

Valladolid
Una pareja de águilas calzadas regresa al Campo Grande en un inédito anidamiento con tres pollosInvestigadores de la Asociación Pennatus anillan y colocan unos GPS a las crías para estudiar sus movimientos cuando abandonen la ciudad rumbo a África
Destaca Ignacio García Dios, investigador principal de la Asociación Pennatus, que el caso del Campo Grande es «inédito» en España. Que una pareja de águilas ... calzadas anide en el corazón de un casco urbano no lo habían visto nunca. Y, además, por segundo año consecutivo. El parque histórico de la ciudad ha sido escenario este miércoles de una llamativa y esperanzadora operación para anillar y colocar un transmisor a los tres pollos de esta familia, un macho y dos hembras, que desde el mes de abril viven a más de veinte metros de altura en un gran ejemplar de pinsapo en el entorno de la Fuente de la Fama.
Sergio Ávila, miembro de la entidad que estudia la especie, ha sido el encargado de escalar, convenientemente asegurado, hasta lo alto del árbol para recoger a las tres crías y bajarlas con el máximo cuidado en una mochila con la finalidad de conocer su estado y colocarles en su espalda un localizador GPS, que permitirá monitorizar los movimientos de estos tres jóvenes una vez abandonen el nido.
«En unos días comenzarán ya a ramear para ir probando sus alas, luego se iniciarán con vuelos cortos y directos para finalmente coger altura hasta que, a finales de septiembre, estén preparados para iniciar la migración hacia África, a la zona del Sahel, donde pasan el invierno», explicaba el naturalista, quien hacía hincapié también en que haya tres crías, cuando las puestas suelen ser de uno o dos huevos.



Mientras la madre vigilaba desde lo alto y en un vuelo circular esta intromisión en la intimidad del hogar, con la que se busca obtener información sobre la rapaz ya incluida en la categoría de «casi amenazada», Javier de la Puente, con la colaboración del alcalde, Jesús Julio Carnero, procedían, tras ponerles una capucha de cetrería para que no se estresaran, a medir a las aves, pesarlas y colocarles la anilla de identificación y el dispositivo, un proceso que se ha prolongado durante unos diez minutos con cada ave. Completada esta operación, las pequeñas rapaces han sido devueltas a su casa tras una nueva escalada.
El aparato que permitirá seguir su evolución va instalado en una especie de arnés que tiene que ser holgado para que se vaya adaptando al cuerpo del animal según vaya creciendo. Este GPS ha permitido saber qué fue de los pollos que anidaron el año pasado y que también fueron identificados. Los dos volaron al Sahel, uno a Burkina Faso y otro a Nigeria. Del primero se tienen noticias. Ahora hace su vida entre Madrid y Valladolid en unos vuelos que puede completar en unas dos horas. Del otro, no llegaron buenas noticias. Todo apunta a que habría muerto en su regreso desde África, a la altura del desierto del Sáhara, donde la señal se perdió.
¿Por qué han elegido el pinsapo de Campo Grande? Primero, porque ya estaba parte del trabajo hecho. Solo han tenido que reconstruir y adecentar un poco el hogar que ya ocuparon la pasada primavera. Además, tiene una buena altura y orientación para que los pollos se críen con el debido confort y buenas salidas para las batidas de caza. «Cuentan con toda la comida que quieran en el entorno más cercano e incluso en el en propio el parque», explicaba García Dios. A eso se suman las condiciones de seguridad: el búho real o el azor, sus principales depredadores, no tienen presencia en la zona.
En esta familia, el trabajo de los padres es compartido y corresponsable. La hembra, más grande en tamaño, asume la primera fase de la crianza. Incuba los huevos durante 39 días y se encarga, tras su eclosión, de proporcionar a los pollos las primeras presas, una dieta que incluye palomas, conejos, pequeños roedores y otras aves. Esta dedicación a su prole la deja exhausta. Es entonces cuando la progenitora se va a reponer fuerzas y abandona la nidada. Le coge el relevo el macho, que sigue alimentándolas con piezas más pequeñas y les inicia en el práctica del vuelo. Después, cada ejemplar emprende su propio camino.
Durante el tiempo en que las águilas llevan en este árbol se ha instalado también una cámara de fototrampeo para seguir la evolución de la familia. Con este objetivo se ha observado y se han recopilado datos relativos a aspectos tan desconocidos como las cópulas, la puesta de los huevos, su eclosión, el patrón de muda, edad, actividad nocturna o alimentación, entre otros aspectos.
El investigador principal de la Asociación Pennatus destaca «la naturalidad con la que han ido reconstruyendo el nido a pesar de la presencia de visitantes, observadores y trabajadores del parque, así como su tranquilidad durante el periodo de incubación, eclosión y crianza de los pollos, lo que confirma la progresiva adaptación de la especie a un ambiente tan humanizado. Ha sido esa cámara la que ha permitido constatar que se trata de la misma pareja, ya que el plumaje de cada ejemplar es único. Es una especie fiel al territorio de cría. Si sobreviven al invierno, suelen regresar para un nuevo encuentro de cópula y posterior puesta.
El águila calzada, cuyo nombre le viene del plumaje de protección que cubre sus tarsos para evitar heridas en el caso de recibir un mordisco de algunas de sus presas, es una especie protegida a nivel internacional y estatal. Actualmente, se enfrenta a importantes problemas de conservación, en especial durante los seis meses de invernada en el Sahel, «donde es perseguida con total impunidad». En España, los tendidos eléctricos, atropellos, colisiones y disparos son los principales riesgos con los que tienen que bregar. En su llegada a los centros urbanos, los peligros son el tráfico y enfermedades como la tricomoniasis de la que se pueden contagiar cuando comen palomas.
Jesús Julio Carnero ha destacado que la presencia de las águilas en el principal y céntrico parque de la capital avala la buena calidad ambiental de Valladolid. El alcalde ha subrayado que su estancia es bienvenida en la ciudad porque, además, contribuye al control natural de las plagas de palomas o roedores que afectan a los núcleos urbanos.
Estos trabajos de anillado y control de la especie forman parte del proyecto Caminos de Biodiversidad Urbana, que se está realizando desde el Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Valladolid y que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en el marco del Plan de Recuperación financiado por la Unión Europea.
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