Los museos de Valladolid también dan la batalla este verano frente al calor
Desde la conservación preventiva al refugio climático, las salas buscan proteger el patrimonio y a la ciudadanía
Con la ola de calor puede darse la tentación de que quien no quiera consumir en una terraza busque pasar un tiempo fresco y cultural ... al amparo de un museo o una sala de exposiciones. Muchos de estos recintos aplican protocolos y medidas de toda índole, llegando incluso a cerrar sus accesos, en aras de preservar las obras de arte expuestas, pero también de proteger a la ciudadanía
Es el caso de la sala San Ambrosio del Museo de Arte Africano Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid, que desde la última semana no permite la entrada a los visitantes: «Al estar ubicada en la entreplanta, recibe antes la incidencia del sol, lo que dificulta mantener estables los niveles de temperatura y humedad, especialmente con techos altos», explica Oliva Cachafeiro, directora del museo. «Nuestros aparatos, hoy por hoy, tampoco son suficiente, así que hemos decidido cerrar para tener este espacio lo más aislado posible y asegurarnos que los cambios de clima no afecten a las piezas, a las personas visitantes ni, claro, al personal trabajador», agrega.
El protocolo que se aplica, conocido como «conservación preventiva», tiene lugar durante todo el año para garantizar el buen estado de conservación de las piezas, pero las altas temperaturas recientes han obligado a este museo a que dicho control sea cada vez más exhaustivo: «Lo habitual es que esté a la entrada y a la salida, pero hemos llegado a situaciones donde los auxiliares de sala nos reportaban a cada hora», apunta Cachafeiro.
Estos controles de humedad y temperatura no son capricho particular de una sala, ni siquiera de una directriz local o autonómica, sino de varias normativas estatales, emanadas del Ministerio de Cultura, y aplicadas a museos, bibliotecas, archivos, monumentos y edificios históricos desde noviembre de 2009: «Para las fluctuaciones estacionales a lo largo del ciclo anual, el sistema debe garantizar un control de la humedad relativa suficiente para que […] la temperatura no descienda de los 17ºC o supere los 27ºC en las salas de exhibición», rezan estas normas de conservación preventiva, en sintonía también con la normativa europea sobre las condiciones ambientales en los lugares de trabajo.
«Desde los centros se busca siempre la conservación preventiva para evitar daños antes de que se produzcan», recalca Cachafeiro;«y sabemos que, aunque puede ser una molestia para quienes vienen de fuera, es importante tomar medidas por el bien de todas las personas y por el patrimonio en general». Con todo, la directora señala que todos los visitantes que se han quedado sin la experiencia completa del museo «entienden perfectamente la situación y apoyan que se vele por las piezas», y asegura un notable retorno entre aquellos que ya viven en la ciudad: «Además, a partir de la semana que viene se ampliarán los horarios de visita, y el resto de salas, palacio y patio seguirán abiertos con normalidad», agrega. Todo, mientras el tiempo lo permita.
Refugios climáticos
Por su parte, la Casa Museo Zorrilla cuenta en su entrada con un cartel de aviso a sus visitantes; donde explica que debido a las altas temperaturas la instalación «se reserva el derecho de cancelación del acceso al museo hasta que vea que la temperatura es adecuada para garantizar una visita, cómoda, agradable y segura al espacio». Desde la gerencia de la Fundación Municipal de Cultura han declinado hacer comentarios sobre protocolos específicos al respecto, si bien todo apunta a que el personal de la Casa, cuyas características piezas y conservación no permiten la apertura de ventanas ni ventilación artificial en el piso de arriba del domicilio de poeta, mantiene directrices análogas a lo que marcan la normativa, la prudencia y el sentido común para cuidar tanto el patrimonio a su cargo como a la ciudadanía visitante.
En otras salas municipales de exposición, además de horarios que dejan fuera los momentos más calurosos del día o las visitas guiadas a las ocho de la tarde, la propia piedra del edificio histórico genera ya un ecosistema aislante con respecto al calor, que propicia diferencias de temperatura notables y agradables con respecto al feroz clima externo. Sucede en la sala municipal de exposiciones de San Benito, donde tanto en la oficina de turismo como, muy especialmente, en la actual exposición 'Arqueología en Valladolid' (subterránea y en la ubicación de las antiguas bodegas del monasterio) es palpable el paréntesis para el bochorno que brinda el espacio.
«Somos como un refugio climático», ríe Isabel, encargada de la sala de exposiciones de Las Francesas, que cita a su jefa por el acondicionamiento de estos espacios con respecto al calor del exterior. La iglesia de este convento del siglo XV alberga una exposición sobre Art-Decó, y si sus pétreos bloques pueden ser desafiantes en invierno, suponen un respiro de alivio en estos tórridos días de verano.
Por otro lado, la sala municipal de exposiciones del Museo de La Pasión acoge una muestra en el centenario de Capuletti y cuenta con acondicionamiento artificial, tanto en su planta superior como en la planta baja, mediante un sistema de aire a los pies de sus paredes. La Casa Revilla, por su parte, sí que mantiene un cierre de preparación de una nueva exposición, que se podrá ver a partir del 20 de agosto.
Desde el área de comunicación del Museo de la Ciencia se ha manifestado que las instalaciones de la avenida de Salamanca no han experimentado cierres ni fluctuaciones en sus horarios estos días por el calor. Por su parte, ni el Museo de Valladolid ni la Casa Museo Cervantes, ambas de titularidad dependiente del Ministerio de Cultura, acreditan tampoco haberse visto obligados al cierre o modificación de sus horarios, según declaraciones expresas a este medio.
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