Valladolid
El origen del macroclán merchero llega a juicio este lunes con la investigación abiertaLos primeros detenidos, que sirvieron para desenmascarar al grupo criminal dedicado al narcotráfico, se enfrentan a penas individuales de once años y medio de cárcel
Con una investigación aún abierta, en la que no se descartan más detenciones, los primeros sospechosos empiezan ya a desfilar por el banquillo de los ... acusados de la Audiencia de Valladolid. Todo ello en relación a la 'operación Churruca', desplegada en varias fases por territorios vallisoletanos y salmantinos en el último año, y que aglutina ya 25 arrestados y la incautación de 71 kilos de cocaína. Pero todo empezó en mayo de 2024, cuando en el radar policial estaban principalmente tres hombres. Los mismos que este lunes se sentarán en el banquillo de los acusados para enfrentarse a penas individuales de 11 años y medio de prisión.
Son David M. P., José Luis G. S. y Francisco Miguel A. L. Fueron los primeros investigados, este último no fue detenido hasta hace unas semanas a pesar de estar en busca y captura desde hace un año. Con ellos empezó todo y continúa tras desarbolar el macroclán merchero dedicado supuestamente al narcotráfico. Desde mayo de 2024 fueron casi tres meses de investigaciones por parte de la Policía Nacional. De vigilancias continuas allá por donde los sospechosos viajaban para adquirir, cocinar y vender cocaína. Trayectos asiduos a Madrid para llevar el producto final hasta Asturias, previo paso por Trigueros del Valle, donde en una finca de una urbanización, almacenaban y cocinaban la droga antes de ser derivada al norte del país.
La operación policial explotó el 10 de julio de 2024 en lo que fue la primera fase de todas. Se efectuaron dos detenciones (David M. P. y José Luis G. S.), una en Madrid y otra en Valladolid, pero dejó a un tercer implicado en busca y captura después de unos momentos de película en los que un agente tuvo que desenfundar su pistola en el paseo Arco de Ladrillo, disparar contra un coche y saltar para evitar ser arrollado. Ese sospechoso, Francisco Miguel A. L., se le cazó recientemente junto a la cúpula del gran entramado delictivo.
Peligrosidad
Esta primera fase ya dejaba pistas de la peligrosidad a la que se enfrentaban los policías en plena investigación. Además de ese tiroteo en la capital vallisoletana, uno de los arrestados intentó arrebatar también la pistola a un agente. Finalmente fue detenido. Todo ello fueron los primeros pasos en unas pesquisas que dejaban incógnitas. En plena detención de los primeros sospechosos, la Policía Nacional encontraba nuevos indicios de más implicados. Se fue tirando del hilo para desarticular al macroclán, si bien esos arrestos se juzgarán en los próximos meses y es posible que Francisco Miguel A. L. se enfrente a penas mayores.
Después de esos hechos, los dos detenidos (David M. P. y José Luis G. S.) entraron en prisión. Distribuían el estupefaciente por toda la geografía española mediante vehículos, a los que cambiaban las matrículas, con compartimentos ocultos creados específicamente para esconder la sustancia, con el objetivo de eludir la acción policial.
En los cuatro registros realizados se incautaron «más de 12 kilogramos de cocaína, 40 kilogramos de procaína y 400 litros de líquidos precursores, así como más de 90.000 euros en efectivo, seis vehículos y numerosos utensilios para la producción y distribución de la droga».
La gran operación alcanza ya las 25 detenciones
Los agentes comprobaron que el 'modus operandi' de la organización consistía en obtener cocaína y trasladarla hasta el laboratorio clandestino. Allí la mezclaban con productos químicos con la finalidad de aumentar su volumen y con ello sus ganancias ilícitas, un proceso que se conoce como cocinar la droga. Además de la pena de prisión se enfrentan a una multa, cada uno, de 1,2 millones de euros.
Ese inicio de la investigación daba pistas del alto conocimiento tecnológico que tenían los sospechosos. Eran especialistas en borrar todo tipo de rastro y en ocultar la ubicación. Para tal fin empleaban móviles encriptados, además de utilizar aplicaciones de mensajería cuyo contenido desaparecía a las escasas horas.
Un paso por delante iba uno de los implicados, que en sus viajes de Asturias, Trigueros del Valle y Madrid siempre iba con un wifi portátil. De esta forma, obtenía una dirección IP diferente a la que correspondería si se navegase por la red con el mismo móvil. Así que la conclusión de la Policía era clara al afirmar que la «disposición de esa tecnología pone de relieve la profesionalidad y grado de especialización de la organización criminal investigada».
Fundas Faraday
Artilugios y herramientas todas ellas que combinaban con fundas Faraday, donde introducían sus dispositivos para evitar que emitiesen señales. Su efecto es el mismo que si se envolviesen en papel de aluminio.
La denominada 'operación Churruca' arrancó con esta primera intervención de 12 kilos de cocaína y el desmantelamiento de un laboratorio para cortarla en Trigueros del Valle, si bien este 1 de mayo, después de otras intervenciones menores, se desarrolló una macrorredada contra el grupo a raíz del seguimiento a un convoy que, a juicio de los agentes, transportaba desde Galicia hacia Valladolid cien kilos de cocaína.
Los cuatro coches que conformaban el convoy fueron interceptados finalmente en la A-62, a la altura de Parquesol y del estadio, sin bien los cabecillas y otros sospechosos lograron huir hasta que semanas después fueron también arrestados. Ese día se incautaron 57 kilos de coca.
Las pesquisas también dieron con un entramado para el blanqueo de ese supuesto dinero ilícito. Lo hacían a través de dos restaurantes de Valladolid y Arroyo. En el final de la operación también se han intervenido 22 coches de lujo, armas y 80.000 euros en efectivo.
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