¿Quiénes son hoy los condes, duques y marqueses vinculados con Valladolid?
La Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España tiene localizados más de veinte títulos nobiliarios vinculados con la provincia, desde el ducado de Medina de Rioseco al marquesado de Villanueva de Duero
«A finales del siglo XIX, mi quinto abuelo vendió casi todas las propiedades de la familia en Valladolid. Entre ellas, la Real Casa y Bosque de la Quemada, cerca de Olivares de Duero», cuenta Ignacio de Colmenares y Brunet, conde de Polentinos y, además, marqués de Olivares, un reconocimiento que hunde sus raíces en el año 1680, cuando el rey Carlos II concedió esta gracia a Ambrosio de Onís y Coutiño, ministro del Consejo de Hacienda, regidor perpetuo de Valladolid y tesorero de la Real Casa de la Moneda de esta ciudad. El título -uno de los más de veinte que están vinculados con territorio vallisoletano- pasó después a manos de su hijo Diego Ventura de Onís, cuyos descendientes «emparentaron con familias nobles y siguieron asimilados a los oficios de la Corte», como subraya la biografía familiar en la Real Academia de la Historia. A principios del siglo XIX, el apellido Colmenares entró en acción. Y de ahí, hasta el actual marqués.
«Conozco bien la historia de la creación del mayorazgo (luego marquesado de Olivares) y he estudiado la biografía de don Ventura de Onís, su primer titular, así como las de sus padres y abuelos. La casa que tuvieron nuestros antepasados en la villa de Olivares es propiedad hoy de una de las bodegas de la familia Moro [Renacimiento], lo que supone un honor para nosotros», asegura por correo electrónico Ignacio de Colmenares y Brunet, presidente y consejero delegado de ENCE Energía y Celulosa. «Admiro la iglesia de Olivares y su magnífico retablo, pero no visito a menudo esa parte de Castilla», reconoce quien desde el 2 de julio de 2024 es marqués de Olivares, título que recibió de su padre, Ignacio de Colmenares y Gómez-Acebo.
Así consta en la documentación histórica que custodia la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España y Títulos del Reino, una entidad «encargada de la representación y gobierno de la nobleza titulada en nuestro país». Reconocida como de «interés público», su labor está «vinculada a los procesos de sucesión y rehabilitación de las dignidades nobiliarias». Y ha adquirido todavía más realce después de que el rey Felipe VI concediera, por primera vez durante su reinado, varios títulos nobiliarios. El artículo 62.f de la Constitución atribuye al rey la facultad de «conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes».
El Ministerio de la Presidencia recuerda que estos títulos «están fuera del comercio de los hombres y no pueden ser objeto de transacción mercantil». Si quedan vacantee «y no se ejercitan durante un tiempo las acciones encaminadas a su adquisición o transmisión», revierten a la Corona. Así, desde el mes pasado, el listado ha crecido con los nombres, entre otros, del tenista Rafa Nadal como Marqués de Llevant de Mallorca; la nadadora Teresa Perales, como Marquesa de Perales; la cantante Luz Casal, como Marquesa de Luz y Paz. O el bioquímico Carlos López Otín, como Marqués de Castillo de Lerés. Se suman a las cerca de 2.200 personas que cuentan en España con alguno de los 2.672 títulos existentes, según las cifras de la Diputación de la Grandeza. Y no todos, claro, son tan famosos como Nadal o Luz Casal. De hecho, si se busca en Internet el nombre de muchos condes y marqueses, es habitual encontrarse con la callada por respuesta. Discreción absoluta. Poca información sobre ellos. También sobre los que tienen vinculación con Valladolid.
¿Quiénes son hoy los duques, condes y marqueses con títulos de raíces vallisoletanas en su haber? La Diputación de la Grandeza no establece una clasificación por provincias, pero si se rastrea en sus archivos pueden encontrarse varios reconocimientos que enlazan directamente con Valladolid.
Grandes de España
Uno de los más antiguos y destacados, creado el 22 de abril de 1538 y con reconocimiento de grandeza de España «desde tiempo inmemorial», es el ducado de Medina de Rioseco, concedido por primera vez por Carlos I a Fernando Enríquez y Velasco, almirante de Castilla e integrante de uno de los linajes castellanos más importantes.
