnitas. En plena detención de los primeros sospechosos, la Policía Nacional encontraba nuevos indicios de más implicados. Se fue tirando del hilo para desarticular al macroclán, si bien esos arrestos se juzgarán en los próximos meses y es posible que Francisco Miguel Arroyo se enfrente a penas mayores.
Por toda España
Lo juzgado este lunes era la distribución de sustancias estupefacientes por toda la geografía española mediante vehículos, a los que cambiaban las matrículas, con compartimentos ocultos creados específicamente para esconder la droga, con el objetivo de eludir la acción policial. En los cuatro registros realizados se incautaron más de 12 kilogramos de cocaína, 40 kilogramos de procaína y 400 litros de líquidos precursores, así como más de 90.000 euros en efectivo, seis vehículos y numerosos utensilios para la producción y distribución de la droga.
Los agentes comprobaron que el 'modus operandi' de la organización consistía en obtener cocaína y trasladarla hasta el laboratorio clandestino, ubicado en una finca de Trigueros del Valle.
Allí la mezclaban con productos químicos con la finalidad de aumentar su volumen y con ello sus ganancias ilícitas, un proceso que se conoce como cocinar la droga. Además de la pena de prisión, los acusados, de forma individual, han asumido una multa de 720.000 euros.
La historia de la 'operación Churruca' continuará en los próximos meses después de los recientes despliegues policiales por Valladolid y Salamanca. Meses de investigaciones después llevaron a los agentes a identificar y controlar al grueso de este grupo criminal. Así descubrieron que sus integrantes realizaban con frecuencia viajes a Galicia para comprar la cocaína en convoyes conformados habitualmente por tres o cuatro vehículos, en los que uno servía de lanzadera por delante, otro (uno o dos) transportaba el alijo en 'caletas' habilitadas en el maletero y el último cerraba la comitiva por detrás en labores de vigilancia.
Y así lo hicieron los 'narcos' en la madrugada del pasado 1 de mayo. Los agentes, que ya venían realizando vigilancias sobre ellos desde hacía meses, detectaron la salida de cuatro vehículos, en dos de los cuales -el de delante y el de detrás- viajaban los cabecillas del grupo -un padre y sus dos hijos-.
El convoy, que salió de Valladolid a las 4:00 horas, llegó con normalidad a su destino en Galicia y allí, tal y como comprobarían después los agentes, cargaron las 'caletas' de los dos de los turismos (un Kia y un Peugeot) con, al menos, cincuenta kilos de cocaína en cada una -solo pudieron intervenir algo más de la mitad-. Y a la vuelta, a la altura de Puebla de Sanabria, en la autovía de las Rías Baixas (A-52) -procedente de Pontevedra y Ourense-, fue detectado de madrugada el convoy conformado por los cuatro turismos.
Comenzó un discreto seguimiento que les condujo a la A-6 y luego a la A-62 y fue en está última autovía, ya en la capital, a la altura de la salida al estadio José Zorrilla y Parquesol, donde los agentes dieron el alto a los vehículos a primera hora de la mañana. Allí solo consiguieron parar a uno de los coches 'caleteados' (el Peugeot) y detuvieron a sus ocupantes. En su maletero, en un boquete abierto en la chapa, intervinieron 55 kilos de cocaína (también de una pureza superior al 80%). Tanto los ocupantes de la lanzadera como del vehículo que cerraba el convoy, donde viajaban los cabecillas, lograron huir. Semanas después la Policía dio con el resto de implicados en una operación que aún permanece abierta y en la que no se descarta más detenciones.
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