Nueve de cada diez espectadores de 'La Isla de las Tentaciones' no diferencian realidad de ficción
Un estudio de 8.000 mensajes de Instagran concluye que la mayoría creen estar viendo la vida real de los concursantes
El éxito de audiencia de los 'reality show' televisivos esconde una creciente necesidad: la de «una educación mediática crítica que desarrolle la capacidad de análisis» de los consumidores de estos programas. Es una de las principales conclusiones de un estudio sobre el éxito de 'La Isla de las Tentaciones' (Mediaset) que ha analizado la interacción de los espectadores en sus redes sociales y que ha firmado un equipo de investigadores de la Universidad de Valladolid y de la Complutense (UCM).
Este trabajo, publicado en 'Sustainability', ha radiografiado 8.000 comentarios durante la emisión del capítulo final del programa entre el 11 y el 14 de febrero de 2020. La principal conclusión es impactante. Nueve de cada diez comentarios en los perfiles de Instagram (@islatentaciones) de los concursantes «no diferencia la realidad de la ficción». Esos tres días de fase final, emitidos en Cuatro, lo convirtieron en el programa no deportivo más visto en los 14 años de vida de esta antena con 'shares' del 30%.
«Mientras que películas y series se ven sin problema como actuaciones y montajes, en 'La Isla de las Tentaciones' los espectadores confunden realidad y ficción y llegan a creer que todo lo que allí sucede es real», concluye Alba Torrego, investigadora del Departamento de Estudios Educativos de la UCM.
Esa confusión, sumada a la desmesurada implicación de la audiencia en redes sociales tiene consecuencias. «Del linchamiento virtual a los personajes, se pasa al acoso real a las personas en las situaciones de su vida diaria. Las audiencias buscan evadirse de su realidad y utilizan las redes como vehículos de desahogo emocional», añade el catedrático y profesor de Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación en la UVA, Alfonso Gutiérrez.
En su rastreo de esos 8.000 mensajes de Instagram se dividieron en tres grupos. El primero recogió las opiniones que dan por supuesto o hacen alguna mención al programa como tal, como 'constructo' -producto televisivo con guión y edición-, y comentan características, éxito, puesta en escena o actuaciones. Es decir, que saben lo que están viendo. No llegó ni al 1% de los comentarios totales.
El grupo más voluminoso (93%) demostróbastante confusión al dirigirse a los personajes televisivos como lo harían a las personas concursantes. Los había positivos (a los que no cometían infidelidades les decían cosas como ...«eres la mejor de todas»). Y negativos hacia los que tuvieron algún desliz («tienes más cara.... ¡asquerosa!»).
De ahí surge otra preocupante conclusión. «Se reproducen patrones machistas y se penaliza más la infidelidad femenina que la masculina», destaca Alba Torrego. De este trabajo González y Torrego claman por una buena educación televisiva. «En la era del espectáculo, la postverdad y las 'fake news', no abogamos por la censura, ni por modelos proteccionistas, sino por la educación mediática. No se trata de apagar el televisor sino de encender el espíritu crítico», concluyen.
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