Valladolid
Los obreros toman la histórica nave de Manrique para convertirla en un parque infantilLa sociedad Jump Park Argales promueve la recuperación de las instalaciones, abandonadas desde su cierre hace cinco años, con vistas a su apertura en 2026
En su interior vacío, lleno de polvo y restos de un ya lejano pasado industrial no queda más que el recuerdo de unas instalaciones en ... las que durante sesenta años se elaboraron sus populares fabiolas y su simbólico pan bimbo de envoltorio blanquivioleta. Solo su fachada, con vistas a la calle Daniel del Olmo del polígono de Argales, conserva el rótulo y el logotipo de la histórica planta de Manrique, que permanecía cerrada desde que sus últimos propietarios dieron la espantada hace un lustro y dejaron tirados a sus trece trabajadores. Sus puertas acaban de abrirse ahora de nuevo para dejar paso a una cuadrilla de obreros destinada a rehabilitar la nave y transformarla en otro, uno más, parque de ocio infantil.
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Las obras para recuperar las históricas instalaciones de Manrique, que ocupan una superficie útil de 2.422 metros cuadrados, comenzarán literalmente por el tejado. Los operarios, en este sentido, han comenzado a introducir en la vieja nave grandes paneles de chapa con aislante, tipo 'sandwich', para remodelar la cubierta de las tres edificaciones con las que cuenta la parcela del número 19 de Daniel del Olmo, situada entre la gasolinera de Repsol y la ITV, en mitad de la principal arteria del área industrial, que une el Paseo de Zorrilla con Arco de Ladrillo y la avenida de Madrid.
La planta estuvo en funcionamiento durante 60 años hasta que su último gestor dejó tirados a sus 13 trabajadores en plena pandemia
El inmueble principal, construido en 1978 (y heredero de otras instalaciones anteriores de la panificadora), es de ladrillo rojo y en sus dos plantas, de 275 metros cuadrados cada una, albergaba las oficinas. Su fachada principal aún luce el rótulo de Manrique y su simbólico escudo, de tonos blanquivioletas, en el que destacan las letras P y V, de Panificadora Vallisoletana, que así se llamaba la compañía fundada en 1960 por el empresario palentino Antonio Manrique. Por detrás destaca la nave principal, de 1.645 metros cuadrados; que cuenta con un pequeño almacén de chapa adosado en 'L' de otros 227 metros cuadrados. A su lado hay un pequeño terreno en barbecho situado detrás de la antigua oficina de Caja España, que lleva lustros cerrada, con visos, solo eso, de convertirse en un posible aparcamiento del futuro espacio de ocio.
La sociedad que promueve la operación, creada el 15 de julio de este mismo año, ha sido bautizada como Jump Park Argales SL, cuyo titular es el empresario Zelin Ye y que cuenta con capital inicial de 10.000 euros. Su objeto social, tal y como recoge el Registro Mercantil, es «la explotación, gestión y comercialización de parques infantiles, espacios de ocio y entretenimiento familiar; así como la organización de actividades lúdicas y educativas para menores». En su interior, además, «se podrán desarrollar actividades de hostelería y restauración».
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La nave de Manrique se convertirá así, en definitiva, en un nuevo parque de ocio para los más pequeños, en la línea de la reconversión hace poco más de un año del antiguo concesionario de Peugeot en la avenida de Madrid (el actual Puppy Park) y de las obras en curso, que están en la recta final, para reconvertir dos naves industriales de la calle Vázquez de Menchaca, al borde de la avenida de Zamora, en otro amplio parque infantil, que se llamará Salta King.
El de Daniel del Olmo apunta a ser bautizado como Jump Park y la sociedad que lo gestionará fija el mes de marzo de 2026 para el «comienzo de las operaciones».
Dentro de la nave, que ahora han tomado los primeros operarios para remodelar la cubierta, «no hay prácticamente nada más allá de mucha porquería que habrá que limpiar», reconocen los popios trabajadores que estos días están introduciendo los paneles para el tejado. Y eso es fruto del vaciado del inmueble llevado a cabo en octubre de 2022, dos años después del cierre de la planta, a cargo de la sociedad que compró el inmueble cuando cerró y que inicialmente lo puso a la venta por 1,1 millones de euros (su precio de tasación) para después rebajarlo a 890.000 -se desconoce el precio de venta final o si la nave está en alquiler-. En aquel vaciado se sacó toda la maquinaría de la panificadora, que se había quedado obsoleta y que se destinó a chatarra.
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La panificadora Manrique, que presumía de ser la creadora de las fabiola y de ser también la primera firma local que elaboró pan de molde envasado, fue fundada en 1960 como Panificadora Vallisoletana Manrique, pero era heredera de una firma más antigua aún, la Compañía Vallisoletana de Panficación, que tuvo su sede en La Victoria. El edificio actual del polígono de Argales fue levantado en 1978 sobre una parcela de 2.982 metros cuadrados y cuenta con 2.422 útiles.
La familia Manrique mantuvo la titularidad del negocio hasta su venta en 2007, cuando la plantilla aún la formaban una treintena de trabajadores. Después llegó su declive en picado, con posteriores cambios de gestores hasta el último, en plena pandemia, poco después del confinamiento, dio la espantada y los hornos de la planta se apagaron en junio de 2020. Dejó entonces en la estacada a un ya muy reducido plantel de trece operarios. La empresa, justificó su último gestor (desde 2018), «producía por debajo del coste y no era rentable». Los empleados, sin embargo, creían que sí. El problema es que no se invirtió en la renovación de la maquinaria y Manrique pasó definitivamente a mejor vida con la comunicación de su cierre definitivo en agosto de aquel mismo año.
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La nave, ya vacía, permaneció cerrada a cal y canto hasta que la semana pasada un tráiler descargó ante sus puertas una enorme pila de paneles para cubiertas y los operarios comenzaron a trasladarlos a su interior. Arranca así la rehabilitación para convertir la panificadora en un parque de ocio infantil y recuperar, al menos, el veterano edificio de la calle Daniel del Olmo en torno a la primavera del año que viene.
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