Los minicoches que rugen con el piloto a distancia en Valladolid

«Nos juntábamos los domingos en el aparcamiento, colocábamos unos neumáticos para señalar el circuito y para guiar los coches nos subíamos a un andamio que nos guardaban en el hipermercado», rememora. Después se mudaron a Cabezón, pero la construccion de una carretera les obligó a buscar nuevo emplazamiento. Ahora tienen una doble pista detrás de Hipercor (en Arroyo).Cuentan con un recorrido de asfalto, para las pruebas de velocidad (hasta 90 kilómetros por hora), y una todoterreno, para la competición de saltos.

Todos los fines de semana, decenas de personas se reúnen para competir y entrenar con unos vehículos a escala (1:8 y 1:10) que cada conductor tunea a voluntad. «El chasis es siempre el mismo, pero luego cada uno puede personalizar la carrocería con pintura o pegatinas».

Rafael ha elegido para sus vehículos (tiene 14) los colores blanco y amarillo. En la competición de estos coches dirigidos a distancia no solo es importante la figura del piloto, sino también la del mecánico, ya que a mitad de carrera hay que llenar el depósito (varias veces) y cambiar las ruedas, lo que hace que la estrategia juegue un papel fundamental.

«Lo mejor del club son las relaciones de amistad que se crean.Y también de compañerismo entre padres e hijos. Eso sí, necesitamos más gente joven. Con los videojuegos, cada vez hay menos chicos que salgan a la calle a jugar con coches como estos».