Muere Ana Fernández Sancho, vallisoletana referente en inclusión y discapacidad
Maestra de pedagogía inclusiva, proclamaba: «convivo con una discapacidad física que no me define, sino que me impulsa a superar desafíos»
El Norte
Valladolid
Miércoles, 8 de octubre 2025, 09:49
Ana Fernández Sancho (Valladolid, 1987) nació para superar barreras y animar al resto a hacerlo. Desde su silla de ruedas, junto al respirador que utilizaba las 24 horas del día (padecía distrofia muscular congénita y tenía una discapacidad del 92%), esta Premio Nacional de la Juventud 2016 en la modalidad de Igualdad gracias a una memoria de sus logros presentada desde Aspaym Castilla y León, se convirtió en una figura referente en el mundo de la inclusión y los derechos de las personas con discapacidad. El pasado domingo falleció a los 38 años Ana Fernández Sancho, luchadora que a lo largo de su vida se ganó el cariño, la admiración y la gratitud de muchas personas para las que su coraje y la determinación para afrontar adversidades fue un ejemplo.
«En un entorno adaptado, nadie estaría discapacitado», comentaba en una entrevista en este diario el año que fue distinguida con el Premio Nacional de la Juventud. Formada en Magisterio de Educación Especial y Psicopedagogía, se preparó unas oposiciones de la Junta de Castilla y León para trabajar de profesora consiguiendo sacarlas en tan solo nueve meses. Así comenzaría a pisar las aulas en 2011 como maestra inclusiva en educación especial en colegios e institutos públicos. «Mi motor y objetivo se centra en trabajar por y para la inclusión, la cual defiendo en lo profesional y también en lo personal», proclamaba desde su blog personal caminoderechoalainclusion, un espacio de recursos y reflexiones sobre la inclusión educativa.
De 2018 a 2022 desarrolló su trabajo en el Equipo de Orientación Educativa y Multiprofesional para la Equidad Educativa de Castilla y León (CREECYL). Y en 2020 empezó a colaborar con Aula Desigual como asesora y formadora. Ella misma comentaba en su blog cómo en 2022 decidió crearlo «para que me sirva de altavoz en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad, así como de plataforma de difusión educativa inclusiva».
De maestra, trabajó principalmente con niños con discapacidad, lo que no le impidió asumir nuevos retos como impartir clases de refuerzo en lengua y matemáticas en el CEIP Miguel Hernández a alumnos que tenían una situación complicada. «Son niños que necesitan ayuda, igual que las personas que tenemos discapacidad, pero por otras razones», solía explicar al tiempo que hacía valer su determinación: «Estoy sola con los niños toda la mañana, no necesito a nadie más».
Junto a su familia y las de otros cuatro pequeños con discapacidad impulsaron el grupo infantil y juvenil de ASPAYM Castilla y León. Aficionada al dibujo y la pintura, Ana solía valerse del óleo para plasmar en sus cuadros llenos de color tanta creatividad como espíritu vitalista desplegó a lo largo de su existencia.