El Pisuerga más turbio: las especies invasoras colonizan el río a su paso por Valladolid
Diez variedades de peces exóticas compiten con apenas tres autóctonas en el tramo urbano del principal río de la capital
«El Pisuerga está hecho polvo», dice con rabia y desesperanza José Antonio García 'Petu', biólogo conservador de la Casa del Río, el espacio expositivo del Museo de la Ciencia que muestra la diversidad de la flora y fauna que tiene (y tuvo) el Pisuerga a su paso por Valladolid. Cuando paseamos por sus riberas -recuperadas y bien cuidadas en muchos de sus tramos-, cuando cruzamos el río por alguno de sus puentes y pasarelas, cuando nos fijamos en esa masa de agua que a veces viene verde, en ocasiones ocre, a menudo marrón, casi nunca pensamos en lo que hay allí, bajo las aguas. ¿Quién habita el Pisuerga? ¿Cuáles son los vecinos subacuáticos de Valladolid?

Hasta 25 centímetros de longitud
Gambusia
Puede pasar del metro de longitud
Hasta 35 centímetros de longitud
Provoca el empobrecimiento de los hábitats acuáticos y pérdida de biodiversidad
Hasta medio metro de longitud
Alburno
Hace tiempo que no se ven en el tramo que pasa por Valladolid.
Los peces en la ciudad
Patrimonio natural
Boca con aspecto de pico de pato
La población en el tramo de la ciudad está muy amenazada, hace tiempo que no se ven.
De los peces autóctonos es el que tiene una población más abundante
Gambusia holbrooki
Carpín Dorado
Pez Gato
Habita los tramos medios y bajos de los ríos con fondos limosos y abundante vegetación. Tolera la contaminación, las altas temperaturas y las aguas poco oxigenadas. Es una especie omnívora y voraz, que depreda sobre otros peces, huevos, alevines, larvas de insectos, etc.
Frecuenta las aguas poco profundas de corriente lenta, con abundante vegetación y fondos blandos, encontrándose generalmente en las orillas.
Un cardumen o banco de peces es un conjunto de peces similares, todos nadando con una alta sincronización y de manera polarizada.
Alburnus alburnus
Hasta 70 centímetros de longitud
La población no se encuentra amenazada.
La presencia de tantos peces exóticos amenaza por tanto la supervivencia del ecosistema natural de nuestro río.
Carassius auratus
Ameiurus melas
Una especie exótica es aquella que está introducida en el hábitat de manera casual o intencionada y que incide drásticamente en el ecosistema.
La población no se encuentra amenazada.
Las amenazas de los peces autóctonos
Pasa el dedo con un movimiento vertical para ver los peces que podemos encontrar en el río Pisuerga a su paso por Valladolid.
Está catalogada como de alto impacto en la Red Europea de Información sobre Especies Exóticas debido a sus efectos sobre la biodiversidad y la cadena trófica
La población no se encuentra amenazada.
La población no se encuentra amenazada.
Hasta 3,5 centímetros de longitud
Hasta medio metro de longitud
La talla máxima es de 45 centímetros.
La introducción de especies exóticas convierten a estos peces en su comida o modifican los hábitos alimenticios de los autóctonos.
Siluro
Puede llegar los 2,5 metros de largo
Puede subsistir en condiciones muy desfavorables como contaminación de aguas, falta de oxígeno y fríos invernales, que no pueden soportar otras especies.
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Silurus glanis
Estos pececillos se introdujeron en España hacia 1921, para combatir el paludismo transmitido por los mosquitos del género Anopheles. Ha sido considerada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) como una de las 100
especies invasoras más peligrosas a nivel global.
Es seguramente uno de los peces más extendidos por la acción del hombre. En España se introdujo desde el Danubio durante la dinastía de los Habsburgo. En el Pisuerga entró en los años 60 del siglo XX.
Bordallo
La población no se encuentra amenazada.
Tiene una alimentación oportunista, predador muy voraz y agresivo, modifica su régimen a lo largo de su crecimiento. En sus primeras etapas, la dieta es plancton, pasa a invertebrados y en la fase adulta se alimenta de noche y en el crepúsculo, subiendo a la superficie para cazar, principalmente peces.
Squalius carolitertii
Ocasionalmente llega a los 60 centímetros de longitud
Hasta un metro de longitud
Barbo Común
Boga del Duero
Autóctonas
Lucio
Alcanza los 25 centímetros de largo
Percasol
La población se encuentra catalogada como rara.