En la actualidad, la vigésimo primera duquesa de Medina de Rioseco es María de la Asunción (Assumpta) Latorre y Téllez-Girón, hija menor de Ángela María Téllez-Girón (anterior duquesa de Osuna) y de José María de Latorre y Montalvo. «Por la Casa de Osuna se juntaron varios títulos inmemoriales, entre los que está el Ducado de Medina de Rioseco. Mamá repartió una de esas casas a cada uno de sus hijos. A mí me tocó la de los almirantes de Castilla, uno de los más bonitos de España», decía la duquesa en una entrevista publicada por la revista 'Escaparate' en el año 2020. En ese artículo, explicaba que tener este título «es una responsabilidad y un orgullo grandísimo. Si no te comportas de una determinada manera, estás manchando toda una estirpe», aseguraba quien se definía como «una señora sevillana a la que le encanta su tierra, Andalucía, el Rocío y que es campera por encima de todo».
También tiene el reconocimiento de Grandeza de España el marquesado de Villanueva de Duero, título nobiliario que el rey Felipe V otorgó por primera vez el 20 de julio de 1740 a favor de Pedro José de Rojas y Contreras, caballero de la Orden de Calatrava, quien fue alguacil mayor de Tordesillas, notario mayor del reino de Granada y regidor de Toledo. Sería Carlos IV quien en 1790 decidió unir a este título la Grandeza de España, con Francisco Javier de Rojas y Hierro como tercer marqués. En la actualidad, y desde la cesión que recibió de su abuelo en mayo del año 2000, el titular es Fernando Ramírez de Haro y Aguirre (nacido en 1976), hijo mayor de Fernando Ramírez de Haro (conde de Bornos) y de la política del PP Esperanza Aguirre.
El tercer título con raíz vallisoletana y Grandeza de España es el ducado de Arión, que el rey Felipe V concedió el 20 de septiembre de 1528 a Baltasar de Zúñiga y Guzmán, virrey de Navarra, de Cerdeña y de Nueva España, además de Presidente del Consejo de Indias. Desde octubre del año 2014 el duque de Arión es Joaquín Fernández de Córdova y Hohnelohe-Langenburg, nacido en 1961, según su perfil profesional residente en Palm Beach (Florida) y director internacional de negocio de Diatoms, una empresa financiera de tecnología e infraestructuras.
Y hay un cuarto, el marquesado de Castromonte, que Felipe IV concedió en 1663 a Francisco de Baeza y Lara, caballero de la Orden de Santiago, y que Carlos II enriqueció con la grandeza el 3 de marzo de 1698. Este título está en manos de Inés Ruiz de Arana Marone desde 2006, también marquesa de Brenes, quien trabaja en la plataforma de intermediación de fondos Allfunds.
De los Reyes Católicos a Felipe II
Pero hay más. Los Reyes Católicos crearon en el año 1494 el condado de Melgar, que otorgaron a Fadrique Enríquez, un convencido isabelino, almirante de Castilla, señor de Medina de Rioseco, Rueda y Villada. El conde de Melgar es hoy José Manuel Melgarejo y Ariel-Quiroga. El más antiguo es el condado de Mayorga, que hunde sus raíces en 1381, cuando el rey Juan I de Castilla honró a Pedro de Lara, tataranieto de Alfonso X El Sabio. Sin embargo, a su muerte, el título regresó a la Corona. Años después, en 1435, Juan II de Castilla honró con este reconocimiento a Juan Alonso Pimentel y Enríquez, señor de Mayorga. Desde el 3 de octubre de 1979 está en posesión de Álvaro Queipo de Llano Cortés.
También raíces en el siglo XV tiene el condado de Urueña, que Alonso Téllez-Girón, maestre de la Orden de Calatrava, recibió de Enrique IV en 1464. Apenas pudo disfrutar del título durante tres años, ya que Téllez-Girón falleció, a la edad de 16, en 1467. La condesa de Urueña es hoy Ángela María de Ulloa y Solís-Beaumont, quien además es duquesa de Gandía y marquesa de Peñafiel. Este marquesado fue creado en 1568 por el rey Felipe II para reconocer a Juan Téllez-Girón y Guzmán, segundo duque de Osuna y sexto conde de Urueña.
