Obituario
La motorista fallecida en la VA-30: «Trabajadora, risueña y siempre atenta a todos»Natalia Molina, de 44 años, se dirigía a trabajar a la fábrica de Montaje de Renault cuando un choque por alcance con un turismo terminó con su vida
Natalia Molina salió el miércoles de su casa de Arroyo con el tiempo suficiente para llegar al trabajo tranquilamente, para ir sin prisa en el ... trayecto y para poder saludar y echar una parlada breve con los compañeros del otro turno, tomar un café y ponerse manos a la obra en su puesto de la fábrica Renault donde esta semana le tocaba el turno de tarde. Era una chica más que puntual, pero lamentablemente los planes de Natalia no llegaron a destino, pues apenas había comenzado el trayecto que hacía a diario hacia el trabajo, un accidente de tráfico en la VA-30, a la altura del kilómetro 20 se cruzó en su camino poco antes de la una y cuarto del mediodía. El choque por alcance con otro vehículo que le costó la vida cuando circulaba con su moto hacia la fábrica de Montaje, donde llevaba años trabajando.
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Con la muerte de esta vecina de Arroyo, se elevan a siete las víctimas mortales en lo que va de año en las carretera de Valladolid, un balance nada esperanzador pues supera en una a los fallecidos en siniestros viales en la provincia que se registraron en el mismo periodo del año pasado.
Natalia ya no dará más el relevo a ningún compañero del área de pintura, que se ha quedado «helado» al conocer la noticia y desde donde la recuerdan como era. «Siempre atenta a todo el mundo, dispuesta a alegrarte el día con cualquier tontería y a subirte el ánimo con un beso», coinciden las compañeras de turno de Natalia, «la pelirroja» como muchos la llamaban.
Estudió en el Instituto Galileo y desde muy joven demostró que era una muy buena trabajadora siempre dispuesta y disponible, tanto en el despacho de abogados donde hacía labores de administrativo en Madrid hace años como en la fábrica de Renault, donde hace algo más de siete años encontró su sitio, trabajo que durante un tiempo compaginaba con labores de camarera algunos fines de semana en pequeño hotel de Valladolid.
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Aficionada desde hace años al pádel y fiel fan de Alejandro Sanz, amaba los planes sencillos en familia y ese ratito que sacaba para quedar con los amigos. Tristemente se ha ido dejando marido y una hija pequeña que tratan de encontrar consuelo y, sin duda, una sensación de vacío tremendo en las personas que la conocían y que compartieron momentos con ella, con una persona que conservaba la ilusión de niña y que siempre estaba de broma, que generaba energía positiva en los demás, 'persona vitamina' lo llaman ahora.
«Era muy cariñosa y muy risueña y nos va a costar superar el golpe», comentan los compañeros de trabajo que durante años han compartido turno, almuerzo y momentos con ella en una fábrica que hoy se ha encontrado «con un ambiente raro», más silencioso porque allí ya no se escuchará más su peculiar forma de reír y con una cadena triste porque 'la pelirroja' no va a volver a dar el relevo a nadie con su sonrisa y su andar alegre que contagiaba al resto.
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El velatorio tiene lugar en el Tanatorio San José de Valladolid.
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