Especie muy voraz, extendida por gran parte de las áreas embalsadas. Con gran impacto sobre el hábitat acuático debido a su efecto devastador sobre las poblaciones de peces autóctonas, llegando a producir extinciones locales.
Barbus bocagei
Chondrostoma duriense
Esox lucius
Lepomis gibbosus
Habita principalmente los tramos bajos y profundos de los ríos y embalses.
Los peligros sobre el hábitat son las infraestructuras hidráulicas, canalizaciones, construcción de presas, y otras. Además la contaminación por vertidos industriales, urbanos y agrícolas; la extracción de agua para fines agrícolas y la extracción de áridos que destruye las áreas donde se reproducen.
Lucioperca
Nativa del centro y Este de Europa, fue introducida en España en la década de 1970 en el embalse de Boadella.
Carpa Común
La población de individuos no está amenazada, aunque su número está en tendencia regresiva.
Es omnívoro y consume preferentemente larvas de insectos
La población en la cuenca del Duero no está amenazada y también está en regresión.
Se alimentan de vegetación y en menor proporción de pequeños invertebrados y detritos.
La población no se encuentra amenazada.
Muy voraz, come desde zooplancton, crustáceos o insectos hasta pequeños peces.
Suele alimentarse formando cardúmenes.
Suele vivir cerca de la superficie, desplazándose en cardúmenes.
La población no se encuentra amenazada.
Compite con otras especies nativas por el hábitat y los recursos. Se le considera un transformador del hábitat desestabilizando el sustrato y aumentando la turbidez de las aguas.
Sander lucioperca
Cyprinus carpio Linnaeus
Su introducción en aguas españolas debió coincidir en el tiempo con la de la carpa, hacia el siglo XVII.
La población no se encuentra amenazada.
La población no se encuentra amenazada.
Lo encontramos tanto en zonas altas como bajas del río.
Hasta un metro de longitud
Especies que habitan el Pisuerga a su paso por la ciudad
Depreda las especies de peces nativas, así como anfibios, reptiles y aves. Puede llegar a provocar extinciones locales de peces autóctonos.
Omnívoro, depredador oportunista y muy voraz, se alimenta de invertebrados, moluscos, insectos, huevos, alevines y pequeños peces.
Introducida voluntariamente como especie ornamental para acuarios y como cebo vivo.
Su alimentación está constituida por artrópodos y alevines de otros peces.
Black Bass
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Levantan el fondo y enturbian el agua, lo que altera los hábitats acuáticos, perjudicando sensiblemente a otros vertebrados.
Micropterus salmoides
Este pez lo introdujo el hombre de forma voluntaria para la pesca deportiva.
Su expansión ha sido facilitada en embalses debido al gran atractivo de su pesca.
Lo encontramos en el curso medio del río.
Lo encontramos en el curso medio del río.
La población no se encuentra amenazada.
Fuente: Casa del Río/Elaboración propia
Exóticas
La respuesta es más turbia de lo que nos gustaría. Hay más especies exóticas que autóctonas, más peces invasores que los propios que aquí deberían existir. «Y eso trastoca por completo el ecosistema del río», indica Petu, convencido de que los vallisoletanos deberíamos ser conscientes de esta situación. «Todo el mundo tiene claro que no se puede demoler San Pablo o el Museo de Escultura para levantar un bloque de viviendas allí. Sabemos perfectamente, y está muy bien que así sea, que debemos proteger ese patrimonio cultural. Pero cuando hablamos de nuestro patrimonio natural, no hay una conciencia tan clara. Y el hecho de que en nuestro río haya cada vez menos especies autóctonas es una clara pérdida de patrimonio».
¿Cuántas quedan? No es fácil responder a esta pregunta. «Habría que hacer muestras, un estudio concienzudo del río para conocer su situación, día a día, al cien por cien», explica Petu. Pero sus observaciones cotidianas y la experiencia de los grupos de pescadores del Pisuerga permiten conocer, con un alto grado de exactitud, qué nos podemos encontrar en sus aguas. Y el resultado es demoledor. Tres especies autóctonas (con suerte) frente a diez exóticas… y cada vez más numerosas.
