Valladolid
Las obras cierran la dársena del Canal de Castilla y aíslan casas y restaurantes desde hace 16 mesesLa reurbanización de la calle Canal, propiedad de la CHD y que será cedida al Ayuntamiento, acumula meses de retraso sin fecha para su apertura a peatones y vehículos
«Nos tienen aislados y lo peor de todo es que no sabemos hasta cuándo», coinciden en lamentar vecinos, trabajadores y hosteleros de la calle ... Canal, una vía 'privada', así, con comillas, dado que es propiedad de un organismo público, como es la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), que permanece cerrada al tráfico e, incluso, algo inédito, al paso de peatones desde hace 16 meses con motivo de las obras de reurbanización de esta vía perpendicular a la avenida de Gijón y que discurre por el borde de la dársena del Canal de Castilla.
Y lo de cerrada al paso de viandantes es literal. Tanto es así que en todos sus accesos, desde el principal para vehículos y peatonal desde la avenida de Gijón como en el peatonal de la carretera de Fuensaldaña y por el lateral desde la pasarela sobre el canal que parte de la calle Dársena (La Victoria), hay colocados un sinfín de bloques de plástico de obra -'new jersey' rojos y blancos- con advertencias pintadas con aerosol con letras fluorescentes en colores verde, amarillo y naranja que 'prohíben el paso' a cualquiera que no sea vecino de las casas situadas al fondo de la calle, también propiedad de la CHD; trabajador de las oficinas del organismo de cuenca (el archivo o el laboratorio) o de los restaurantes de la dársena –uno abierto (La Costa del Piñón) y el otro (La Maruquesa) en obras de rehabilitación– o clientes de los mismos.
La reforma, en la que se invertirán 3,3 millones de euros, incluye dar salida a la calzada a la carretera de Fuensaldaña
Nadie más, en una de las zonas de paseo más frecuentadas de esta parte de la ciudad, puede pisar siquiera la calle Canal sin toparse con un vigilante de la CHD que le salga al paso o con los encargados de las obras de reurbanización. O unos u otros advierten al intrépido paseante de turno que la calle está cerrada. Sí, sí: «¡Cerrada!», para luego invitarle a dar media vuelta y regresar hacia la avenida de Gijón.
Los 'letreros' colocados por cada punto de acceso a la calle, hasta el punto de impedir prácticamente al inicio de la misma el tránsito de personas con dificultades de movilidad, lucen los siguientes mensajes manuscritos: 'Prohibido el paso', 'prohibido pasar', 'solo acceso a restaurant (sin la 'e') y CHD', 'prohibido el paso a toda persona ajena a esta calle', 'solo autorizados y residentes'...



¿Hasta cuándo durará esta situación?, se preguntan vecinos, hosteleros y trabajadores... Pues la CHD ha ofrecido la callada por respuesta –el organismo no ha contestado siquiera al ser preguntado por este periódico por la reapertura de la calle– y los propios responsables de los trabajos anticipan que la calle Canal estará cortada «hasta que sea» o, lo que es lo mismo, hasta que «acaben las obras». Y la cosa, lamentan los afectados y basta con asomarse desde la distancia –no se puede recorrer la calle por dentro–, «va para largo».
La calle Canal, por intentar explicar un poco la situación, es una vía privada (de la CHD) de uso público que ni siquiera figura como tal en el callejero municipal. Eso por ahora. El ambicioso proyecto de reurbanización, que incluye una primera fase en curso de remodelación de la calle Canal en toda su extensión, entre la avenida de Gijón y la salida a la carretera de Fuensaldaña (junto a la pasarela de madera que une La Victoria y La Maruquesa), prevé precisamente que la vía sea cedida una vez reformada al Ayuntamiento para pasar a incorporarse oficialmente a su callejero.
Decenas de bloques de plástico lucen pintadas manuscritas que avisan de la prohibición de pasar a «toda persona ajena a la calle»
Las obras de esta primera fase, con una inversión a cargo de la CHD de 3,3 millones de euros, comenzaron en el mes de febrero de 2024, es decir, hace ya 16 meses, con un plazo de ejecución previsto de doce y fueron adjudicadas a la unión de empresas formada por Contratas Vilor y Martín Holgado (la misma que acaba de finalizar el nuevo carril bici de Isabel la Católica).
El propio Ayuntamiento, en su cronograma de obras previstas para este 2025, apuntaba algunos meses más, a mayo, para la reapertura al tráfico de esta calle que hasta su cierre por obras permitía la circulación en ambos sentidos por el tramo abierto a vehículos de la calzada que discurría entre las edificaciones en un tramo de 530 metros desde la avenida de Gijón. El tramo siguiente, de otros 240 metros, hasta el cruce con la carretera de Fuensaldaña, lo ocupaba un parque con un sendero de tierra destinado exclusivamente a peatones.