También Felipe II creó el condado de Fuensaldaña, que el 13 de enero de 1584 estrenó Juan Pérez de Vivero y Mercado, caballero de la Orden de Santiago, quien lo recibió por los servicios prestados en Flandes y como embajador en Francia. El conde de Fuensaldaña es (desde el 28 de noviembre de 1994) una de las grandes figuras nobiliarias del país: Juan Miguel 'Ioannes' Osorio y Bertrán de Lis (Madrid, 1958), cuatro veces grande de España, duque de Alburquerque, empresario, entrenador de caballos y exmarido de Blanca Suelves.
Otra de las grandes figuras aristocráticas del país tiene título vinculado con Valladolid. Es el marqués de Valdunquillo, un reconocimiento creado en 1623 por Felipe IV (para Francisca Osorio de Valdés y Acevedo, casada entonces con Pedro de Guzmán, caballero de Santiago) y que hoy engorda el listado de reconocimientos de Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo (que acapara más de treinta, el más importante el de duque de Alba).
Los títulos de Felipe IV
Felipe IV fue el monarca que más regó de títulos las tierras vallisoletanas, ya que además de este marquesado de Vadunquillo y del de Castromonte, creó los de Fuente el Sol (1642) y el de Vega de Boecillo (1663). El primero fue en primer término para Juan Bautista de Bracamonte, mayordomo de la reina, y desde 1954 lo ostenta José María de la Figuera y López, ingeniero naval que ha llevado el nombre de la localidad vallisoletana a la importante yeguada que gestiona. El segundo, el marquesado de la Vega de Boecillo, es portado en la actualidad por Esteban Crespí de Valldaura y Cardenal.
En línea cronológica, el rey Carlos II creó después, en 1693, el marquesado de Villabrágima, que en 2022 recibió Álvaro de Figueroa y Zapatería. Y en este caso la peripecia es interesante. Primero, porque pasaron más de dos siglos hasta que hubo un segundo marqués de Villabrágima (el primero murió sin ceder título a sus parientes cercanos). El rey Alfonso XIII recuperó el título en 1914. Pero este volvió a caducar en 2012. «Se considera que un título está caducado cuando han transcurrido cinco años desde la muerte del último titular y nadie lo ha solicitado, pero se puede recuperar si hay relación de parentesco y se reúnen una serie de méritos», explican desde el Consejo de la Grandeza. Entre esos títulos recuperados en 2022 estaba el de este marquesado de Villabrágima.
Carlos II también estableció (en 1693) el marquesado de Fuentehoyuelo, que llegó a Francisco Cabeza de Vaca y Quiñones, ministro del Consejo de Hacienda y corregidor de Segovia, Burgos y Córdoba. La titular es Ana María de Silva y Mora (nacida en 1951).
Hay tres títulos más con conexión vallisoletana. Está el marquesado de la Casa Villavicencio que Felipe V concedió en 1712 a esta familia andaluza que poesía un importante señorío en tierras vallisoletanas (Villavicencio), de donde procedía su apellido. También el vizcondado de Nava del Rey, que Alfonso XII instituyó en 1875 para Federico Viesca de la Sierra, desde 1970 en posesión de Mariano Vilallonga y Martínez de Campos. Y el marquesado de Siete Iglesias, que Alfonso XIII aprobó en 1918 (recuperando así el reconocimiento que Felipe III ideó en 1614) para Antonio de Vargas-Zúñiga y Montero de Espinosa. Desde 2007 está en el currículo de José Antonio Vargas-Zúñiga Corsini. De la mayoría de estos nombres, apenas se sabe nada pues no hay ni rastro de ellos en Internet.
Por último, el Consejo de la Grandeza tiene constancia de dos títulos que ya no están en vigor. Así, el condado del Castillo de la Mota, que Francisco Franco creó en 1960 para Pilar Primo de Rivera (jefa de la sección femenina de Falange), fue suprimido con la Ley de Memoria Democrática. Y ha caducado (desde 1955) el marquesado de Tiedra, creado en 1924 por Alfonso XIII para honrar a Ángel Alonso Herrera, fundador de la Sociedad Castellana de Beneficencia de La Habana.
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