La única especie propia que tiene «una población decente» es el barbo común. Cuando García dice «decente» se refiere a «un número relevante de ejemplares y de todas las clases de edad». Y esto último es importante para considerar que una comunidad es sana. El barbo común es, por desgracia, el último ejemplo que queda del Pisuerga tradicional. «El ecosistema de un río tarda millones de años en formarse, han pasado en ese tiempo un montón de sucesos naturales que no tienen que ver con el capricho humano… y luego están esas especies que llevan aquí apenas unas décadas y lo trastocan todo».
Varias imágenes de la Casa del Río en Valladolid.
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El barbo común es uno de los vecinos con solera. «La fauna piscícola de la Península Ibérica tiene dos grandes orígenes. El primero es el asiático. El segundo, el entorno del Mediterráneo, sobre todo el norte de África. Y el barbo viene de allí, de África». ¿Cómo es posible que un pez de río tenga sus ancestros en otro continente? «Hace seis millones de años, el Mediterráneo se secó [cambios tectónicos cerraron el estrecho de Gibraltar] y hubo contacto fluvial entre los ríos del norte de África y los de la Península Ibérica. Más tarde, las cuencas se separaron, las poblaciones quedaron aisladas y de ahí surge la especialización, por ejemplo, del Ebro, del Duero, del Tajo».
El barbo (de un tamaño relativamente grande con respecto a otras especies de ciprínidos) es el gran superviviente de ese Pisuerga histórico, aunque se encuentra «en declive» por culpa de la introducción de especies exóticas. El Ministerio de Transición Ecológica calcula un retroceso del 20% en los próximos años, aunque recuerda que se trata aún de una especie «localmente abundante». «En la capital es prácticamente la única autóctona que queda», explica Robero Valdivieso, delegado provincial de la Federación de Pesca, que agrupa a cerca de trescientas personas.
«Hace años que no pescamos en Valladolid especies autóctonas como la boga del Duero»
Roberto Valdivieso
Delegación de Pesca de Valladolid
¿Cuáles podrían ser las otras? Desde la Casa del Río (un espacio didáctico que bien merece una visita) apuntan otras dos, la boga del Duero y el bordallo. «De estos dos casos no tenemos tan claro que hoy estén presentes en el paisaje urbano. Creemos que sí, que todavía nadan por el Pisuerga, pero su población es sin duda muy inferior a la de décadas anteriores».
Valdivieso no es tan optimista. «Olvídate, nada de nada. Hace años que no pescamos ninguno». Y mucho menos otros peces autóctonos ya completamente desaparecidos. Como las bermejuelas, las truchas (hay que remontar mucho el río para encontrarlas) o las anguilas (que se borraron de estos tramos del Pisuerga con la construcción de las primeras presas en el Duero, que impedían su retorno desde el mar). Estas infraestructuras hidráulicas (también canalizaciones), la contaminación por vertidos o la extracción de agua para fines agrícolas son otras de las amenazas enumeradas por el Ministerio de Transición Ecológica. Pero, en la capital, gran parte de culpa se debe a que las especies autóctonas han perdido la partida contra otros peces, traídos desde otros ríos, y que se han hecho poco a poco con estas aguas. Frente a esas tres especies locales, el Pisuerga pucelano tiene hoy diez que están catalogadas como invasoras.

Los desaparecidos
Anguila
Anguilla anguilla
Está catalogada
como especie vulnerable
en la Península Ibérica.
La gran cantidad de presas dificulta que esta especie remonte los ríos, unido a la mala calidad de los tramos bajos de los cauces fluviales hace que el número de ejemplares decrezca.
Trucha Común
Salmo trutta
Está catalogada como especie vulnerable en la Península Ibérica.
Vive en aguas rápidas y frías. Aparecen a la altura del tramo de Valladolid después de alguna crecida del río.
Bermejuela
Achondrostoma arcasii
La introducción de especies exóticas es una de las principales causas del declive de esta especie.
Su alimentación es oportunista,
basada principalmente en invertebrados acuáticos.
Fuente: Ministerio para la Transición
Ecológica y el Reto Demográfico

Los desaparecidos
Anguila
Anguilla anguilla
Está catalogada
como especie
vulnerable en la
Península Ibérica.
La gran cantidad de presas dificulta que esta especie remonte los ríos, unido a la mala calidad de los tramos bajos de los cauces fluviales hace que el número de ejemplares decrezca.
Trucha Común
Salmo trutta
Está catalogada como especie vulnerable en la Península Ibérica.
