La primera vigilancia de los drones de la Policía de Valladolid se salda con 55 denuncias por no llevar mascarilla
Los dispositivos localizaron desde el aire una excesiva aglomeración de personas en las terrazas del entorno de Portugalete y la Catedral y se presentaron las patrullas convencionales
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La primera vigilancia de los dos drones que ha adquirido la Policía Local de Valladolid se ha saldado con la tramitación de 55 denuncias a personas que no llevaban mascarilla. El cuerpo municipal, que había anunciado que las misiones de los dispositivos aéreos iban a comenzar este lunes, decidió que el primer vuelo tuviera lugar el sábado pasado por la tarde al ser un día con importantes concentraciones de personas en los entornos de ocio. Fue una intervención por sorpresa que enseguida conllevó resultados.
Según explicó el concejal de Seguridad y Salud Pública, Alberto Palomino, los pilotos iniciaron los vuelos de las dos naves –cada una tiene una autonomía de treinta minutos– sobre las 19:00 horas en la zona de la Catedral y Portugalete, desde donde despegaron. Los drones, que cuentan con cámara de visión y grabación y otra termográfica, capaz de detectar los puntos calientes, observaron cómo al atardecer el número de personas que se concentraban en este entorno iba creciendo.
Al detectar en las pantallas incorporadas en los mandos de los aparatos que había una aglomeración de jóvenes muy relevante en las terrazas de los locales de esta zona dieron aviso a los compañeros de las patrullas convencionales, que se personaron en el lugar e impusieron un total de 55 denuncias por no llevar la mascarilla, principalmente a personas jóvenes, clientes habituales de estos locales. Además, los efectivos instaron a los responsables de algunos de los bares a reorganizar las mesas y sillas exteriores al apreciar que algunas estaban demasiado cercanas entre sí. La multa por no llevar mascarilla asciende a la cantidad de cien euros.
En opinión del concejal, esta intervención pone de manifiesto la eficacia de estos dispositivos, que permiten a la Policía realizar vigilancias desde un posición privilegiada en altura (pueden alcanzar los 120 metros) sin ser advertidos, lo que impide corregir una posible infracción, algo que es habitual si los efectivos están presentes en la zona o no aparecen por sorpresa.
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El pasado viernes, el propio alcalde, Óscar Puente, reconocía que la primera idea era adquirir estos dispositivos de cara a las vigilancias por las restricciones a la movilidad que se han aplicado durante los meses de confinamiento. Sin embargo, su compleja tramitación retrasó la compra. No obstante, finalmente su primera misión ha estado relacionada con los controles relacionados con la pandemia.
La inversión municipal en esta nueva tecnología ha alcanzado los 18.000 euros, de los que 9.803 corresponden a las dos naves no tripuladas, más de cinco mil al curso que han tenido que recibir los diez pilotos de esta nueva unidad policial y el resto a material electrónico complementario a los dispositivos.
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