La intervención contempla el adoquinado y ampliación de sus aceras, la habilitación de una franja también adoquinada de aparcamiento (por el lado derecho desde la avenida de Gijón) y una calzada de un solo sentido de circulación desde la avenida hacia la carretera de Fuensaldaña, a la que se abriría una salida inexistente en la actualidad al prolongar las aceras y la calzada hasta la misma. Los vecinos, en cuanto al futuro paso de vehículos, muestran cierto temor a que «se convierta en un atajo y una pequeña autopista para evitar los semáforos hacia la carretera de Fuensaldaña».
El caso es que las obras están muy avanzadas en los 400 primeros metros del tramo inicial de la calle Canal, precisamente donde se encuentran los dos restaurantes, el laboratorio de la CHD y el primer bloque de viviendas (del lado derecho) y el archivo del organismo público (a la izquierda). La urbanización en este tramo está acabada «desde hace semanas», según explican vecinos, trabajadores y hosteleros, a falta únicamente del asfaltado o adoquinado (esta parece la solución) de la calzada. Y también por detrás de los restaurantes y en torno a la propia dársena del canal se han rehabilitado los caminos de sirga en este mismo tramo y renovado la iluminación.

De ahí que los afectados por el corte se pregunten «¿por qué no se abre, al menos, este primer tramo?» a los peatones. No hay respuesta desde la CHD. Los propios operarios, a pie de obra, apuntan a que la calle se mantiene cerrada por el paso y la presencia de maquinaria pesada para rematar los trabajos de urbanización en el siguiente tramo, muy en pañales, que arranca del segundo bloque de viviendas y que continúa por el citado parque hasta la salida a la carretera de Fuensaldaña.
En este segundo tramo, en efecto, apenas han comenzado los trabajos de urbanización en la parte final del parque más allá de haberse realizado algún movimiento de tierra sin haberse comenzado siquiera la renovación de las conducciones subterráneas de servicio –hay tuberías de agua aún apiladas en superficie–. Así que la obra y, según parece, el cierre de la calle y el aislamiento de vecinos, trabajadores y hosteleros, apunta a ir «para largo», tal y como prevén los afectados.
El atípico corte total de la calle impide, de entrada, a los propios residentes e, incluso, a proveedores y trabajadores, además de a clientes, del único restaurante abierto ahora (La Costa del Piñón), entrar con coche hasta sus casas y al negocio. Solo se les permite puntualmente, y «si están por allí los obreros», mover las vallas para pasar, descargar y volver a salir. ¿Y si no están? Pues entran por su cuenta, reconocen los vecinos.
Obreros y un vigilante
Pero lo más singular del cierre de la calle Canal es su clausura también para peatones y la presencia de un vigilante, apostado en la entrada del laboratorio de la CHD, para echar literalmente a las personas que, tal y como advierten los no menos singulares carteles (pintadas en bloques de plástico), sean 'ajenas la calle'.
Los accesos a la vía, tanto desde la avenida de Gijón como desde la carretera de Fuensaldaña, están clausurados por vallas que sí lucen señales ordinarias de prohibido el paso a vehículos y peatones. Y en sus senderos, por cualquier punto posible de acceso, aceras incluidas, es donde se han colocado los 'new jersey' advirtiendo de que las únicas personas 'ajenas a la calle' que pueden pasar son los clientes de La Costa del Piñón. Los de La Maruquesa, el otro restaurante, aún no pueden entrar desde que el negocio sufrió un incendio que obligó a cerrarlo el 12 de diciembre de 2024. Sus propietarios, eso sí, prevén reabrirlo a lo largo del verano.
Para entonces, salvo sorpresa, las personas 'ajenas a la calle' continuarán sin poder pasar por esta vía de uso público, que lo es, inmersa en unas obras destinadas precisamente a mejorar su accesibilidad a cargo de un organismo público, como es la CHD, su titular, y destinadas a ser cedidas a una administración pública como es el Ayuntamiento. Todo parece ser público en la calle Canal salvo el paso por la misma. ¿Hasta cuándo? Hasta que finalicen las obras...

Una segunda fase prevé recuperar la margen del lado de La Victoria y abrir un museo del agua
El ambicioso proyecto de rehabilitación y reurbanización del entorno de la dársena del Canal de Castilla contempla una segunda fase, con una inversión prevista de otros tres millones de euros, para recuperar y abrir al paso de peatones los terrenos de la margen izquierda del canal, la que linda con el barrio de La Victoria, y rehabilitar los antiguos talleres para convertirlos en un Museo del Agua. El proyecto como tal, heredero de otro de 2018 que nunca vio la luz –entonces se preveía, incluso, habilitar dos barcazas turísticas para surcar el canal–, fue aprobado en 2023. La primera fase, de urbanización de la margen derecha, comenzó en febrero de 2024. Y sigue en marcha. Su plazo de ejecución era de doce meses.
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