Vive en aguas rápidas y frías. Aparecen a la altura del tramo de Valladolid después de alguna crecida del río.
Bermejuela
Achondrostoma arcasii
La introducción de especies exóticas es una de las principales causas del declive de esta especie.
Su alimentación es oportunista,
basada principalmente en invertebrados acuáticos.
Fuente: Ministerio para la Transición
Ecológica y el Reto Demográfico

Los desaparecidos
Trucha Común
Anguila
Salmo trutta
Anguilla anguilla
Está catalogada como especie vulnerable en la Península Ibérica.
Vive en aguas rápidas y frías. Aparecen a la altura del tramo de Valladolid después de alguna crecida del río.
Está catalogada
como especie vulnerable
en la Península Ibérica.
La gran cantidad de presas dificulta que esta especie remonte los ríos, unido a la mala calidad de los tramos bajos de los cauces fluviales hace que el número de ejemplares decrezca.
Bermejuela
Achondrostoma arcasii
La introducción de especies exóticas es una de las principales causas del declive de esta especie.
Su alimentación es oportunista,
basada principalmente en invertebrados acuáticos.
Fuente: Ministerio para la Transición
Ecológica y el Reto Demográfico

Los desaparecidos
Bermejuela
Trucha Común
Anguila
Salmo trutta
Achondrostoma arcasii
Anguilla anguilla
La introducción de especies exóticas es una de las principales causas del declive de esta especie.
Su alimentación es oportunista,
basada principalmente en invertebrados acuáticos.
Está catalogada como especie vulnerable en la Península Ibérica.
Vive en aguas rápidas y frías. Aparecen a la altura del tramo de Valladolid después de alguna crecida del río.
Está catalogada
como especie vulnerable
en la Península Ibérica.
La gran cantidad de presas dificulta que esta especie remonte los ríos, unido a la mala calidad de los tramos bajos de los cauces fluviales hace que el número de ejemplares decrezca.
Fuente: Ministerio para la Transición
Ecológica y el Reto Demográfico
«Las especies exóticas invasoras son aquellas que se introducen de forma accidental o intencionada», explican desde la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). «Se establecen en un ecosistema o hábitat natural o seminatural, generalmente aprovechando alteraciones llevadas a cabo por el hombre, fuera de su rango de distribución (embalses, canalizaciones, alteraciones del régimen hidrológico) y suponen una amenaza en diferentes ámbitos pasta la diversidad biológica autóctona, bien porque tienen un comportamiento invasor o porque suponen un riesgo de contaminación genética», indican desde la CHD, para subrayar que los sistemas fluviales «son, de manera natural, extremadamente frágiles, sensibles a los cambios» y estas especies extrañas ejercen «importantes presiones» sobre la fauna autóctona «a través de procesos de competencia, depredación, enfermedades…».
De estas diez especies invasoras presentes en el Pisuerga vallisoletano, tal vez la que está más asumida es la carpa común. No en vano, lleva ya muchos años por aquí y está considerada como uno de los peces más extendidos por la acción del hombre. Con orígenes en las cuencas de los mares Negro, Caspio y Aral, su expansión por Europa se produjo desde una población procedente del Danubio (en los tiempos de los romanos) y en España, durante la dinastía de los Habsburgo.
«La más abundante»
«Hoy es, sin duda, la especie más abundante del Pisuerga por la ciudad», dice Valdivieso, quien acota que, especialmente, son los ejemplares de entre 500 y mil gramos. «Lo primero que se pesca son las carpas. Pero son también las primeras que se sacian y, cuando vamos veinte o treinta personas a pescar, al principio salen muchas y luego ya desciende el número». Por eso, explica el delegado de pesca, en la mayor parte de los torneos deportivos los premios no son para quien pesca la carpa, sino para quien, con más paciencia, se hace con el barbo.
La carpa es muy fértil, omnívora (se alimenta de restos vegetales, insectos, crustáceos alevines de otros peces) y su comportamiento habitual contribuye a modificar el ecosistema de un río como el Pisuerga. «Suele remover el fondo, lo que enturbia mucho el agua. Libera nutrientes, sobre todo nitrógeno y fósforo, y hace que entre menos luz, se pierda la cadena trófica (menos algas, estratos verdes) y esto tiene efectos nocivos para otras especies», explica García. Además, al levantar las raíces y destruir la vegetación sumergida, perjudica a otros animales que la necesitan.
