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Los padres de la niña, Enrique Jiménez y Lidia Escudero, y su hermano, Izan, caminan cerca de la calle Soto, en la Rondilla. Ramón Gómez
Los padres de la niña que cayó por una ventana en Valladolid: «Queremos que se sepa la verdad»

Los padres de la niña que cayó por una ventana en Valladolid: «Queremos que se sepa la verdad»

La familia de la menor quiere que «toda España se entere de las imprudencias» y afirma que el caso está en manos de su abogado

Eva Esteban

Valladolid

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Jueves, 20 de febrero 2020

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Quieren contar su verdad. Que se sepa lo que, a su juicio, ocurrió realmente el pasado jueves, 13 de febrero, en el colegio Entre Ríos del barrio vallisoletano de la Rondilla. Los padres de Yanela, la niña de seis años que resultó herida grave tras precipitarse por la ventana de un primer piso del citado centro escolar mientras asistía a una clase extraescolar de danza, están «muy molestos» con un procedimiento que tildan de «muy dudoso». Enrique Jiménez y Lidia Escudero denuncian el «mal trato» recibido «desde el principio» por parte de la Policía y de la dirección de la escuela.

Las piezas de su puzle no encajan. Las versiones no coinciden. Prueba de ello, explican, es que no se enteraron del fatal accidente hasta media hora después, cuando el progenitor acudió al Entre Ríos a recoger a la menor. «Eran sobre las cinco y veinte; fui a recoger a mi hija, que salía de clase a y media, y sí que es verdad que vi mucha Policía, pero jamás me imaginé que le había pasado algo porque creía que de ser así me habrían llamado», asegura Jiménez.

Pero cuando estaba subiendo las escaleras para reencontrarse con su «princesita», como se refiere de un modo cariñoso, un agente le paró. «Me preguntó que si era Enrique y si me habían llamado; le dije que no y ahí ya me enteré de todo», recuerda. Este padre no entiende –«es inexplicable se mire por donde se mire»– cómo pudieron ocultarle esa información ni le alertaron al momento. Resignado, solo encuentra una explicación: «No estaban interesados en llamarme por miedo a posibles represalias; ni que fuéramos a hacerles algo o a quemar el colegio; no somos terroristas, sino una familia como otra cualquiera preocupada por sus hijos», critica. «¿Cómo puede ser que digan que es un accidente y no me llame ni la Policía, ni el colegio ni nadie?», se cuestiona. Lidia Escudero asiente la cabeza y da la razón a su marido. «Hombre, ya me dirás; no es normal que el padre se entere allí, cuando ya tienen todo preparado y acordonado», añade.

El matrimonio cree que los hechos que se están difundiendo no se corresponden con la realidad. Que no se cuenta lo que verdaderamente sucedió. De hecho, consideran que existe «cierta manipulación» para tratar de tergiversar una situación que les está «matando».

No dejan de hacerse preguntas. Los «porqués» les han arrebatado el sueño. Según su versión, las ventanas por donde se precipitó Yanela «no se han arreglado». También desconocen si el aula estaba «habilitada para impartir esa clase de danza». «¿Cómo puede haber unas ventanas que no cumplen la normativa cuando se ha dado una subvención para cambiarlas? ¿Cómo puedes poner unas mesas al lado de ventanas?», se preguntan.

Es una «negligencia»

Ahora que la menor está «mejor», que está estable dentro de la gravedad y evoluciona «muy poquito a poco», Jiménez y Escudero alzan la voz para evitar que vuelva a ocurrir «algo por el estilo». El procedimiento penal está abierto y la familia ha dejado «todo» en manos de su abogado. «Lo está llevando él, pero mientras se resuelve el proceso lo que queremos es que toda España se entere de cómo han actuado, de las imprudencias que ha habido, porque es un accidente por negligencia», sostienen.

También ponen el foco sobre los responsables. Saben que «nadie» quería que ocurriera, «ni la misma chica». «No hace falta que nadie se lo diga», pero el progenitor defiende que se trata de una «negligencia». «Esto no se puede repetir; dejas a tu hija en un centro público con toda la tranquilidad y pasa esto, y luego las consecuencias las pagamos en mi casa», lamenta. «Los niños tienen que estar muy protegidos, no son responsables de sí mismos. Yanela es una menor, y si yo la dejo en ese aula es porque entiendo que hay responsables, porque si no, no la dejo allí», continúa.

Además, se cuestionan qué estaba haciendo y dónde estaba la monitora en el momento que su hija cayó por la ventana porque, dicen, «fueron los propios niños los que empezaron a gritar y le avisaron». «Estamos molestos por cómo se han hecho las cosas; ¿cómo puede ser que al día siguiente me llame la directora y me pregunte a mí que qué ha pasado?», se plantean.

«Pase lo que pase», el 13 de febrero de 2020 quedará grabado para siempre en su memoria. Fue el primer día del resto de su vida. Viven en una cápsula. No entienden «absolutamente nada». «Es como un sueño, no te lo crees; cada vez me sorprende más, y me roba el sueño», revela Enrique Jiménez.

Permanece en la UVI

La pequeña permanece ingresada en la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) del Hospital Clínico. Continúa «muy crítica», aunque está estable dentro de la gravedad. Su evolución será «muy lenta». «Nos han dicho que al menos dos o tres meses», inciden. La caída le provocó al menos cuatro fracturas en el cráneo, de las que fue intervenida el mismo día del accidente, y no se descartan más operaciones.

El martes, cuando los médicos les comunicaron que Yanela había experimentado una pequeña mejora, retomaron una mínima parte de su rutina. Llevaban días sin ver a su otro hijo, Izan, de nueve años, y no quieren «desatenderle porque está muy afectado». Por el día, se turnan con familiares para que la menor esté en todo momento acompañada. Por la noche, ambos acuden al centro hospitalario para «hacer guardia».

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