Y junto a la carpa, otros: lucios, luciopercas, alburnos… siluro. «Cada vez vemos más y de mayor tamaño. Y como empiecen a conquistar el río, lo tenemos claro», advierten desde la Delegación de Pesca, convencidos de que la introducción de esta especie invasora solo contribuye a empeorar el ecosistema y «complicarlo todo». De gran tamaño (suele alcanzar los 2,5 metros de longitud y más de cien kilos de peso), tiene sus orígenes en el Este de Europa, Asia Central y Asia Menor. En España se introdujo en 1974 en la Cuenca del Ebro (en el embalse de Mequinenza) como «especie objeto de pesca» y esta expansión artificial supone «una grave irresponsabilidad que inexplicablemente no fue atajada a tiempo declarando a la especie como no pescable en España».
¿Por qué esta amenaza? Pues porque «por sus hábitos depredadores y de gran tamaño constituye un serio peligro para la poblaciones de especies autóctonas y otros vertebrados», recoge el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.
Pero no es necesario que el pez sea gigantesco para trastocar un ecosistema. Ahí están, por ejemplo, las gambusias, unos peces muy pequeñitos (de entre 3 y 3,5 centimetros), originarios de Norteamérica y que se introdujeron en España en 1921 para combatir el paludismo, ya que comen mosquitos. Pero también depredan ejemplares alevines de otros peces, lo que aquí influye por ejemplo en la comunidad de las crías de barbo. «Parecen inofensivas, pero son muy pesadas, insistentes», dice García. Además, soportan bien la contaminación (incluso en pequeñas lagunas con vertidos de aguas residuales).
Otra especie exótica que se ha adueñado del Pisuerga pucelano es el alburno (introducida ilegalmente en España en 1992, en el Ebro, para la pesca deportiva). «Son superprolíficos. Hay poblaciones ingentes, muchos ejemplares, porque crían mucho», apunta García. O el 'black bass', también llamada perca negra o americana. O el lucio, la lucioperca, el carpín dorado, el percasol… Todas ellas, especies invasoras presentes en Valladolid y que han trastocado el fondo de sus aguas.
«El Pisuerga actual no es el que se ha conocido durante millones de años. Lo hemos cambiado nosotros. Desde el punto de vista de un biólogo, de un naturalista, produce tristeza ver que el ecosistema esté tan tocado. Y el problema es que los ecosistemas fluviales son muy difícil de recuperar. Son puzzles muy bien engrasados y cuando se introduce una pieza nueva, todo el equilibrio se trastoca», indica García.
Desde la Federación de Pesca también alertan de estos problemas que ocasionan las especies invasoras. El colectivo celebra este fin de semana su campeonato con motivo de las fiestas de la Virgen de San Lorenzo y recuerdan cómo las riberas del río suelen ser espacios habituales para los aficionados a la pesca. Eso sí, tienen dificultades, vinculadas sobre todo con los accesos. «El principal problema del tramo urbano es la ausencia de aparcamientos. Solemos llevar un montón de bártulos y muchas veces es más fácil salir a pescar fuera de la ciudad», resume Valdivieso.
La CHD detecta hasta veinte especies animales invasoras en la cuenca del Duero
El cangrejo rojo y señal, el visón americano, la almeja asiática o el galápago de Florida. Son algunas de las veinte especies exóticas invasoras detectadas en la cuenca del Duero, donde «la invasión de la flora y la fauna alóctona continúa creciendo», según han explicado desde la Confederación Hidrográfica del Duero. La CHD acaba de elaborar un informe en el que, después de analizar 320 emplazamientos de 130 ríos y arroyos y de otras masas de agua de recorrido lento, contempla la presencia de 108 especies invasoras de flora y veinte de fauna en la cuenca del Duero. Los trabajos de campo detectaron alguna exótica de fauna en el 56,7% de los tramos fluviales analizados. En el caso concreto de los peces, considera como «las más preocupantes» el pez gato y la carpa. «Destaca la importancia del ser humano en la introducción de estas especies en el medio fluvial, en muchos casos de forma intencionada». Respecto a la flora (con «al menos 108 especies exóticas invasoras») destaca su «mayor diversidad en zonas cercanas a los grandes núcleos de población, como Zamora, Valladolid, León y Palencia, ya que la degradación del medio es alta y las especies exóticas colonizan nichos de forma más eficiente».
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